Quiero encontrarme en ti, quiero encontrarte en mí

¿Cuánto de ti hay en mí?

Si desnudo el alma mía, si abro en canal mi corazón y deshilvano lo que se ha remendado en él, ¿hallaría las costuras que tú has cosido? ¿descubriría asombrada el zurcido artesano de tus diestras manos?

Quiero mimetizarme contigo, fundirme y que no se note el pliegue de mi humanidad pecadora.

Enlazarme y sentir que tus brazos son el resorte en los que se sustenta mi vida.

Quiero encontrar mi identidad en tus heridas, en cada dolorosa laceración que provocó dolor y emanó vida. Hallar las credenciales de quien soy y comprender que cuanto más me acerco a ti, más me alejo de mí.

Soy a veces un reclamo para atraer con torpeza la desdicha y el llanto. Me atropello a mi misma en un fútil intento de querer agradar a otros más que a ti.

He de doblegar mi ser, dejar de desear ser más yo y permitir que tú tomes el control de lo que soy. Determinar que ya es hora de comenzar a responder con acciones lo que siempre queda en una procrastinación continuada.

La vida que me espera será de excelencia si someto mi voluntad a la tuya, si soy capaz de subyugar la bajeza de mi ser ante la grandeza de tu santidad.

Hoy es un buen día para comenzar a hacer lo que tú deseas y dejar para mañana aquello que yo anhelo. Tú has de brillar en mí. Deseo que brilles a través de mí.