William y Catherine Booth, pasión y entrega al límite
Tenemos un Dios de milagros, que actúa a través de hombres y mujeres como nosotros, si realmente nuestra entrega y pasión por Él son fuertes y verdaderas.
11 DE FEBRERO DE 2018 · 09:25
“Dios ama con gran amor al hombre, cuyo corazón revienta de pasión por lo Imposible” William Booth
Hace ya unos cuantos años, nos invitaron a tres mujeres de Galicia para predicar en un encuentro femenino de unas mil mujeres en Barcelona. Nos dieron tres temas para que cada una eligiera el que más le gustara. Lo cierto es que no recuerdo ya el de mis dos amigas y compañeras. La verdad es que cuando nos mostraron el papel con los temas, inmediatamente salto como centelleando a mis ojos el tema que inmediatamente elegí, “Pasión por Dios”. Todas se echaron a reír… ¡Lo sabíamos, te va como anillo al dedo! Y disfrutamos de unas buenas y sanas risas, me conocen bien,y saben como soy, no puedo hacer nada sin ponerle toda la pasión del mundo, y cuando se trata de servir al Señor, no concibo el ser de otra manera. Frases como decir que estoy cada día más enamorada de mi Señor, les suenan a algunos como raras, o incluso irreverentes. Pero os aseguro que es la más profunda verdad, y no puedo concebir el servicio a mi Maestro sin estar lleno del más profundo apasionamiento. ¿No lo asegura la Palabra en 1ª Cor. 13? Podemos hacer todo lo más excelente del mundo, si va sin amor, simplemente será como metal que resuena y címbalo que retiñe. La garra, la fuerza y la pasión, sólo pueden venir de un corazón lleno del Espíritu Santo hasta rebosar, es absolutamente inevitable y le pido al Señor que nunca me falte esa pasión, le ruego acabar mi carrera con gozo.
Hoy me gustaría repasar con vosotros la vida de un precioso matrimonio, William y Catherine Booth, su pasión y su entrega llegó hasta los límites más profundos. Allí montaba tanto Isabel como Fernando, él escribió la preciosa frase que os puse al principio, y ella era un auténtico huracán. En una ocasión mando un carro de caballos con la bandera inglesa hasta la reina victoria. En aquel entonces, las mujeres no podían hablar en público, ella lo hizo y desde un púlpito. ¡Eso es pasión a lo grande!
¡Gloria al Señor!
William Booth, fundador y primer general del Ejército de Salvación, nació cerca de la ciudad inglesa de Nottingham, el 10 de abril de 1829. Tras experimentar un profundo nuevo nacimiento. Hacia 1844, se comprometió como pastor metodista, para más tarde iniciarse como misionero independiente.
En 1865 comenzó, junto a su esposa Catherine, un movimiento misionero en el East End de Londres, la zona socialmente más deprimida de la ciudad. El gran éxito de su trabajo para el Señor entre los más necesitados, empujó sus actividades más allá de los barrios pobres de Londres, hasta transformarlo en el enormemente reconocido Ejército de Salvación (The Salvation Army) a partir de 1878.
Al momento de su muerte, el 20 de agosto de 1912, su movimiento se propagaba con fuerza, incluso más allá de las fronteras del Imperio Británico.
Catherine Booth (17 de enero de 1829 – 4 de octubre de 1890) fundadora del Ejército de Salvación junto a su marido William Booth, nació en el condado de Derbyshire, Inglaterra, en la familia formada por John Mumford y Sarah Milward, quienes tuvieron otros cuatro hijos. Su padre era un modesto constructor de carros, y su madre una cristiana muy fiel.
Desde temprana edad, Catherine se mostró como una muchacha seria, entregada al Señor y sensible. Tuvo una rigurosa educación cristiana, a los 5 años ya leía en voz alta la Biblia para su madre, y antes de cumplir los 12 años, la había leído completa unas ocho veces. A los 14 años, una enfermedad en la columna la obligó a dejar la escuela y pasar muchos meses postrada.
Más tarde, sus inquietudes por Dios la llevaron a experimentar un renacer espiritual, y se afilió a una Iglesia Metodista, sus inquietudes sociales la hicieron comprometerse también con la “Band of Hope”, una sociedad de temperancia para niños y adolescentes de la clase obrera fundada en 1847, que hacían votos de abstinencia total y hacían propaganda en contra de las bebidas alcohólicas; desde allí, Catherine también fue activista del “Temperance Movement”, escribiendo cartas sobre el problema a numerosos periódicos y autoridades.
Conoció a William Booth cuando este llegó a predicar a su iglesia, estaba aprendiendo a ser predicador de la Nueva Conexión Metodista; en 1852 se hicieron muy amigos y congeniaron de inmediato.
Tras tres años de amistad, contrajeron matrimonio el 16 de junio de 1855. Tuvieron ocho hijos, una numerosa familia, toda ella dedicada, desde la infancia, al trabajo evangelístico.
Catherine tuvo también tiempo para comenzar a ser más activa en el trabajo de iglesia, mientras William era pastor en Brighouse. Ella sintió un llamado irresistible a invitar a la gente común a la iglesia, inició para ello un activo ministerio de visitación casa por casa, especialmente a familias con problemas de alcoholismo. También participó de modo muy activo en reuniones para niños y adolescentes. Sin embargo, era un tanto tímida para hablar a público adulto, además en aquella época, era prácticamente inusual que una mujer tuviese oportunidad de hablar en público, y menos en la iglesia; sin embargo, Catherine estaba convencida de que las mujeres cristianas no solo tenían el derecho de predicar, sino también la obligación.
El hogar de William y Catherine ardía continuamente en el Espíritu Santo, funcionando como un campamento de entrenamiento de soldados de Cristo.
William y Catherine eran personas apasionadas, anhelando que se levantasen muchos hogares cristianos. Todo su ministerio y vida estuvo motivada por la misma pasión. Era algo fundamental en sus corazones y lo enseñaron a sus hijos, quienes, luego se levantaron y lo enseñaron a los suyos; para que la otra generación pudiese conocer las grandes obras de Dios. ¡Hagamos su ejemplo, que Dios nos dé una pasión encendida!
¿Vives Apasionado? Pasión, emoción intensa que engloba el entusiasmo o deseo por algo.
Cada vez que veas un letrero del Ejército de Salvación, recuerda que un hombre y una mujer normales y corrientes, pero con pasión intensa por Cristo, tales como nuestros protagonistas preciosos de hoy, pueden ver realizados los sueños de Dios por más inverosímiles que parezcan. Tenemos un Dios de milagros, que actúa a través de hombres y mujeres como nosotros, si realmente nuestra entrega y pasión por Él son fuertes y verdaderas.
Os dejo con una preciosa canción que compuso una chiquilla de unos 15 años, Jazz Jacobs, “Yo quiero enamorarme más de ti”. Yo estaba aquella noche entre aquella multitud, jamás podré olvidarlo, y le pido a mi Señor que sea una tremenda realidad en mi vida hasta llegar a Su presencia.
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