Lutero, Müntzer y Grebel: conflicto hermenéutico en el siglo XVI (II)

La radicalización de Müntzer iba en ascenso y sin punto de retorno. Su fama trascendió.

07 DE JULIO DE 2024 · 17:00

El castillo de Allstedt. / <a target="_blank" href="https://es.wikipedia.org/wiki/Thomas_M%C3%BCntzer#/media/Archivo:S%C3%BCdharzreise_17_%E2%80%93_Burg_und_Schloss_Allstedt.jpg">Andreas Vogel</a>, Wikimedia Commons.,
El castillo de Allstedt. / Andreas Vogel, Wikimedia Commons.

Acusado de trastocar en Zwickau el orden público, tanto religioso como sociopolítico, Müntzer fue defenestrado y debió salir de la ciudad en abril de 1521. Entonces emprendió camino hacia Praga, para cumplir con la invitación que le hicieron docentes universitarios. El 25 de noviembre de 1521 hace público su Manifiesto de Praga, el documento es “una encendida diatriba contra el clero romano, pero cabe señalar que, de una manera aún más categórica, ataca a los teólogos de Wittenberg, sobre todo a Lutero”.1 Para entonces Lutero estaba concentrado en el Castillo de Wartburgo traduciendo el Nuevo Testamento del griego al sajón/alemán.2 Por Melanchthon supo que los profetas de Zwickau habían incursionado en Wittenberg “proclamando que tenían conexión directa con Dios”.3

Por no encontrar en Praga eco a sus llamados revolucionarios, Müntzer sale en diciembre de 1521. Deambula por el este de Alemania y nuevamente hay rastros de su peregrinaje hacia septiembre de 1522, cuando permanece en Sooden, “una pequeña ciudad de Hessen”.4 El año siguiente, en marzo, “fue elegido pastor de la parroquia de Allstedt (municipio agrícola con poco más de 120 familias, aunque con diferencias sociales bastante notables). Su fama de buen orador trascendió y “unas dos mil personas de fuera de la ciudad acudían a oír sus predicaciones y pudo hablar de treinta unidades listas para matar a los impíos”.5 Rápidamente se ganó la confianza de la población, y se casó con la ex monja Ottilie von Gersen, de familia noble, con la que tuvo un hijo, nacido en 1524, cuyo destino posterior se desconoce completamente”.6

La radicalización de Müntzer iba en ascenso y sin punto de retorno. Su fama trascendió, de tal manera que viajaron a Allstedt el duque Juan y su hijo Juan Federico, con el fin de oírlo predicar. La oportunidad se presentó el 13 de julio de 1524, en la Iglesia de Todos los Santos.7 El predicador basó el sermón en el segundo capítulo de Daniel, del que hizo “una interpretación de la visión [del profeta] sobre el colapso de los imperios mundiales”,8 y advirtiendo que lo mismo sucedería en los días que corrían. Instó a los príncipes a que desecharan a los falsos profetas (Lutero entre ellos), y pusieran su poder político/militar a favor de los desposeídos y el verdadero profeta (Thomas Müntzer mismo). No hacerlo sería desobedecer a Dios y, como resultado, entonces el pueblo tendría el favor del Señor para terminar con el régimen tiránico e instaurar el reino de Dios. Basado primordialmente en textos del Antiguo Testamento, Müntzer demandó de los príncipes acciones purificadoras:

No dejéis vivir a los malhechores, pues un hombre impío no tiene derecho a vivir cuando dificulta la vida de los piadosos. Dios ha ordenado a través de Moisés: “Sois un pueblo santo”. No perdonaréis a los idólatras, y derribaréis sus altares, y quebraréis sus imágenes y sus bosques quemaréis con fuego. La espada os ha sido dada para extirpar a los impíos. Si os rehusáis, os será quitada. Degüéllense sin misericordia los que resisten a la revelación de Dios, como hizo Elías con los sacerdotes de Baal. Ante todo hay que matar a los sacerdotes y monjes que censuran el evangelio. Los impíos no tienen derecho a vivir. Ojalá que vosotros, como Nabucodonosor, designéis un Daniel para que os informe de las directivas del Espíritu.9

Los llamados de Müntzer contra quienes denominaba papistas calaron en algunos habitantes de Allstedt, un grupo incendió la parroquia de Santa María. Martín Lutero hizo llegar una carta a los príncipes de Sajonia, que tituló Contra los espíritus rebeldes. En ella, sin mencionar por nombre a Müntzer, pero con evidente dedicatoria a él, Lutero consideró diabólicas las propuestas del pastor de Allstedt.10

