“Tenemos que aprender a manejar mejor las discrepancias”

Ante las elecciones en Alemania, Frank Heinrich de la Alianza Evangélica Alemana explicó a Evangelical Focus por qué la visión cristiana matiza la crispación e incertidumbre reinante.

Joel Forster

BERLÍN · 22 DE ENERO DE 2025 · 12:30

Frank Heinrich, político y representante de la Alianza Evangélica Alemana.,
Frank Heinrich, político y representante de la Alianza Evangélica Alemana.

La incertidumbre europea sobre el futuro es claramente visible también en Alemania, donde el 23 de febrero la población votará probablemente por un cambio de rumbo político.

Pero Frank Heinrich, colíder de la Alianza Evangélica de Alemania (EAD por sus siglas en alemán) considera que parte del sentimiento de pesimismo reinante tiene que ver con una comunicación deficiente: en la política pero también en las conversaciones entre personas comunes, incluidos los cristianos.

Heinrich, que tiene una carrera política de 12 años como miembro del parlamento nacional (el Bundestag, entre 2009 y 2021) representando a la Unión Demócrata Cristiana (CDU), ha compartido sus sensaciones antes de la votación en una entrevista con Evangelical Focus.

 

Pregunta. Una encuesta reciente muestra que la inmigración se ha convertido en el principal problema para los alemanes poco antes de las elecciones. ¿Qué factores han provocado este aumento en las últimas semanas?

Respuesta. En diciembre se produjo un ataque en el mercado navideño y, a principios de agosto, también se produjeron los apuñalamientos en Solingen.

La inmigración ha sido un tema en alza en Alemania desde 2015. Esto ha sido abordado especialmente por la AfD [Alternativa para Alemania, un partido de extrema derecha en ascenso: nota del redactor], pero también por otros partidos. Un expresidente de Alemania llegó a decir en algún momento que “el Islam pertenece a Alemania”.

Toda la idea de que “los extranjeros se están haciendo con nuestro país” parece ser uno de los temas clave de la campaña electoral; otro es la economía.

Pero considero que el problema de la seguridad relacionada con las personas de fuera de Alemania no es tan importante como algunas personas lo quieren convertir. Desde el punto de vista social, la inmigración y la economía están interconectadas. Por ejemplo, si expulsáramos de Alemania a todos los que llegaron después de 2015 tras la guerra en Siria y que ahora trabajan, tendríamos nuevos problemas económicos con nuestra fuerza laboral y en la asistencia social, como las pensiones.

“Tenemos que aprender a manejar mejor las discrepancias”

Berlín, Alemania. / Photo: D. Frixou, CC0.

 

Pregunta. Los alemanes expresan un alto nivel de descontento con todos los políticos y una preocupación real por la economía. Las estadísticas también muestran que el miedo a la delincuencia está aumentando, y luego está la guerra en Ucrania. Parece que hay un sentimiento general de incertidumbre entre la población. Hace unas semanas, usted dijo que Alemania tiene una estabilidad democrática que no debe perder. ¿Qué quiso decir exactamente con eso?

Respuesta. En estos 20 o 30 años, las cosas han cambiado. En aquel momento había tres partidos en el parlamento federal, pero ahora tenemos siete partidos que hacen que sea más difícil formar coaliciones. Esto parece generar inseguridad en la gente porque no saben realmente lo que obtendrán al final.

Algunos dirán –y estoy de acuerdo hasta cierto punto– que es posible que hayan votado por un partido de derechas, pero que al final, por alguna razón, ese voto refuerza al sector izquierdo del parlamento. Muchos ya no saben realmente cuál será el resultado de su voto.

“El ciclo de noticias y las críticas en las redes sociales aceleran las percepciones negativas, y nosotros los cristianos no somos mucho mejores”

Y luego está el problema de la comunicación. En las últimas seis o siete legislaturas, creo que, en promedio, los gobiernos implementaron el 90% de lo que tenían en sus acuerdos de coalición. La gente se sorprendería de esto, pero sucedió incluso en los tres años de este último gobierno de coalición; hicieron bastante de lo que prometieron. Por supuesto, en una coalición no se puede hacer todo porque hay que negociar. Pero los partidos no están comunicando estas realidades lo suficientemente bien a la gente.

Y también es cierto que todos queremos escuchar las noticias negativas más que las positivas –algunos dicen que es 7 a 1 que preferimos las negativas. El ciclo de noticias y las críticas en las redes sociales aceleran estas percepciones. Y nosotros, los cristianos, no somos mucho mejores al respecto.

Así que hay gente que se abstiene de votar, lo que para mí es una bofetada a quienes han creado nuestra democracia y han luchado por ella. Y también es una bofetada a la gente de otros países (por ejemplo, África) que caminan durante un día o más y hacen sacrificios para poder ejercer su libertad de voto.

Por último, existe inseguridad porque no estamos mejor como sociedad que hace cinco años. Y esto hace que la gente critique otras partes de nuestro sistema democrático, no sólo a los políticos elegidos. El voto no es la única parte de nuestra democracia.

