No se trata de velocidad, sino de perseverancia: cómo evitar el síndrome de burnout
Si Dios te ha llamado, Dios te capacita también con sabiduría para saber medir el tiempo y gestionar las situaciones.
17 DE JUNIO DE 2023 · 23:00

En el anterior capítulo de esta entrega se habló sobre la importancia de medir el tiempo. Pero esto no es solo para medir el tiempo día a día, también, a medio y largo plazo. Cuando uno llega al campo de trabajo y comienza con la plantación de iglesias, quizás va tan motivado, le pone tantas ganas, que sin una buena planificación de actividades puede morir en el intento. Obviamente, no debemos ser cuadriculados, como ya he dicho en otras ocasiones, a la hora hacer la agenda, pue siempre dependemos de Dios y lo que nos tenga preparado. Pero dicho esto quiero hablaros hoy de algo que hay que evitar, es el enemigo de todo plantador, pastor y bueno, también de cualquiera que realiza una profesión, pero este enemigo ha afectado en numerosas ocasiones a misioneros y pastores. Hablo del síndrome de burnout o síndrome del trabajador quemado.
¿Qué es el síndrome de burnout?
Como no soy especialista en medicina ni psicología, me voy a limitar a describirlo tal como hacen los que saben, aunque sí hablaré de este síndrome desde una manera experiencial desde la parte ministerial. Según la descripción que hace una conocida clínica española en su web, este síndrome es así:
El síndrome de burnout o "síndrome del trabajador quemado" hace referencia a la cronificación del estrés laboral. Este se manifiesta a través de un estado de agotamiento físico y mental que se prolonga en el tiempo y llega a alterar la personalidad y autoestima del trabajador. Es un proceso en el que progresivamente el trabajador sufre una pérdida del interés por sus tareas y va desarrollando una reacción psicológica negativa hacia su ocupación laboral.1
La misma clínica habla de sus síntomas que son los siguientes: 1. Agotamiento físico y mental generalizado; 2. Despersonalización y cinismo; 3. Descenso de la productividad laboral y desmotivación. Pues bien, todo esto te puede llevar a una depresión severa que te hará ser una «estatua de sal» viviente incapaz de cumplir con la misión que Dios te ha encomendado.
¿Cómo me puedo volver incapaz si Dios me he llamado y Él es quien me capacita?
Ciertamente, uno puede pensar: si Dios me ha llamado Él me capacitará, por lo tanto, ¡No hay tiempo que perder! ¡No puedo parar!. Yo te diría —¡Cuidado! —, cuidado, pues ciertamente, si Dios te ha llamado, Dios te capacita también con sabiduría para saber medir el tiempo y gestionar las situaciones. Si tu ministerio se basa es continua actividad sin descanso, sin una planificación que también te haga descansar, es muy probable que estés tocando la puerta del síndrome.
Debemos ser más como gatos que como perros, ¿qué quiero decir con esto? Ser buenos administradores, tal como dije en el capítulo anterior. Yo tenía un perro y tengo ahora un gato. A la hora de darles de comer, puedo dejar al perro el saco de comida cerca, que se lo comerá todo como si no hubiera un mañana. Así existen personas en el ministerio hoy que acabarán agotadas. Por otro lado, al gato, en este caso, una gata, puedo viajar unos días, dejar la la comida y el agua para todos esos días y ella mismo administrarse a tal punto que cuando llego aún le queda un poquito de comida. No pretendo hacer un debate sobre qué animal es mejor, ni tampoco menospreciar al perro, los dos tienen sus cosas buenas y sus menos buenas. Pero, lo que quiero decir es que de mi gata, aunque parezca raro, aprendí también que administrar todo lo que Dios me da es importante, también el tiempo. Seguramente que la gata pasó horas durmiendo, paseando por el patio, jugando, cazando, pero sabía que no podía terminar de una con ese plato de abundante comida.
Pues es así en esta tarea, puedes llegar al campo misionero y sentirte joven, con muchas fuerzas, ganas, y con mucho trabajo por delante, la tentación es querer meter el turbo y tener cuanto antes resultados, pero esto no es así. Debes saber que Dios te da el tiempo para que lo administres y no caigas en este síndrome que puede poner en peligro tu vida, tu familia y ministerio.
