Protestantismo y formación del Estado en Oaxaca después de la revolución mexicana (2)

En esta ocasión me ocupo de los orígenes del cristianismo evangélico en territorio oaxaqueño y la importancia de prestar atención a las evidencias que señalan esfuerzos endógenos.

10 DE OCTUBRE DE 2020 · 23:50

Oaxaca, México. / Wikipedia,
Oaxaca, México. / Wikipedia

Continuamos comentando la obra de Kathleen M. McIntyre, Protestantism and State Formation in Postrevolutionary Oaxaca (University of New Mexico Press, 2019). En esta ocasión me ocupo de los orígenes del cristianismo evangélico en territorio oaxaqueño y la importancia de prestar atención a las evidencias que señalan esfuerzos endógenos anteriores a la llegada de los misioneros extranjeros.

“El protestantismo en Oaxaca traza sus raíces hacia el más famoso hijo nativo del estado, Benito Juárez. Originalmente de una villa zapoteca de Guelatao en la Sierra Norte, e iletrado y monolingüe hasta que se trasladó a la Ciudad de Oaxaca”, comenta la autora, Juárez escaló de abogado a ser gobernador y, más tarde, presidente de la nación. ¿En qué sentido Benito Juárez tiene relación con el asentamiento del protestantismo en Oaxaca? La tiene porque, firme defensor de la separación Iglesia-Estado, él se involucró con los liberales que dieron la lid por el fin del dominio de la Iglesia católica sobre el Estado mexicano y garantizar legalmente la libertad de creencias. Con las Leyes de Reforma que debilitaron el poder de la institución católica romana, que van de la Ley de Nacionalización de los Bienes Eclesiásticos (12 de junio de 1859), a la Ley sobre la Libertad de Cultos (4 de diciembre de 1860), Juárez hizo posible legalmente la emergencia y práctica pública de creencias religiosas distintas de la tradicionalmente dominante. Garantizar legalmente no debe confundirse con directamente haber iniciado los núcleos protestantes. Éstos tuvieron diversos comienzos, una de cuyas modalidades fue la de los esfuerzos de misioneros extranjeros, pero no la única.

En el volumen que comento es mencionado James Thomson, agente de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera (SBBE) y del sistema de escuelas lancasterianas, quien arribó al país en abril de 1827. La Biblia que distribuyó fue la traducida por el sacerdote católico Felipe Scío de San Miguel, pero la SBBE la imprimió sin libros deuterocanónicos que algunos llaman apócrifos.

Thomson estuvo en Oaxaca del 24 de mayo al 13 de junio e hizo labor de difusión bíblica (Carlos Martínez García, James Thomson: un escocés distribuidor de la Biblia en México, 1827-1830, Maná Museo de la Biblia, 2013, pp. 202-203). Se hospedó en casa de uno de los canónigos de la Catedral y tuvo con él varias conversaciones acerca de la Biblia, Otros clérigos de la ciudad expresaron su contrariedad porque las Escrituras distribuidas por Thomson carecían de notas doctrinales y los apócrifos. Pudo diseminar ejemplares de la Biblia, sobre todo del Nuevo Testamento, tras lo cual emprendió el regreso a la Ciudad de México. ¿Qué efecto tuvieron en quienes los hayan leído los ejemplares distribuidos por Thomson? No lo sabemos, pero como fuere la Biblia quedó en manos de algunos oaxaqueños.

Enrique Marroquín y Alberto Hernández, afirman que “la primera presencia protestante en Oaxaca estuvo a cargo de las iglesias protestantes históricas, cuya actuación se remonta al último tercio del siglo XIX, Destacaron la Iglesia Metodista del Sur, la Iglesia Presbiteriana del Norte y la Iglesia Bautista del Norte. Desde la Ciudad de México, los misioneros bautistas avanzaron hacia Puebla y Oaxaca, donde establecieron estaciones misioneras, clínicas y escuelas” (en Alberto Hernández y Carolina Rivera, Regiones y religiones en México. Estudios de la transformación sociorreligiosa, El Colegio de la Frontera Norte-CIESAS-El Colegio de Michoacán, México, 2009, p. 99). Por su parte Kathleen M. McIntyre asevera que Manuel Martínez Peña, residente en la Ciudad de Oaxaca, dirigía lecturas bíblicas semanales con un grupo conformado por familiares y amigos. Agrega que “en busca de un lugar más grande y más integrantes Martínez Peña fundó la Sociedad Evangélica  en el verano de 1871” (p. 20).

Los datos que he logrado conjuntar sobre el caso oaxaqueño apuntan hacia que la autora del libro comentado en esta serie está en lo correcto cuando señala que la Sociedad Evangélica de Oaxaca ya existía a la llegada de misioneros metodistas. Por lo tanto no es exacto lo considerado por Enrique Marroquín y Alberto Hernández sobre la que tienen como la primera presencia organizada protestante en Oaxaca.

En el caso oaxaqueño, como en otras partes del país, los misioneros extranjeros llegaron a fortalecer esfuerzos endógenos ya existentes y que habían logrado consolidar núcleos evangélicos. Fue en estos casos en los cuales el trabajo de los misioneros se articuló con el desarrollado por personajes locales. Recordemos que tanto misioneros de la Iglesia Metodista Episcopal del Sur como del Norte llegaron a la capital mexicana a principio de 1873. Pormenores de su llegada los ofrezco en mi libro Albores del protestantismo mexicano en el siglo XIX, Casa Unida de Publicaciones, 2015.   

