“Demasiada proximidad al poder político hace imposible que la iglesia cumpla su papel de guardián”

El co-secretario de la Alianza Evangélica Suiza, Andi Bachmann-Roth, afirma que siguen “con preocupación” el nacionalismo cristiano en Estados Unidos, mientras ven crecer movimientos similares en Europa.

Joel Forster

Evangelical Focus · BERNA · 13 DE MARZO DE 2025 · 11:06

Vista del Parlamento Federal suizo, en Berna.  / Foto: <a target="_blank" href="https://unsplash.com/es/@nethawk">Marco De Luca</a>, Unsplash CC0.,
Vista del Parlamento Federal suizo, en Berna. / Foto: Marco De Luca, Unsplash CC0.

¿¡Nación santa!? - Un examen crítico de la política nacionalista disfrazada de cristianismo. Este es el tema que la Alianza Evangélica Suiza (SEA) ha elegido para su encuentro nacional previsto para mayo de 2025.

La Asamblea General anual ofrecerá un espacio para el debate sobre las implicaciones teológicas de los movimientos que buscan un cambio político radical utilizando un lenguaje cristiano.

¿Por qué es necesaria una conversación de este tipo en Suiza, un país conocido por su importante legado cristiano? Andi Bachmann-Roth, co-secretario general de la Alianza Evangélica Suiza (SEA), expuso algunas de sus ideas en una entrevista con Evangelical Focus.

“Demasiada proximidad al poder político hace imposible que la iglesia cumpla su papel de guardián”

Tema de la Asamblea General de la Alianza Evangélica Suiza 2025, que se celebrará en mayo./ SEA.  
 

 

Pregunta. Habéis elegido un tema muy candente para su encuentro nacional. ¿Qué conversación queréis fomentar entre los evangélicos suizos?

Respuesta. El tema se ha debatido repetidamente en nuestra junta directiva. Por supuesto, también en el contexto del fortalecimiento del llamado “nacionalismo cristiano” en los Estados Unidos de América, con figuras como Pete Hegseth (Secretario de Defensa), J.D. Vance (Vicepresidente), Marco Rubio (Secretario de Estado) o Russel Vought (Oficina de Gestión y Presupuesto).

Por un lado, ese cristianismo tan político se manifiesta en símbolos (tatuajes, cruces de ceniza en la frente, etc.), pero también en programas concretos (el Proyecto 2025).

Estamos observando esta evolución con preocupación y también estamos viendo algunos acontecimientos similares en Europa y Suiza.

En la Alianza Evangélica hemos decidido ampliar el debate porque lo considera importante. En nuestra Alianza, los cristianos se han implicado a menudo en la sociedad de diversas maneras. El compromiso político ha sido y sigue siendo una parte importante del trabajo de nuestra entidad.

Creemos que, como cristianos, podemos contribuir a sanar la sociedad. La pregunta clave es: ¿cómo deben influir los cristianos?

P. Suiza es un país cuya identidad histórica está fuertemente vinculada a la fe cristiana: desde la cruz en la bandera hasta el himno nacional (que es un salmo), pasando por el legado de la Reforma y el anabautismo. ¿No es normal que los creyentes del siglo XXI echen de menos esa influencia cristiana en la sociedad y lo expresen con cierto lamento?

R. Comprendo bien esa inseguridad. En Suiza, el cristianismo se ha desplazado rápidamente del centro de la sociedad a los márgenes.

A pesar de la rica tradición cristiana, sólo un 15% de la población suiza sigue siendo cristiana (el número de miembros de las iglesias es mayor, pero no refleja el número real de creyentes).

Por un lado, me parece importante subrayar que esta situación de marginación no es tan inusual para los cristianos. Los cristianos han estado a menudo al margen de la sociedad y desde allí han tenido un impacto esperanzador y creativo en la sociedad. A menudo con un gran potencial transformador.

