“Somos trapecistas con red: caminamos en equilibrio sabiendo que, si caemos, Dios nos sostiene”

Miguel Ángel Fernández y su esposa Pura fundaron Iberpós a mediados de los 80. Tras una amplia experiencia, Miguel explica la visión vital y ética que han aplicado en el mundo de los negocios.

VIGO
11 DE ENERO DE 2023
18:30 CET
Miguel Ángel Fernández y Pura Aguayo.,
Miguel Ángel Fernández y Pura Aguayo.

Tiempo de lectura: 11 minutos

Miguel Ángel Fernández es Product Manager de Laboratorios Iberpós, la empresa que junto a su esposa Pura fundaron en el año 1985. Tras casi treinta años de experiencia en los que no han faltado altibajos, afronta la etapa de madurez en su carrera laboral con los pies asentados en la tierra.

La empresa que fundaron en Vigo (Pontevedra) se dedica a producir y distribuir productos farmacéuticos, sanitarios y cosméticos, con marcas propias y distribución de terceros. Iberpós se define como “un laboratorio de referencia en el sector farmacéutico, sanitario, y del bienestar” aplicando “nuestra ética y nuestros valores (…) con el objetivo de ayudar a avanzar hacia un mundo mejor”. La ética cristiana, explica Miguel Ángel Fernández en esta entrevista, les ha llevado a “perder” oportunidades, pero también les ha fortalecido ante sus clientes. Estos principios y valores no son distintos de los que han querido aplicar en otros ámbitos de su vida, viviendo un cristianismo integral.

 

Pregunta. ¿Cómo comenzó y se desarrolló vuestro negocio?

Respuesta. Mi mujer Pura y yo comenzamos en el 83. Yo había comenzado antes vendiendo para otros laboratorios, pero a partir de ese momento vimos la oportunidad de comprar y vender nosotros directamente. En aquellos años era más fácil comenzar, vimos la oportunidad y nos lanzamos. Sin embargo, tampoco eran tiempos fáciles: a los dos años vivimos una primera ruina. Nos arruinamos por un producto que compramos y no salió bién. Perdimos 60 millones de pesetas que no teníamos, pero el banco nos apoyó, así como nuestras familias. Gracias a eso pudimos salir y resurgir.

En los 90 también pasamos otra crisis. Luego, en el 2005, adquirimos la fábrica de apósitos, y empezamos a hacer marcas propias, tanto con apósitos como complementos de manicura.

“Somos trapecistas con red: caminamos en equilibrio sabiendo que, si caemos, Dios nos sostiene”

Iberpós tiene su sede en Vigo, Pontevedra./Iberpos

En 2008 tuvimos otra crisis fuerte. Estábamos unas 23 personas entonces, porque teníamos a los vendedores como empleados, pero por la crisis se complicó mucho la venta. Sufrimos mucho, bajó mucho la facturación, y pasamos a ser unos once que estamos en plantilla, y aparte, hay otra decena de vendedores que son autónomos.

Lo último fue el Covid, que en este caso nos movimos rápido. Pudimos distribuir los productos Covid -mascarillas, geles, etc- y aunque no había un gran margen, nos ayudó a salir al paso.

En estos momentos estamos luchando, y permanecemos.

 

P. En estos casi 40 años habéis vivido todo tipo de situaciones. Imagino que esta experiencia os hace tener los pies en el suelo.

“Si hemos subsistido, es gracias a los valores que aplicamos”

R. Sí, si hemos subsistido, es gracias a los valores. De cada dos éxitos, tenemos ocho o diez fracasos. Es muy difícil acertar con el producto, con el proceso… Somos “trapecistas con red”. La plataforma de mercado es el trapecio, donde tenemos que hacer nuestras acrobacias como empresarios o autónomos, pero tenemos la ventaja, como creyentes, de que siempre tenemos la red debajo. Cuando hay problemas, cuando viene el fracaso, tenemos la certeza de que Dios está a nuestro lado protegiéndonos, y así tenemos la confianza de que no todo está perdido.

 

P. ¿Cómo se transmite esta confianza en Dios a vuestra filosofía de negocio?

R. Cuando comenzamos con la empresa, Dios hizo algo importante en nuestras vidas. Entendimos que la ética cristiana nos impedía facturar en negro, lo que nos hizo perder clientes y proveedores. Pero a la larga, la honestidad en la venta, la verdad de cara a los empleados, lo que ha hecho es que confíen en nosotros. Los clientes entendieron que si teníamos estos valores no tenían que preocuparse por ser engañados, ni en el producto ni en el precio.

Siempre hemos ido con la verdad por delante, y esto es lo que nos ha ayudado a permanecer hasta ahora. Tanto el producto como la empresa tiene un testimonio de 40 años y nadie puede decir que haya sido engañado por nosotros. Eso, en un mercado muy cerrado, nos ha ayudado mucho. Tenemos vendedores creyentes y no creyentes, y también hacia ellos siempre ha sido un testimonio para ellos.

