La sociedad evangélica de San José el Real (I)

Las reuniones iniciadas en San José el Real a partir de 1864 alcanzan más organización.

31 DE AGOSTO DE 2012 · 22:00

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Por distintas vías algunos pocos nacionales entran en contacto con el protestantismo en la década de los sesenta del siglo XIX. Tiene lugar esto en ciertos casos al relacionarse con personas extranjeras de esa confesión que difunden el credo. Así sucedió en Monterrey, donde primero Santiago Hickey,[1] y Tomás Westrup[2] desde 1862, después Melinda Rankin,[3] trabajan con creyentes locales que son las semillas de las iglesias bautista y presbiteriana en esa ciudad. Lo mismo acontece en Zacatecas, donde Julio Mallet Prevost[4] inicia estudios bíblicos caseros y, posteriormente, junto con nacionales que hacen suyo el mensaje evangélico dan origen a la pujante congregación protestante de Villa de Cos. En este lugar es relevante, a partir de 1869, el liderazgo de Juan Amador y su hijo Elías en la construcción del protestantismo endógeno.[5] En la ciudad de México y con el fin de solicitar apoyo externo a los esfuerzos internos que los Padres constitucionalistas (llamados así por apoyar la Constitución liberal de 1857) realizaban para impulsar núcleos no católico romanos, en 1862 y 1863 viajan a Nueva York “los sacerdotes [Francisco] Domínguez, [Rafael] Díaz Martínez y [Juan N. Enríquez] Orestes […] para ponerse en contacto con las autoridades de la Iglesia Episcopal”.[6] En los primeros meses de 1865Juan Francisco Domínguez y Enríquez Orestes, destacados integrantes de los Padres constitucionales reformistas y que llevan con ellos cartas de recomendación de Melinda Rankin,[7] cabildean en Nueva York a favor de su causa, se reúnen con líderes eclesiásticos protestantes y en varias reuniones públicas describen lo que sucede en México respecto del movimiento en favor de la reforma política y religiosa. Entre 1864 y 1867el capellán moravo del ejército francés, Emile Guión, tiene servicios protestantes en el Colegio de San Ildefonso, Aguilar Bermúdez (otro de los Padres constitucionalistas) asiste en varias ocasiones.[8] Sóstenes Juárez también tiene contacto con Guión y toma de él la liturgia que pondría en práctica al interior del grupo con el que se vincula.[9] Un personaje que tendría contribuciones importantes para fortalecer al inicia protestantismo mexicano, John William Butler, llega a México en 1863, a partir de entonces realiza trabajos de distribución bíblica por el país, difunde materiales en Monterrey pero sobre todo en la ciudad de México y alrededores. Concluye su labor en 1871.[10] En 1864el sacerdote Manuel Aguilar Bermúdez, y el representante de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera, John W. Butler, entre otros, inician reuniones de carácter evangélico en la ciudad de México, “en los bajos de la casa núm. 21 de la calle de San José del Real”.[11] Otra fuente menciona al padre Aguilar Bermúdez como quien consigue, en la dirección mencionada, “un espacioso salón […] y allí se celebraron las primeras reuniones públicas bastante concurridas”.[12] Quien facilita el lugar, que era de su propiedad, es el señor Verduzco, “arquitecto y maestro de obras”. Él formaba parte de la congregación, y facilita las instalaciones sin recibir retribución alguna hasta que el grupo se consolida y tiene fondos para cubrir alguna suma como pago de renta.[13] No mucho después del decreto de tolerancia de cultos promulgado por el emperador Maximiliano (26 de febrero de 1865),[14] Butler, Sóstenes Juárez y algunos Padres constitucionalistas forman la Sociedad de Amigos Cristianos. Al triunfo de la República sobre los conservadores y Maximiliano (junio de 1867), dicha Sociedad trasmuta su nombre por el de Comité de la Sociedad Evangélica, y sus integrantes abren al público sus reuniones que continúan desarrollándose en San José del Real.