Sigue vivo el avivamiento

Las iglesias siguen creciendo, pero se dan cuenta que necesitan responder a un mundo muy diferente al que dio vida a su movmiento.

11 DE AGOSTO DE 2018 · 21:35

,

En 1909 comenzó un avivamiento con manifestaciones pentecostales en Valparaíso, Chile. De ese mover nacieron varios movimientos pentecostales que marcaron el protestantismo chileno durante el siglo 20.

Estas iglesias nacieron entre las clases populares, particularmente entre la gente que se estaba mudando a las ciudades por causa de los cambios que estaban ocurriendo en la economía nacional.

Las personas que vivieron ese avivamiento encontraron una relación con Dios que les dio liberación de vidas quebrantadas y esperanza hacia el futuro. Los pobres y marginalizados se dieron cuenta que Dios también podía trabajar entre la gente con poca educación.

Vivían al margen de la sociedad, pero en sus iglesias tenían lugares de valor. Allí Dios sanaba, liberaba y levantaba a personas que fueron agentes de cambio en su mundo.

El resultado fueron vidas transformadas, familias fortalecidas, niños educados, estabilidad económica y posibilidades para el futuro.

A través de los años estas iglesias y movimientos han crecido y también se han dividido. Hoy hay muchas iglesias y movimientos que son descendientes directos o indirectos del avivamientos de 1909.

Sus iglesias y sus líderes han jugado papeles claves en el protestantismo chileno y fueron protagonistas en la promulgación de la libertad de culto en ese país.

Durante el mes de Julio mi esposa y yo tuvimos el privilegio de caminar con uno de esos movimientos, la Iglesia Pentecostal Apostólica (nacida en 1937). Lo que vivimos fue una denominación viva, iglesias crecientes y líderes con un fuerte sentir de misión.

Como muchos de los movimientos que salieron del avivamiento de 1909 la IPA se desarrolló de forma autónoma. Casi todos sus líderes nacieron dentro del movimiento y sus esfuerzos de misión siempre han sido sostenidos por ellos mismos.

Su creciente visión se ha extendido más allá de sus fronteras nacionales y ahora tienen iglesias en en varios países sudamericanos y hasta una congregación en España.

Ellos están entusiasmados con lo que Dios sigue haciendo en su medio. Pero también saben que el mundo en que ministran está cambiando. Por un lado, las mismas iglesias están cambiando.

Los nietos de los fundadores pobres ahora son universitarios y personas de clase media. Las iglesias siguen trabajando entre los pobres, pero también están ministrando en otros estratos sociales.

Las iglesias pentecostales marginalizadas de otra generación ahora tienen voz en la Oficina Nacional de Asuntos Religiosos.

Pero Chile también está cambiando. El país está lidiando con los mismos debates sociales que se están viendo en otros países de la región. Muchos de los jóvenes cuestionan el valor de la fe.

Las migraciones están cambiando la cara del país. Las iglesias siguen creciendo, pero se dan cuenta que necesitan responder a un mundo muy diferente al que dio vida a su movmiento.

Y se dan cuenta que todos los movimientos que salieron de Valparaíso también se encuentran en una situación similar.

Su sentir de que el Espíritu Santo sigue obrando es fuerte. Ven los retos y se dan cuenta que necesitan nuevas herramientas para responder a la cambiante realidad. Pero ven hacia el futuro con la confianza de que Dios sigue por delante.

Les enfrentan nuevas realidades, pero también está claro que creen en el Dios que se movió en 1909 y que se sigue moviendo hoy.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Caminando con el pueblo - Sigue vivo el avivamiento