“Somos trapecistas con red: caminamos en equilibrio sabiendo que, si caemos, Dios nos sostiene”

Oficinas, nave y entorno de trabajo de Iberpós./Iberpos

P. ¿Habéis enfrentado muchas veces esa posibilidad de “hacer trampa” para conseguir un beneficio rápido?

“Aunque perdimos beneficios, quedamos satisfechos con nuestro testimonio”

R. Recuerdo que cuando lo estábamos pasando mal, nos vino la posibilidad de tener un producto que se vendía muy bien. Pero el proveedor quería que comprásemos en negro. Él nos mandaba el producto sin factura, y nosotros le pagábamos con factura, incluyendo los impuestos, hasta que dejó de trabajar con nosotros. Recuerdo que fue un palo para nosotros porque económicamente salíamos perdiendo, pero quedamos satisfechos de que dimos un buen testimonio de que va antes la ética cristiana que el beneficio sin ética.

 

P. Sois un matrimonio dedicado al negocio, y sin embargo, no habéis dejado de lado vuestro compromiso con la iglesia o la familia. ¿Es posible compaginar estas áreas?

R. Es cierto que al estar ambos en el mismo negocio, no podemos separarlo del resto del tiempo de nuestras vidas, y terminas hablando de la empresa también en casa, con los hijos, con los familiares… Pero siempre lo hemos llevado muy bien. Siempre digo que llevamos el doble de tiempo de casados que el resto de matrimonios, porque pasamos todo el día juntos, incluso en el trabajo. La ventaja es que al ser autónomos hemos podido tener cierta flexibilidad de horarios para atender bien a nuestra familia o la iglesia.

 

P. Como familia, ¿habéis sido capaces de compatibilizar vuestro tiempo laboral con la iglesia?

“Trabajamos muy duro, siempre poniendo a Dios en primer lugar”

R. Siempre procuramos dedicar el tiempo de fin de semana a la familia y para nosotros siempre fue fundamental ir a la iglesia, estar comprometidos con ello, colaborando en lo que la iglesia necesitara. Eso unió a la familia, porque la iglesia es lo que identifica al creyente. Quisimos inculcar esto a nuestros hijos, que aunque trabajamos muy duro, siempre ponemos a Dios en el primer lugar, y que Dios está presente en cada área de nuestra vida. Eso los niños lo absorbieron y damos gracias a Dios que ahora mismo todos nuestros hijos están en la iglesia e involucrados en el servicio a Dios, es una satisfacción muy grande para nosotros.

 

P. ¿Es el ámbito laboral un espacio adecuado para compartir sobre la fe?

“En este mundo, sin un testimonio coherente, las palabras no sirven”

R. Es difícil, porque cuando vas a vender o comprar, la gente se centra en ello. Pero nosotros siempre hemos usado estrategias. En las cartas, siempre hemos firmado con un “Que Dios te bendiga”, lo que nos ha permitido hablar sobre lo que creemos. Hemos puesto versículos en la entrada o salida de la empresa, de forma que quien nos visitara podía verlos también y nos ha dado pie a compartir. Pero todo esto lo hemos acompañado del testimonio, porque sin eso, no importaría demasiado lo que dijéramos o cualquier estrategia. Queremos que Dios sea glorificado en nuestro trabajo, y mucha gente ha conocido al Señor a través de nuestro testimonio en la empresa.

 

P. ¿Has encontrado a personas que pudieran acompañarte, como empresario cristiano, en estos años? ¿Crees que vale la pena generar y participar de iniciativas que lo hagan?

R. Sin duda, es importante animarnos y encontrar espacios donde compartir. A nivel nacional hemos compartido con varios grupos de empresarios cristianos. También hemos participado con los Gedeones, repartiendo Biblias. Y hoy en día, con lo difícil que está el mercado laboral, me parece muy importante que se lleven adelante iniciativas de unidad y apoyo.

“Somos trapecistas con red: caminamos en equilibrio sabiendo que, si caemos, Dios nos sostiene”

“En este mundo de la venta, de los negocios, me lo he pasado muy bien”, dice Miguel Ángel Fernández.

P. ¿Dejarías algún otro consejo?

R. Un consejo sería a los empresarios veteranos. Ya tengo 62 años y veo que se va terminando mi etapa, diría que es importante ahorrar y tener prudencia en los últimos años para que sean algo más tranquilos. Nosotros no lo hicimos así, nos hemos metido en una inversión grande hace poco. Pero creemos que en estas edades sería mejor estar más tranquilos.

Otro consejo que daría es que, a quien tenga inquietud de comenzar un negocio, que lo haga. Nosotros lo hemos pasado muy bien, amo el negocio y el mercado laboral, la venta. Por eso siempre animaré a otros a abrir negocio, siempre desde una base responsable y sostenible. No es fácil, pero hace mucha falta.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - La entrevista - “Somos trapecistas con red: caminamos en equilibrio sabiendo que, si caemos, Dios nos sostiene”