Mirar hacia otro lado
Ansía desvanecerse en la dorada arena, permitir que su ahogo se temple y deje de emitir un lastimero sonido de cansancio extremo.
18 DE AGOSTO DE 2025 · 17:20

Exhausto nada hacia la meta . El aire caliente se mezcla con el salitre adherido al rostro.
Jadeo, tras jadeo, ¡por fin la orilla!
Ansía desvanecerse en la dorada arena, permitir que su ahogo se temple y deje de emitir un lastimero sonido de cansancio extremo.
Agotado espera recobrar el aliento con un minuto de pausa.
Las sombrillas multicolores atisbadas desde el mar son ahora un laberinto de estacas que le impiden avanzar.
Huye, busca un recodo donde esquivar las manos que quieren atraparlo.
Manos que deberían reconocer su angustia y ofrecerle un trago de agua para saciar la vehemente sed. Manos que en otras ocasiones ante una escena similar, han sido generosas, pero que en este día muestran su descontento y atrapan a quien escapa de la miseria en busca de un etéreo paraíso.
Manos que tumban en la arena al de oscura piel viendo en el ser abatido un usurpador , un ladrón.
El mar, sólido muro recio y gris, queda atrás, la agonizante esperanza destrozada por la realidad presente.
Desconsolado paisaje, acompañado por el funesto cortejo de dolor.
El aire se vuelve añejo, difundiendo un rancio olor. Descubre como un vértice de sal se le cuela en el iris, arañado con rabia los sensibles ojos, desplegando ráfagas de tristeza.
Angustiado espera, abrazando la idea de que todo pueda mejorar, pero encuentra en su interior incapacidad para tejer un atisbo de omisión frente a la marchita confianza.
Cada vez que vuelve su mirada hacia el mar, una onda despeina las ilusiones, moja el inmaculado manto de quimeras que cada segundo se vuelve un poco más transparente.
Ansioso su agitado corazón, busca entre el oleaje un utópico remanso de paz, mientras en el horizonte se consume el ayer en un atardecer siniestro.
Hoy es un mal día para sonreír. Hoy todo huele a destierro y desilusión.
Allí, cercanamente alejados, protegidos en tierra firme, hombres y mujeres recostados en la tumbona , tostados por el sol, se toman un refrigerio mirando hacia otro lado.
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