Ambas iglesias resultaron beneficiadas por el trabajo de creyentes evangélicos mexicanos que tenían núcleos organizados en la capital del país desde, por lo menos, 1861. Antecesores de la diversificación religiosa fueron los Padres Constitucionalistas, clérigos católicos que apoyaron la Constitución liberal de 1857 y las Leyes de Reforma juaristas, a la vez que fundaron la Iglesia Católica Apostólica Mexicana, es decir no supeditada a Roma ni a sus autoridades. Uno de ellos, Manuel Aguilar Bermúdez, primero abrió reuniones en su domicilio y después, con la participación de creyentes mexicanos y algunos residentes extranjeros en el país, encabezó la consecución de un lugar en 1864 para tener reuniones de carácter evangélico, localizado en San José del Real número 21 (actualmente la calle se llama Isabel la Católica, en el Centro Histórico de la Ciudad de México).

El grupo de San José del Real inicialmente tomó el nombre de Sociedad de Amigos Cristianos y más tarde Sociedad Evangélica. En la elección del primer nombre influyó el representante de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera, John William Butler (cuya actividad inició en el país al menos desde 1861), ya que era cuáquero y a sus correligionarios también se les conoce como Sociedad de los Amigos. En 1864, posiblemente antes, Sóstenes Juárez se unió a la Sociedad Evangélica. En 1866 Aguilar Bermúdez escribe una  carta a la SBBE, la cual inicia refiriendo que lucha “en la República mexicana por la fe que una vez fue entregada a los santos”, eco de una cita bíblica localizada en el Nuevo Testamento (Judas 1:3). Notifica que “ha sido necesario combatir con las preocupaciones del fanatismo que ha existido aquí hace más de 300 años y también con la indiferencia religiosa de muchas almas extraviadas”. Agregaba:

Ya hallamos personas que examinan las Escrituras diariamente con espíritu de humildad y devoción; que las estudian bajo la influencia de fervientes oraciones y llenos de fe, que predican la verdad con celo apostólico, que se apropian sus saludables preceptos y se consagran a Cristo nuestro divino Salvador para vivir sólo para él. La buena semilla del Evangelio está cayendo sobre terreno sediento del agua de la gracia, el pan de la vida se toma con avidez por los hambrientos hijos, muchas ovejas descarriadas están oyendo la voz misericordiosa del divino Pastor que las llama; muchas sintiendo la bienhechora influencia de la gracia del Espíritu santo, practican la caridad. Todo esto robustece nuestras esperanzas y, nos hace confiar en que Dios, en su infinita misericordia, está visitando este pueblo para el bien. Orad con nosotros para que nuestro padre celestial se digne bendecir nuestros esfuerzos, nos dé fuerzas en nuestras debilidades y nos llene de su Espíritu para que la obra que se hace en México, sea hecha para honra y alabanza de Cristo nuestro Señor (Texto completo de la carta reproducido por el misionero Henry C. Riley, El Abogado Cristiano Ilustrado, 20/VI/1901, pp. 198-199).

 

De acuerdo con el hijo del obispo y misionero que llegó a México en 1873, William Butler (no confundir con el representante de la SBBE, John William), John Wesley Butler, la Iglesia Metodista Episcopal del Norte inició presencia en Oaxaca en 1880 y fue en 1887 cuando comenzó a florecer, al tiempo que cuatro congregaciones solicitaron ayuda porque “estaban luchando por mantener servicios [religiosos]” (Jon Wesley Butler, History of the Methodist Episcopal Church in Mexico. Personal Reminiscences, Present Condition and Future Outlook, The Methodist Book Concern, 1918, p. 131). Entonces se unió a los metodistas la Sociedad Evangélica fundada por Manuel Martínez Peña. Kathleen M. McIntyre proporciona interesantes datos de reacciones en la prensa oaxaqueña de 1883 y 1884 contra la presencia consolidada de cristianos evangélicos. Tales reacciones, considero, incluían tanto a al núcleo de la Sociedad Evangélica como a los incipientes trabajos metodistas.

Finalmente, por esta ocasión, John Wesley Butler señala que la Sociedad Evangélica de Oaxaca quedó oficialmente constituida el primero de julio de 1871, y que el acto fue resultado de las visitas al grupo realizadas por el cuáquero John William Butler (p. 130). A su vez, como quedó consignado antes, John William formaba parte de la Sociedad Evangélica liderada en la Ciudad de México por Manuel Aguilar Bermúdez, quien murió en 1867 y ocupa su lugar Sóstenes Juárez. En febrero-marzo de 1873 se unió Sóstenes a los trabajos de la Iglesia Metodista Episcopal del Sur.

Si bien es cierto que la Sociedad Evangélica asentada en la capital del país tuvo influencia para la creación de su similar en Oaxaca, queda por dirimirse cuándo inició actividades esta última. ¿En julio de 1871, como consignó John Wesley Butler? ¿Acaso varios años antes, como se asegura en otra fuente metodista? De acuerdo a El Abogado Cristiano (2 de junio de 1910, pp. 340-341) la Sociedad Evangélica de Oaxaca habría iniciado actividades en 1862, y la agrupación confirió “poder [a Peña] para bautizar, unir en matrimonio y predicar, comentando algunos pasajes de la Biblia”. Sea en un año o en otro, lo cierto es que la Sociedad Evangélica de Oaxaca fue anterior al arribo de misioneros metodistas nacionales o extranjeros. En 1874, bajo la administración del gobernador José Esperón, el templo católico de la Concepción es cedido a la Sociedad Evangélica, “que había pasado a la dirección de la Iglesia Metodista Episcopal del Sur”. En 1881 se hicieron cargo de la congregación los pastores Rafael Solís y Sóstenes Juárez. En 1887 la responsabilidad de la obra fue tomada por la Iglesia Metodista Episcopal del Norte.

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