[15] Como resultado de las gestiones de la delegación de los Padres constitucionalistas que viaja a Nueva York, visita la ciudad de México en 1864 E. G. Nicholson, enviado por el Foreign Comittee of the Board of Missions of the American Episcopal Church. Durante su estancia de algunos meses en la capital del país, Nicholson coadyuva para conformar la Sociedad Católica Apostólica Mexicana. Al regresar a Nueva York, Nicholson informa entusiastamente de la vitalidad del núcleo liderado por Aguilar Bermúdez: La causa de la Iglesia reformada ha penetrado profundamente en las mentes y corazones de mucha gente, y si es dirigida con inteligencia será un éxito. Todos los hombres buenos e inteligentes nos tratan con respeto y alegría al conocer nuestros trabajos y propósitos. El trabajo abierto por nuestra iglesia es muy prometedor… Nosotros creemos que una adoración espiritual y racional de nuestro Salvador suplantará definitivamente las formas paganas de adoración que están en boga en México, y que una verdadera Iglesia Católica Apostólica y Mexicana se moldeará frente a nosotros compensando los sacrificios de los trabajadores y será bendición para toda la gente de esta tierra.[16] Las reuniones iniciadas en San José el Real a partir de 1864 alcanzan más organización y el 18 de noviembre de 1865 tiene lugar un culto más formal, en el que participan, entre otros, Manuel Aguilar, John Butler, Sóstenes Juárez, José Parra y Álvarez, Julián Rodríguez Peña, Eusebio Trejo Meza y Antonio Hinojosa.[17] Tienen reuniones a las que los interesados llegan mediante invitación de alguno de los integrantes de la célula. Es decir, no propagandizan abiertamente la existencia del núcleo, aunque tampoco es un grupo cerrado y secreto. Más bien mantienen un perfil bajo, en espera de fortalecerse para proyectarse hacia fuera. Manuel Aguilar Bermúdez escribe una carta en 1865 a la Sociedad Bíblica de Londres, la que inicia refiriendo que lucha “en la República mexicana por la fe que una vez fue entregada a los santos”, eco de una cita bíblica localizada en el Nuevo Testamento (Judas 1:3). Notifica que “ha sido necesario combatir con las preocupaciones del fanatismo que ha existido aquí hace más de 300 años y también con la indiferencia religiosa de muchas almas extraviadas”.[18] A pesar de los grandes obstáculos, dice Aguilar, la Biblia es distribuida y en muchos caso bien recibida por gente identificada con el partido liberal, obreros que la llevan a sus hogares y la comparten con sus familias. Percibe un futuro prometedor para la causa evangélica: Ya hallamos personas que examinan las Escrituras diariamente con espíritu de humildad y devoción; que las estudian bajo la influencia de fervientes oraciones y llenos de fe, que predican la verdad con celo apostólico, que se apropian sus saludables preceptos y se consagran a Cristo nuestro divino Salvador para vivir sólo para él. La buena semilla del Evangelio está cayendo sobre terreno sediento del agua de la gracia, el pan de la vida se toma con avidez por los hambrientos hijos, muchas ovejas descarriadas están oyendo la voz misericordiosa del divino Pastor que las llama; muchas sintiendo la bienhechora influencia de la gracia del Espíritu santo, practican la caridad. Todo esto robustece nuestras esperanzas y, nos hace confiar en que Dios, en su infinita misericordia, está visitando este pueblo pare el bien. Orad con nosotros para que nuestro padre celestial se digne bendecir nuestros esfuerzos, nos dé fuerzas en nuestras debilidades y nos llene de su Espíritu para que la obra que se hace en México, sea hecha para honra y alabanza de Cristo nuestro Señor. Riley agrega que Aguilar Bermúdez “en compañía de un Sr. Ocádiz tradujo el librito titulado El hombre y la Biblia, librito que es muy conocido de todos los evangélicos del país”. Además proporciona el dato de que “una vez muerto el sr. Manuel Aguilar, su congregación se dividió en dos: una siguió al sr. Ponce de León, y otra al sr. Sóstenes Juárez”.[19]


