Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, falleció hoy a las 7.35 de la mañana en su residencia en Santa Marta, en el Vaticano. Tenía 88 años, y completó 12 años como cabeza de la Iglesia Católica Romana.

Francisco había atravesado complicaciones de salud en los últimos meses, que le llevaron a un ingreso hospitalario que le tuvo cerca de la muerte en febrero. Aunque se había recuperado de los episodios de mayor gravedad, seguía débil y con dificultades respiratorias.

El último mensaje público del Papa, pronunciado este pasado domingo en la que se conoce como la “Bendición urbi et orbi”, enfatizó la necesidad de un “desarme” para poder alcanzar la paz.

Un papa cercano

El papado de Francisco ha estado marcado por un estilo de cercanía personal. Se mostraba como alguien accesible y su deseo era que la iglesia católica fuera un lugar de acogida, siendo una de sus frases favoritas que “la iglesia es madre”.

En las relaciones interconfesionales, Francisco fue un Papa lleno de gestos hacia otras religiones, que le llevó a desarrollar una doctrina de fraternidad que veía como solución para muchos de los problemas mundiales.

Esa cercanía se mostraba especialmente con gestos de afecto hacia personas de otras confesiones cristianas, entre ellos los evangélicos. Seguramente ha sido el Papa católico que más evangélicos y protestantes ha recibido, lo cual se mostró de forma muy enfática durante la celebración del quinto centenario de la Reforma protestante en 2017. Esa cercanía fue celebrada por algunos, pero vista con preocupación por muchos otros, que entendían que todos estos gestos de cercanía no llevaban en sí a ningún cambio profundo en cuanto a las diferencias que siguen presentes entre católicos y evangélicos.

En un análisis del pontificado de Francisco cuando cumplía una década al frente de la Iglesia Católica Romana, el pastor y teólogo italiano Leonardo de Chirico compartía algunas de las claves que han marcado su papado. Desde el punto de vista doctrinal, sus encíclicas “indican un cambio del magisterio católico para ser más “católico”, es decir, inclusivo, absorbente, centrado en cuestiones sociales, y menos “romano”, o sea, centrado en los distintivos católicos”. Sin embargo, nada ha indicado en su pontificado “que haya un movimiento 'evangélico' en la Iglesia romana”, de forma que siempre Francisco ha buscado “hacer la Iglesia más “católica”, pero no están abiertos a una reforma bíblica”.

En cuanto a la tendencia que ha marcado los viajes y la política de Francisco, destacaba haber sido un papa “elegido para desviar la atención de la Iglesia Católica Romana del Occidente secularizado, donde el catolicismo romano está en declive, hacia el Sur Global”, con mucho énfasis en viajes y nombramientos de “Latinoamérica, África y Asia”.

A nivel organizativo, Francisco intentó lanzar un proceso “sinodal” que llevara a una cierta descentralización de la Iglesia Católica.

Francisco fue un papa sensible a cuestiones sociales y éticas, lo que destacó sobre todo en su encíclica Laudato Si, dedicada al cuidado del medio ambiente.

Nuevo cónclave

Ahora mismo, queda la sede vacante hasta la convocatoria de un cónclave en aproximadamente dos semanas, en el que participan los cardenales y votan la elección de un nuevo Papa.