El duque Juan advirtió a Müntzer que dejara sus incendiarias prédicas. El autoproclamado profeta concluyó que los príncipes tenían que ser combatidos con las armas y salió de Allstedt. A mediados de agosto llegó a Mühlhausen, en Turingia, donde estaba en gestación el movimiento protestatario de los campesinos. Él calculó que la rebelión podría tener éxito y de ahí extenderse victoriosamente a otras ciudades y principados. No fue así, por lo que debió abandonar Mühlhausen a finales de septiembre. Müntzer se movió a Núremberg, donde dominaba “una Reforma en sentido luterano con algunos elementos de carácter humanista”.11 Estableció contacto con quien más tarde sería anabautista, Hans Denck, opositor tanto al sistema católico romano como a lo alcanzado en Wittenberg por Lutero.12

Durante su tiempo en Núremberg, Müntzer intensificó su crítica publicando dos tratados zahirientes contra Lutero: Defensa bien fundamentada contra la carne sin espíritu y de vida fácil de Wittenberg, y Manifestación explícita de la falsa fe.13 Como en otros lugares, a causa de sus escritos y predicaciones, Müntzer tuvo que abandonar Núremberg. Anduvo errante y en febrero de 1525 llegó a Mühlhausen, que se hallaba en efervescencia porque los campesinos y sus aliados habían logrado hacerse del gobierno municipal. 

El movimiento de los campesinos se agudizó y expresó sus demandas de forma escrita en doce artículos (escrito entre el 27 de febrero y el 1 de marzo de 1525), cuya fundamentación descansaba en abundantes citas bíblicas.14 La redacción del documento fue obra de Sebastián Lotzer con la ayuda del párroco Christoph Schappeler, ambos residentes en Memmingen, en el ducado de Suabia. Contaron con la aportación teológica del poco más tarde anabautista Baltasar Hubmaier, quien fue bautizado el Domingo de Resurrección (15 de abril) por Wilhelm Reublin, un integrante del círculo de Conrado Grebel.15

La insurrección campesina se diseminó a las regiones de Turingia y Sajonia en los últimos días de abril. El contingente de los rebeldes alcanzó 60 mil alzados. Eran miles, pero desorganizados y faltos de implementos como para resistir la feroz reacción militar de los príncipes y sus tropas. Thomas Müntzer empuñó las armas, creyó firmemente ser la nueva espada de Gedeón, y arengaba con vehemencia al campesinado para luchar contra la nobleza. El 15 de mayo los campesinos cayeron derrotados. A Müntzer le aguardaba un suplicio.

Mientras Grebel y sus aliados confrontan a Zwinglio y las reformas religiosas y sociales que impulsaba en Zúrich, tienen noticias del movimiento de Thomas Müntzer en Alemania. A nombre del grupo Conrado Grebel le escribe unas cartas, en ellas se denota un conocimiento poco profundo de las propuestas de Müntzer, pero, a la vez, las claras creencias de Grebel y sus compañeros de causa.

Antes de comentar las misivas redactadas por el círculo de Conrado Grebel, para comprenderlas mejor, es importante conocer datos acerca del personaje. Nació en 1498, hijo de Jacob Grebel y Dorothea Fries, tuvo un hermano y cuatro hermanas. Los Grebel tenían buena posición económica, ya que el jefe de familia fue magistrado de Groningen y después integrante del Concejo de Zúrich, posiciones que le permitieron sufragarle estudios universitarios a Conrado en Basilea (1514), Viena (1515-junio 1518) y Paris (octubre 1518-junio 1520), estudios que dejó inconclusos. Le quedó una buena educación humanista y buen manejo de griego y hebreo, herramientas que le serían útiles más tarde.16

Al matricularse en la Universidad de Basilea en 1514 para el semestre de invierno, que iniciaba en octubre, Conrado Grebel recibió influencia del humanismo que estaba posicionándose en el centro de estudios, particularmente en la Facultad de Filosofía en la que tendría cursos. Su mentor fue Heinrich Loriti (Glarean), “sobresaliente humanista suizo”.17Dos meses antes que Grebel arribó a Viena Erasmo de Róterdam, y permaneció todo el periodo escolar de invierno. Los estudiantes suizos se reunían alrededor de Glarean, por lo que no se beneficiaron de la docencia de Erasmo.18

