Melinda Rankin: precursora del protestantismo mexicano (I)

Su caso es singular entre los misioneros que llegaron a México en el siglo XIX. Lo es porque como mujer fue prácticamente la única que se aventuró a traspasar ella sola la frontera para difundir un mensaje religioso distinto al del contexto dominante en el país, el católico romano."/>

Melinda Rankin

Melinda Rankin: precursora del protestantismo mexicano (I)

Su caso es singular entre los misioneros que llegaron a México en el siglo XIX. Lo es porque como mujer fue prácticamente la única que se aventuró a traspasar ella sola la frontera para difundir un mensaje religioso distinto al del contexto dominante en el país, el católico romano.

29 DE AGOSTO DE 2009 · 22:00

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Melinda Rankín trabaja dos décadas entre los mexicanos, y sus observaciones acerca del país en el que incursiona para expandir el cristianismo evangélico merecen figurar en los testimonios de extranjeros sobre las condiciones de la nación mexicana en una centuria, la del XIX, en la que se fue construyendo el perfil de la nación independiente. Si no se quiere darle importancia a su labor misionera, de todas maneras los historiadores decimonónicos dedicados a recoger cómo percibieron los extranjeros a México deberían incluir la descripción de Rankin por los datos que aporta y el particular horizonte desde donde observa a la sociedad en que incursiona.(1) La principal obra de Melinda Rankin, Veinte años entre los mexicanos, data de 1875, y la traducción al castellano es publicada por la editorial presbiteriana El Faro en 1958. Cincuenta años después de haber sido traducido a nuestra lengua el libro, sale a la luz una mejor
 
traducción(2), realizada por David Toscana,
con introducción y comentarios histórico críticos de Miguel Ángel González Quiroga (Universidad Autónoma de Nuevo León) y Timothy Paul Bowman (Southern Methodist University). Por el lado de sus abuelos paternos Melinda Rankin tiene ascendencia escocesa.(3) Del matrimonio formado por James Rankin y Margaret Wetherspoon nace David, quien contrae matrimonio con Persis Daniel en 1808. El 21 de marzo de 1811 nace Melinda Rankin, que se cría en Nueva Inglaterra. Educada con un fuerte sentido religioso evangélico, Melinda siente la necesidad de ir a otras partes del territorio estadounidense como maestra e iniciadora de centros escolares. Esto le prepara de tal manera que años después usaría su experiencia de cruzar fronteras internas en su propio país para ir más allá, a una tierra con otro trasfondo sociorreligioso, cultural y lingüistico. Es importante situar a Melinda Rankin en el contexto religioso que la formó. Entre 1790 y 1830 tiene lugar en Estados Unidos el llamado Segundo Gran Despertar.(4) En realidad se trataba de una serie de avivamientos en el seno de las iglesias protestantes de tendencia evangélica. En ellos se enfatizaba la conversión personal y un seguimiento ético de las enseñanzas del Nuevo Testamento. Miguel Ángel González y Timothy Bowman resumen bien el ethos del Segundo Gran Despertar:
Apasionados predicadores itinerantes recorrieron el territorio organizando grandes reuniones al aire libre donde las masas acudían a escuchar el mensaje de salvación cristiana y para arrepentirse ostensiblemente de sus costumbres pecadoras. Estos avivamientos reflejaron y contribuyeron a un renovado interés por el cristianismo. Algunos historiadores han argumentado que los participantes del Segundo Gran Despertar mostraban una conciencia general del igualitarismo democrático. En vez de apoyarse principalmente en una elite clerical educada para la instrucción de asuntos espirituales, estos participantes se unieron al “evangelismo plebeyo” que se había convertido “en la forma predominante del cristianismo [protestante/evangélico] norteamericano”.(5)
Con el Segundo Gran Despertar se levantaron vocaciones misioneras. Diversos personajes y grupos conformaron organizaciones y esfuerzos evangelísticos, con el fin de llevar el conjunto de creencias protestantes/evangélicas a todas partes. De alguna manera contribuye a fortalecer el sentido misionero de personas como Melinda Rankin, además de las meras motivaciones religiosas y espirituales, el triunfalismo de la nueva potencia norteamericana. A éste los especialistas le han denominado Destino Manifiesto, que consiste en la convicción de que América (entendida solamente como los Estados Unidos) tendría un llamado divino para expandirse geográfica, política e ideológicamente a costa de otras naciones. Con todo, es nuestra opinión, derivada de los escritos y la obra realizada por nuestro personaje, que en Melinda Rankin pesan más las motivaciones de fe, su sentido de haber sido llamada a emprender una obra de índole espiritual, y bastante menos las razones ideológicas y políticas. Hacia 1846, y por la información que circula en Estados Unidos por la guerra con México, Rankin se entera del predominio religioso católico romano en nuestro país y la prohibición existente para el establecimiento de otros credos religiosos. Comienza una campaña personal y escribe a varias publicaciones periódicas protestantes, con el fin de llamar la atención de los lectores sobre las condiciones opresivas –sin ambages, así las considera– en que tiene el catolicismo al pueblo mexicano.
1) Entre las compilaciones sobre los viajeros extranjeros que plasmaron sus observaciones del México decimonónico está la de Margo Glantz, Viajes en México: crónicas extranjeras, 2 vols. SEP/80-FCE, México, 680 pp. 2) Desde el título es más fiel al original inglés: Veinte años entre los mexicanos. Relato de una labor misionera, Fondo Editorial de Nuevo León, Monterrey, México, 2008. 3) A partir de aquí seguimos de cerca el valioso trabajo González Quiroga y Bowman, pp. 9-56. 4) El Gran Despertar (el primero) tiene lugar en Nueva Inglaterra, a partir de 1734 y alcanza su pico entre marzo y abril del año siguiente. En el evento tiene un papel preponderante el teólogo y predicador Jonathan Edwards. Para sorpresa de éste, junto con las conversiones masivas se presentan manifestaciones de agudo entusiasmo entre los asistentes a las reuniones. Las experiencias extáticas de los congregantes llevan al teólogo a desarrollar una explicación de las mismas, lo que hace años más tarde y establece una diferencia entre la acción divina y la respuesta humana a ella, que puede ser entendida en términos naturales. Ver Alister E. McGrath, Christianity´s Dangerous Idea. The Protestant Revolution, A history from the Sixteenth Century to the Twenty-First, Harper One, New York, 2007, pp. 155-157. 5) Op. cit., p. 11.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Kairós y Cronos - Melinda Rankin