Cuando los planes se vienen abajo

Dónde ponemos la confianza es algo fundamental.

04 DE SEPTIEMBRE DE 2025
09:45 CEST
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Foto de Ahmed Hasan en Unsplash

“No confiéis en los poderosos,

en quienes son incapaces de salvar.

Expiran y vuelven a la tierra,

ese día sucumben sus proyectos”.

 

El compositor del Salmo 146, en el versículo 4, nos pide que no confiemos en una persona poderosa porque un día volverá al polvo. Literalmente está diciendo que, con su muerte, también terminarán todos los planes que hizo, todos sus objetivos, todo lo que había proyectado alcanzar e incluso todo lo que ganó.

Un buen amigo mío, cirujano, muchas veces tenía que operar a personas que estaban en sus últimos momentos y no sabían si saldrían adelante en la operación de corazón. Siempre le preguntaban, incluso personas no creyentes o ateas: “¿No hay nada más? ¿Es esto todo?”.

Cuando confiamos en nuestros planes, en lo que tenemos o en nuestras posesiones, nos frustramos porque tarde o temprano todo se va a terminar. Cuando confiamos en nuestro Dios, sabemos que las cosas no se acaban. Por eso merece la pena —mejor dicho, es la mejor decisión que podemos tomar— confiar en el Señor ahora, desde este mismo momento, en todas las cosas y en todas las situaciones. Porque sabemos que confiando en Él tenemos una vida que no termina.

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