Por decisión paterna Conrado fue transferido a la Universidad de Viena, ya que le había conseguido de parte del emperador Maximiliano un estipendio por cuatro años. Durante sus estudios vieneses Conrado fue discípulo estrella de Joachim Vadian (en latín Vadianus), originario de San Gallen.19 En 1514 el emperador Maximiliano I lo distinguió como poeta laureatus del sacro Imperio Romano Germánico. Vadian era destacado profesor y en 1516 fue nombrado deán en la Universidad de Viena. Prosiguió estudios de historia, geografía y medicina. En 1517 obtuvo el grado de doctor en medicina. Regresó a San Gallen, donde en 1519 fue designado médico de la ciudad. Contrajo matrimonio en el verano de 1519 con Martha, hermana de Conrado Grebel.20 Se interesó por el movimiento reformador que tenía lugar en Zúrich bajo el liderazgo de Ulrico Zwinglio y comenzó a estudiar libros de teología. En 1522 tomó partido por la Reforma y llegaría a ser alcalde de San Gallen en 1526, guiando la ciudad hacia el protestantismo.

Gracias a las gestiones de Jacob Grebel, a su hijo le otorgó una beca real Francisco I y para hacerla efectiva en septiembre de 1518 marchó a la Universidad de París, donde inició cursos al mes siguiente. Su maestro en Basilea, Glarean, estaba enseñando en la capital francesa y prosiguió estudios con él. Solamente tres meses después tuvo fuertes altercados con Glarean y se retiró de su círculo. Debió pasar casi un año para que regresara al grupo. Debido a que en julio de 1519 una severa plaga azotó Paris, Grebel y varios de sus amigos salieron de la ciudad por seis meses. Los problemas crecieron porque se involucró en varias riñas estudiantiles, la salud mermó considerablemente y a causa de las noticias recibidas su padre decidió cortarle los fondos. Incluso Vadian cesó de escribirle. Conrado debió regresar a Zúrich, con los estudios truncos y sin grado académico.21

Al retornar a Zúrich, a pesar de todo, Conrado poseía formación humanista, había aprendido latín, griego y, tal vez, hebreo. Entre fines de 1520 y principios de 1521, Grebel se reúne con algunos que habían regresado de estudiar en el extranjero y varios humanistas reunidos alrededor de Ulrico Zwinglio para profundizar en el conocimiento de griego y hebreo. Conrado deja el círculo de estudios en julio, lo hace para dirigirse a Basilea en busca de independencia económica y una actividad que le fuera satisfactoria. Obtiene empleo como corrector de pruebas en la imprenta de Cratender. Solamente permanece en el puesto dos meses y emprende la vuelta a Zúrich.

Se reintegra al colectivo de estudios liderado por Ulrico Zwinglio. El grupo inició estudios de los clásicos griegos, y en noviembre de 1521 comenzó la lectura de Platón. Zwinglio llevó al grupo a que también estudiara porciones bíblicas: “Comenzando con el texto en latín de un pasaje específico de las Escrituras, […] llevaba a sus apasionados estudiantes a un análisis del mismo pasaje en su idioma bíblico. Luego de un estudio adicional y una exégesis en alemán, alguno del grupo impartía un sermón expositivo en el dialecto local”.22

Es necesario un paréntesis para mencionar algunos datos acerca del reformador de Zúrich, Ulrico Zwinglio. Nació en Wildhaus, el primero de enero de 1484, en una familia de buena posición económica. Al cumplir seis años inició su preparación escolar con un tío paterno que era párroco en Weesen. A los diez años fue admitido en la escuela de latín de Basilea, y a los doce continuó la preparación escolar en Berna. De 1498 a 1502 estudió en la Universidad de Viena, en donde obtuvo en 1506 el grado académico de Magister artium. En el mismo año recibió la ordenación sacerdotal.23

En 1513 Zwinglio comenzó a estudiar el Nuevo Testamento en griego. Fungió como predicador del santuario de Einsiedeln en 1516-1518. Fue llamado por autoridades de Zúrich para que tomara el puesto de sacerdote secular en la catedral de la ciudad, inició funciones en enero de 1519. Introdujo cambios en la enseñanza, “para predicar recorriendo en forma progresiva un mismo libro de la Biblia (lectio continua), comenzando por el Evangelio de Mateo y siguiendo con los Hechos de los Apóstoles. […] En todo ello enfatizaba la confianza en Cristo como único mediador”.24 En la segunda mitad de 1519, la peste asoló a Zúrich y Zwinglio estuvo a punto de morir.25

Durante la cuaresma de 1522, el 9 de marzo, Zwinglio y sus discípulos contravinieron en Zúrich la tradicional dieta de la temporada conforme la dictaba el catolicismo romano. El acto sería tomado como un ataque a la tradición y desafío doctrinal a la Iglesia católica romana. Mientras en la imprenta de Christopher Froschauer los empleados del taller preparaban una nueva edición de las cartas del apóstol Pablo para enviarla a la Feria de Fráncfort, llegó la hora de los alimentos y la esposa del propietario sirvió salchichas, que comieron los operarios. 