También necesitamos vacaciones, escapadas y descanso
Una de las formas de evitar este síndrome es la planificación de descaso. En el anterior capítulo ya toqué el tema de la planificación diaria, es decir, a corto plazo. En este capítulo hablamos de una planificación anual, más a largo plazo. Cuando cojas tu agenda en enero y empieces a planificar, no olvides de también apuntar las escapadas en familia y las vacaciones. Los obreros no sólo somos dignos del salario (1 Timoteo 5:18), también de vacaciones y descanso.
Hay quien piensa que el plantador/pastor no trabaja, por lo tanto, no necesita vacaciones, que las cosas del Reino no pueden parar. Tranquilo, Dios seguirá obrando, extendiendo su Reino, mientras tú estás de vacaciones. Hay una frase célebre que atribuyen a Lutero, aunque yo en lo personal no lo tengo claro que sea dicha por Lutero, que decía: «Y mientras yo dormía o bebía la cerveza de Wittenberg junto a mis amigos Philip y Amsdorf, la palabra debilitaba al papado de forma tan grandiosa que ningún príncipe o emperador consiguió causarle tantas derrotas. Yo no hice nada, la Palabra lo hizo todo.» Lo que quiero decir, que aunque uno está al frente de una empresa, y tan grande como la de plantar una iglesia, debe también descansar, y este descanso hacerlo también en el Señor, que es un verdadero ejercicio de fe.
En la realización de tu agenda anual, ya en enero o antes, marca como mínimo una escapada en familia y/o con tu esposa cada 3 meses, donde puedas descansar y desconectar por unos tres, cuatro o cinco días. Señala también alguna semana o semanas en verano para disfrutar de las vacaciones estivales, de igual modo en navidades, aprovecha y viaja con la familia, siempre que el servicio religioso te lo permita. Pero creo que en el comienzo de la plantación no tendrás problema con esto. También, aprovecha los festivos no religiosos, como la fiesta nacional, el día del trabajador, u otros en tu contexto, fiestas locales, regionales, para salir, aunque sea uno o dos días fuera a disfrutar con tu familia. Esto te ayudará bastante a la hora de recargar energías.
Abro mi corazón
El año pasado viví un episodio muy cercano a este síndrome, cercano a la depresión que me hizo cambiar mis hábitos y forma de llevar el ministerio. No hacía nada de las recomendaciones que he mencionado anteriormente, y en mí caso, estaba trabajando mucho, en medio también de otras tareas académicas como la que es un trabajo fin de máster, que mientras escribo estas líneas sigo teniendo entre manos, pero que hoy aprendí a llevar la carga mejor.
Sobre junio y julio del año pasado (2022), me sentía cansado, cargado, desanimado, aunque siempre el Señor en su misericordia me usó con los demás, la profesión iba por dentro. Esa fecha es cuando más calor hace en España junto con agosto, y me encontraba desanimado sin muchas fuerzas y algo depresivo. Sentía soledad, incluso cuando estaba con mi esposa, sentía frustración, aunque sucedieran cosas maravillosas. Yo no di mucha importancia, lo achacaba a algo momentáneo, pero fue a raíz de un libro que leí en esas noches, que hizo que se me prendieran todas las alarmas. Se trata del libro escrito por Cristopher Ash, publicado por Andamio, de su serie Ágora, llamado «Pasión sin agotamiento», es un libro que desde ya recomiendo para poder medir tu estado y poner líneas rojas. Hay que tener mucho cuidado con este problema del síndrome de Burnout, hay que tomárselo muy enserio.
Gracias a la mejor planificación del tiempo, a lo que aprendí en mi experiencia y al consejo que buenos amigos pastores, he podido remediar que cayera en un abismo mayor, en el cual otros colegas, infelizmente, están hoy. Si esta es tu situación, te animo a que hagas una mejor planificación, que desconectes, que descanses, no esperes que sea demasiado tarde.
Lo mencionado en el título, nuestro ministerio no se trata de una cerrera de velocidad, sino de perseverancia y para perseverar hay a veces que parar o bajar la intensidad, con tal de ser de bendición a otros y vivamos una vida que glorifique a Dios. Dios te quiere contento y animado y tu familia también.
1 Síntomas del síndrome de burnout, ¿cómo identificarlo? (Quirón Prevención 24 de julio del 2018).
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Libreta de un plantador rural - No se trata de velocidad, sino de perseverancia: cómo evitar el síndrome de burnout