Razones que se desprenden de los deseos de las familias cristianas (3)
Los cristianos no deben retirarse voluntariamente de estas esferas que Dios les ha confiado, y no deben avergonzarse de trabajar por la fundación de escuelas cristianas y en apoyar a maestros y profesores cristianos que trabajan en colegios públicos.
09 DE JULIO DE 2023 · 09:00
En esta serie sobre EL CRISTIANO Y LA POLÍTICA vamos a ofrecer desde la palabra de Dios algo más de 30 razones que justifican y exigen el compromiso social y político del cristiano en el mundo.
En el primer artículo vimos las primeras 12 razones, a las que luego agregamos otras tres la pasada semana. Hoy, añadimos razones que tienen que ver con la familia y la educación.
16. Quien educa niños realiza el trabajo más importante dentro de la política social, ya que instruye a personas para toda la vida en los valores básicos y les enseña cómo deben relacionarse las personas.
La familia es creación divina para llevar a cabo la educación de los niños y asegurar esta tarea, a fin de que las jóvenes generaciones puedan aprender del ejemplo de sus mayores cómo se pueden aplicar las normas bíblicas para el bienestar de una sociedad. ¿Dónde, si no, deberán aprender las personas a respetar y ser considerado con los demás, a no ser envidiosos, a ayudar a los débiles o a alabar si no es en el hogar? Precisamente por esto es que los cristianos no deben retirarse voluntariamente de estas esferas que Dios les ha confiado, y no deben avergonzarse de trabajar por la fundación de escuelas cristianas y en apoyar a maestros y profesores cristianos que trabajan en colegios públicos y se esfuerzan activamente en forjar una “política de educación” que tenga en cuenta los parámetros bíblicos. En este sentido la ERE constituye en España un instrumento de inestimable valor.
17. Para que existan familias intactas y familias con una impronta cristiana, es necesario que los cristianos trabajen para que sea respetado y mantenido el espacio que el estado y la sociedad confieren a las familias.
Quien esté a favor de la familia, tiene que estar dispuesto a trabajar en la sociedad, puesto que, en gran medida, depende de esta sociedad lo que pueda y deba ser esta familia. La destrucción de la familia parte de causas y fuerzas sociales y solo puede ser revertida si las familias, en interés de su propio bienestar, inciden con acciones y políticas concretas en esa misma sociedad. El intento de parte de los antiguos estados comunistas por destruir el concepto de familia cristiana habla por sí mismo.
Hoy la familia está siendo desprovista y aleccionada en sus funciones básicas. Tan solo le han quedado algunos fragmentos de sus tareas fundamentales en la constitución de la economía y el mundo laboral, de la cultura y del bienestar social. La separación de puesto de trabajo y familia, el escaso apoyo a las familias con hijos menores de edad, o la separación de los enfermos, ancianos y minusválidos son solo unos aspectos que socaban la tarea propia de la familia. Solo un resurgimiento de los valores cristianos en nuestra sociedad pueden conducirnos a un florecimiento de la vida familiar y de las responsabilidades familiares.
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