Zwinglio y el pastor de la Iglesia de San Pedro, Leo Jud, estuvieron presentes en la comida “sacrílega”. Cuando estalló el escándalo, el primero sostuvo que él no había comido de las viandas, aunque no condenaba a quienes decidieron quebrantar la cuaresma.26 El 23 de marzo predicó en favor de quienes habían quebrantado el ayuno, tituló el sermón La libre elección de los alimentos. En abril fue publicada una versión ampliada.27

 

Notas

1 Lluís Duch, Thomas Müntzer: tratados y sermones, Editorial Trotta, Madrid, 2001, p. 31.

2 Roland H. Bainton, “Thomas Muntzer Revolutionary Firebrand of the Reformation”, The Sixteenth Century Journal, vol. 13, no. 2, Summer, 1982, p. 7; Bruce Gordon, “Teaching the Church. Protestant Latin Bibles and Their Readers”, en Jennifer Powell McNutt y David Lauber, The People’s Book. The Reformation and the Bible, InterVarsity Press, Downers Grove, Illinois, 2017p. 17. 

3 Roland H. Bainton, “Thomas Muntzer […]”, opcit., p. 7.

4 Lluís Duch, opcit., p. 32. 

5 Roland H. Bainton, Lutero, p. 294.

6 Lluís Duch, opcit., p. 32.

7 George H. Williams, Fondo de Cultura Económica, México, 1983, p. 75.

8 Hans-Jürgen Goertz, “Karlstadt, Müntzer and the Reformation of the Commoners, 1521-1525”, en John D. Roth y James M. Stayer (editores), A Companion to Anabaptism and Spiritualism, 1521-1700, Brill Academic Publishers, Leiden-Boston, 2007, p. 28.

9 Roland H. Bainton, Lutero, p. 296. Texto completo de “Sermón a los príncipes de Sajonia”, en Thomas Müntzer, tratados y sermones, Editorial Trotta, Madrid, 2001, pp. 93-118.

10 Roland H. Bainton, “Thomas Muntzer […]”, p. 9; Lluís Duch, opcit., p. 37. 

11 Lluís Duch, opcit., p. 39. 

12 C. Arnold Snyder, Anabaptist History and TheologyAn Introduction, tercera reimpresión, Pandora Press, Kitchener, Ontario, 2002, p. 67.

13 Lluís Duch, opcit., p. 39.

14 El documento en Tom Scott y Bob Scribner, The German Peasant´s War. A History in Documents, Humanities Press, New Jersey, 1991, pp. 252-257.

15 C. Arnold Snyder, Anabaptist History and TheologyAn Introduction, p.59.

16 Datos en Hans-Jürgen Goertz, “Conrad Grebel, A Provisional Life”, The Conrad Grebel Review, vol. 17, núm. 3, otoño de 1999, pp. 6-7; y William R. Estep, La historia de los anabaptistas, revolucionarios del siglo XVI, Publicadora Lámpara y Luz, Farmington, New Mexico, 2008, pp. 40-44.

17 Harold S. Bender and Leland D. Harder. "Grebel, Conrad (ca. 1498-1526)." Global Anabaptist Mennonite Encyclopedia Online. 1989. Web. 9 Sep 2017. 

18 Ídem.

19 John L. Ruth, Conrad Grebel, Son of Zurich, Oregon, Wipf & Stock Publishers, 1999, p. 16.

20 Harold S. Bender, Conrad Grebel, c. 1498-1526. The Founder of the Swiss Brethern, The Mennonite Historical Society, Goshen, Indiana, 1950, p. 224.

21 Harold S. Bender y Leland D. Harder, opcit

22 William R. Estep, opcit., p. 45.

23 René Krüger y Daniel Beros (traductores y editores), Ulrico Zuinglio, una antología, La Aurora-ISEDET, Buenos Aires, 2006, pp. 13-14.

24 Ibid., pp. 14-15.

25 Ibid., p. 16; Manuel Gutiérrez Marín (presentación y selección), Zuinglio, antología, Producciones Editoriales del Nordeste, Barcelona, 1973, p. 17.

26 John L. Ruth, opcit., p. 59.

27 Texto en René Krüger y Daniel Beros, opcit., pp. 33-50 y Manuel Gutiérrez Marín, opcit., pp. 79-88.

 

 

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