Y con toda tristeza, deberíamos recordar que mucho de lo que solía llamarse “cristiano” era en realidad más bien una convención religioso-social que tenía poco que ver con el auténtico discipulado de Jesús. Entonces, ¿qué es exactamente lo que queremos recuperar?

Podemos reaccionar ante la pérdida de sentido de diferentes maneras. Retirándonos a nuestras idealizadas comunidades cristianas; adaptándonos al espíritu del momento; intentando recristianizar la sociedad.

Las tres vías me parecen problemáticas. Lo que hace falta es una perspectiva más diferenciada en la que nos distanciemos sin abandonar (Miroslav Volf).

P. En toda Europa hay partidos de extrema derecha que a menudo invocan los valores del cristianismo como cultura. ¿Ve peligros en estas nuevas fuerzas políticas?

R. En Suiza tenemos la particularidad de que casi todas las fuerzas políticas, incluida la derecha, participan en el Gobierno y en el Parlamento. Esto es sin duda una ventaja para el diálogo.

Sin embargo, si la Iglesia y la política se utilizan mutuamente para ampliar su influencia, resulta problemático. Por un lado, el propio evangelio se ve comprometido. El Evangelio es político, pero Jesús no proclamó un programa político.

Por otro lado, los medios que usa la política no son legítimos para la iglesia (y viceversa). En última instancia, el Estado siempre dispone de medidas coercitivas para alcanzar sus objetivos. A la Iglesia, que se guía por el Evangelio, le está vedado este camino. Seguir el Evangelio es una decisión personal y libre, y no debe ni debería imponerse ni apoyarse en promesas o amenazas.

Además, una excesiva proximidad al poder político hace imposible que la iglesia cumpla su papel de guardián. La historia de la Iglesia en la Alemania nazi es un ejemplo opresivo de ello.

“Demasiada proximidad al poder político hace imposible que la iglesia cumpla su papel de guardián”

El equipo de la Alianza Evangélica Suiza./ SEA.  
 

P. ¿Es posible para los cristianos comprometidos defender los valores cristianos y la presencia del Evangelio en la sociedad y, al mismo tiempo, denunciar proféticamente los fallos de todas las ideologías políticas a ambos lados del espectro parlamentario?

R. Siempre debemos pensar cuidadosamente lo que estamos defendiendo. ¿Es realmente el Evangelio, o simplemente nuestra idea de un pasado romántico? Quizá no deberíamos hablar de defensa, sino de compromiso.

La fe nos hace volvernos una y otra vez hacia el prójimo y no luchar en primer lugar por nosotros mismos y nuestros privilegios.

Si Cristo es el Señor del mundo, como dice la confesión cristiana más antigua, entonces no tenemos que defenderle. Podemos entonces participar feliz y valientemente en la sociedad, seamos o no una minoría.

Por supuesto, el auge del llamado nacionalismo cristiano también puede entenderse como una reacción contra el movimiento “woke”, en el que se han distorsionado las ideas de género, orientación sexual o justicia. En mi opinión, la derecha política tiene razón al poner el dedo en estas cuestiones problemáticas.

Pero por desgracia, a menudo se pasa por alto lo que hay en común. Por eso necesitamos una comunidad de la Alianza que también sea políticamente diversa.

Sólo mediante la inclusión de diferentes perspectivas podremos percibir los avances en todo el espectro social sin que nos destrocen en el proceso. También en Suiza parece cada vez más difícil mantener ese equilibrio.

P. Con el nuevo gobierno de Donald Trump en EEUU, parece que hemos entrado en una época de incertidumbre y cambio global. ¿Cómo pueden los cristianos de Europa, EEUU y otras partes del mundo mantener la unidad y la cooperación en un contexto en el que las relaciones entre los continentes son tensas y podrían romperse?

R. La clave me parece que son los encuentros personales. Cuando compartimos nuestras historias (de fe) y oramos juntos, las relaciones se estrechan y pueden resistir las diferencias políticas, y también crece la voluntad de escuchar al otro.

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