[1] Irlandés agente de la Sociedad Bíblica Americana, por cinco años (1861-1866, año de su muerte) distribuye la Biblia a la vez que pone los fundamentos de la Iglesia bautista en Monterrey. Para más datos Justo Anderson, Historia de los bautistas. Sus comienzos y desarrollo en Asia, África y América Latina, tomo III, Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, Texas, 1990, pp. 18-23.
[2] Discípulo de Santiago Hickey, nacido en Inglaterra en 1837 y emigra a México en 1852. Se convierte a la fe evangélica y es bautizado por Hickey el 30 de enero de 1864. Al morir su mentor (1866), Westrup es nombrado representante de la Sociedad Bíblica Americana. Mayor información en Horacio Westrup P., “Tomás Martín Westrup”, Paladines del Evangelio en México, Casa Unida de Publicaciones-Editorial La Aurora, México-Buenos Aires, 1953, pp. 13-35.
[3] Para conocer a detalle la obra de Melinda Rankin en el norte de México, sobre todo en Nuevo León, consultar sus memorias Veinte años entre los mexicanos. Relato de una labor misionera, Fondo Editorial de Nuevo León, México, 2008.
[4] Ciudadano estadunidense, casado en 1850 con Mariana Cosío, hija del liberal Severo Cosío. La boda debió celebrarse en Brownsville, Texas, bajo la liturgia presbiteriana. Pormenores sobre el personaje y su papel en la difusión del protestantismo en Zacatecas los consigna Joel Martínez López, Orígenes del presbiterianismo en México, s/e,Matamoros, Tamaulipas, 1991, pp. 60-64.
[5] Sobre los Amador y la Iglesia evangélica de Villa de Cos es muy útil y documentada la serie de Leopoldo Cervantes-Ortiz, publicada semanalmente en Protestante Digital del 3 de junio al 21 de julio del 2012.
[6] Abraham Téllez Aguilar, Proceso de introducción del protestantismo desde la Independencia hasta 1884, Tesis de licenciatura, UNAM, Facultad de Filosofía y Letras-Colegio de Historia, México, 1989, p. 163.
[7] Christian World, 16/IV/1865, p. 123.
[8]Alberto Rosales Pérez, op. cit., 40 y Daniel Kirk, op. cit., p. 91.
[9] Arcadio Morales, “Datos para la historia”, El Faro,1/XI/1893, p.165.
[10] Abraham Téllez, op. cit., p. 165 y Alberto Rosales, op. cit., p. 10-11.
[11] La Buena Lid, tomo II, núm. 17, octubre de 1896, p. 4.
[12] Alberto Rosales, op. cit., p. 14.
[13] Arcadio Morales, “Asunto histórico”, 1/VI/1906, p. 97.
[15] Abraham Téllez, op. cit., p. 169.
[16] Citado por Abraham Téllez, op. cit., p. 164.
[17] Arcadio Morales, “Datos para la historia”, El Faro, 15/IV/1897, p. 61. El autor menciona que a casi todos ellos los conoció bien y que, por ejemplo, Julián Rodríguez fue quien le invitó a las reuniones de San José del Real; Eusebio Trejo llegó a ser su suegro, y, al tiempo en que escribe menciona que Juan Butler reside en Toluca y Antonio Hinojosa es un anciano de 80 años, sastre, fundador e integrante de la Iglesia El Mesías en la ciudad de México. Manuel Aguilar Bermúdez muere en 1867, antes de que Arcadio Morales se integrara al grupo, razón por la cual no lo conoce personalmente, años después incluso pondrá en duda su existencia como precursor del protestantismo en México. Al respecto ver El Abogado Cristiano Ilustrado, 22/VIII/1901, p. 369.
[18] Texto completo de la carta reproducido por el misionero Henry C. Riley, El Abogado Cristiano Ilustrado, 20/VI/1901, pp. 198-199.
[19] Ibid, p. 199.

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