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Es sabido que la ‘policrisis’ (como se refieren a los diferentes fenómenos que impactan el planeta) del mundo tiene un colectivo especialmente vulnerable ante su impacto: los niños y niñas. El año 2022 comenzó, según UNICEF, con 274 millones de infantes en situación de riesgo, desplazados a la fuerza o sin acceso a una alimentación básica. Y 2023 no augura mejores datos.

Cerca de 400 millones de niños viven en zonas de conflictos armados, y hasta 1.000 millones habitan en países de extrema vulnerabilidad ante los efectos del cambio climático. En este contexto,  se hace más urgente la labor de organizaciones como Compassion. La entidad llegó a España en 2007 y en la actualidad apadrina a 6.000 niños. “Ese mismo año mi esposo y yo conocimos la organización. Poco tiempo después, tuvimos la oportunidad de visitar uno de sus centros en India, y desde ese momento nos enamoramos de la misión, de los niños y de ver a la iglesia en acción”, explica Laia Gállego, coordinadora de la zona Noreste de Compassion España, a Líderes Empresariales.

La principal herramienta de la entidad es el apadrinamiento y el enfoque es servir “mano a mano con las iglesias locales, liberando a niños que viven en extrema pobreza en el nombre de Jesús”. “Trabajamos en el desarrollo integral de los niños, e intervenimos a través del apadrinamiento a distancia para liberarlos de la pobreza económica, física, social y espiritual. Proveemos los recursos necesarios y esperanza para llegar a ser adultos responsables y realizados, poniendo en práctica el amor, los principios y los valores cristianos”, dice Gállego.

Alcance a diversos países del planeta

La situación actual plantea grandes desafíos en el desarrollo de la acción. “Tras décadas de avance en la lucha contra la pobreza y el hambre, el número de personas en vulnerabilidad ha vuelto a aumentar. Hoy en día estamos viviendo una crisis alimentaria global sin precedentes. Los diferentes conflictos internacionales, el cambio climático, el aumento en los precios y los efectos de la pandemia han provocado una gran escasez de alimentos”, afirma Gállego.

“Estamos viviendo una crisis alimentaria global sin precedentes”

El enfoque principal, no obstante, sigue siendo la protección de la infancia a través de centros de asistencia coordinados juntamente con la iglesia local. “Los centros Compassion, junto con las iglesias locales, sirven a los niños que viven en extrema pobreza. Cuando los niños y sus familias llegan a uno de nuestros centros, nuestros colaboradores locales los asisten y hacen una evaluación de su condición física y emocional para así proveer los cuidados necesarios”, explica Laia Gállego.

Entre los países en los que se trabaja directamente por medio de este mecanismo están Etiopía, Kenia, Burkina Faso, Haití y Sri Lanka. También se sigue de cerca la situación en Myanmar, Colombia, Honduras y Guatemala.

Origen en la Guerra de Corea

Compassion se fundó en 1952 por Everett Swanson “ante la terrible e inhumana situación en la que vivían los niños huérfanos de Corea del Sur”. Swanson, dice Gállego, “empezó ayudando a 35 niños huérfanos, levantando una red de apoyo entre cristianos comprometidos en uno de sus viajes a Estados Unidos”. “Desde entonces, Dios ha tocado los corazones de muchas personas comprometidas y ha permitido que Compassion continúe creciendo para ayudar a más niños. En la actualidad, somos una organización internacional, presente en 27 países, sirviendo a más de dos millones de niños que viven en extrema pobreza en Asia, África y América Latina”, añade.

“En la actualidad, somos una organización internacional, presente en 27 países, sirviendo a más de dos millones de niños”

En este sentido, Gállego, explica que una parte importante del trabajo pasa por seguir organizando presentaciones en iglesias para compartir el ministerio y ampliar los apoyos. Pero no se limitan únicamente a las comunidades eclesiales. “Nos gustaría involucrar y animar a las empresas en la posibilidad de apoyar a Compassion. Estamos preparando algunos encuentros en los que poder dar a conocer nuestro trabajo y misión”, remarca.

Existen varias maneras de colaborar con Compassion. La principal, dice Gállego, es el apadrinamiento a distancia. “En nuestra web podéis encontrar más información de los niños en espera”, subraya.

También se puede ayudar por medio de donativos destinados a los distintos fondos con los que cuenta la entidad. “Cada persona, iglesia, entidad o empresa puede donar al fondo con el que se sienta más identificado; además, todos los donativos son desgravables en la declaración de la renta tanto de persona física como jurídica”, señala Gállego. “Compassion es el canal por el que se envía esta ayuda, y así se garantiza una transparencia e integridad financiera, que están sujetas a controles externos”, añade.

Otra opción es el tiempo y la disponibilidad. Desde Compassion también piden ayuda en estas áreas, creando oportunidades para presentar el proyecto y, así, “continuar proclamando la realidad de estos niños, ya sea en iglesias, empresas, eventos, actos, conciertos, redes sociales o cualquier otro espacio”.