“Tenemos que aprender a manejar mejor las discrepancias”

El Reichstag, en Berlín./ Foto: Cmphoto, CC0.

 

Pregunta. Desde la Alianza Evangélica Alemana, ha estado presentando las posiciones e ideas de las iglesias a los parlamentarios. ¿Qué idea o valores ha priorizado en estos últimos meses al hablar con los políticos?

Respuesta. Personalmente, mi tema es la trata de personas. Especialmente lo que sucede en Alemania en el ámbito de la prostitución. Hemos ido un poco más allá, la Alianza Evangélica estaba conmigo en eso, ya que cuando se fundó la Alianza en el siglo XIX, uno de los temas principales era la lucha contra la esclavitud. Hemos organizado conferencias y seminarios sobre este tema.

Otro tema es la libertad religiosa, que también está muy arraigada en la Alianza. Hace unas semanas tuvimos una rueda de prensa aquí mismo, en esta oficina desde la que estoy hablando ahora. Estuvieron sentados con nosotros el portavoz del gobierno alemán en materia de libertad religiosa y creencias, y la Sociedad Internacional de Derechos Humanos. Hemos asistido a reuniones parlamentarias y hemos sido invitados por el gobierno a una conferencia ministerial sobre libertad religiosa.

“Deberíamos formar mesas redondas donde se pueda decir todo y donde nos comprometamos a no sacar nada de la sala”

La ley sobre la autoidentificación de género también ha tenido un gran impacto en nuestro trabajo diario. El texto de la ley no es tan duro como mucha gente piensa, pero sí podría abrir la puerta a otras iniciativas que podrían ser dañinas. Tenemos que ser muy cuidadosos con la forma en que discutimos sobre ella: qué atacar y qué no atacar.

También están los temas del suicidio y el aborto. En 2017, el parlamento aprobó leyes en la última sesión antes de las elecciones... Espero que no ocurra algo similar esta vez con una nueva ley del aborto.

Por último, Israel y la guerra allí también tienen un impacto en nuestro trabajo diario en la Alianza Evangélica.

 

Pregunta. Elon Musk, una figura clave en el nuevo ejecutivo de Donald Trump en los Estados Unidos, desató una polémica al apoyar claramente a la candidata de extrema derecha Alice Weidel. ¿Sigue habiendo un debate entre los cristianos alemanes sobre si las propuestas de la AFD son “cristianas” o “anticristianas”? ¿Cómo llevar a cabo estas difíciles conversaciones entre cristianos de una manera no polarizante?

Respuesta. La semana pasada participé en la Semana de Oración Unida de la Alianza Evangélica. Hablé en varias sesiones, después de la segunda, alguien se me acercó y, obviamente, estaba a favor de la AfD y empezó a discutir. Me di cuenta de que no tenemos por qué impedir estas conversaciones. Pero tenemos que tener una manera adecuada de “cómo” discutir. Por supuesto, tenemos que saber “de qué” estamos hablando, pero para mí lo más importante es el “cómo”.

Deberíamos crear situaciones como mesas redondas en las que se pueda decir todo y en las que nos prometamos mutuamente no contar lo que el otro ha dicho fuera de estas cuatro paredes. Deberíamos tener reglas para la comunicación sobre temas difíciles.

Creo de verdad que tenemos que aprender a ser mejores en cuanto a discrepar, a no hundir a la otra persona en el barro solo porque votó por este u otro partido. Y no deberíamos pensar que lo sabemos todo. Deberíamos hablar con frases como “creo que esto es así…” y no con “esto es así”.

“Muchos en la AfD hablan de familia tradicional, pero su líder, Alice Weidel, mantiene públicamente una relación homosexual”

Dicho esto, hay una forma de analizar la AfD que es justa y necesaria y es cuando se presentan mensajes que dañan a la gente. Sea que se pretenda o no dañar a otros, estos mensajes deben abordarse. Por ejemplo, cuando se va contra los sirios en Alemania en general. O se habla de “todos los extranjeros…” e incluso de “todos los discapacitados…”. ¿Representa la AfD los valores familiares cristianos? Bueno, veamos las cifras. El porcentaje más bajo de creyentes en el parlamento alemán está en el partido La Izquierda, pero el segundo más bajo está en la AfD.

Puede ser favorable tener eslóganes “conservadores” en una campaña (y para algunos, el conservadurismo equivale al cristianismo) pero luego no creer en ellos. Muchos en la AfD hablan de la familia tradicional, pero su líder, Alice Weidel, está públicamente en una relación homosexual con otra mujer. No estoy en contra de que ella sea homosexual, pero ¿cómo cuadrar las dos cosas?

O si nos fijamos en las “tarjetas amarillas y rojas” en el parlamento, como las llamo (una comparación con el fútbol). En los últimos 7 años, se les dieron tantas tarjetas amarillas y rojas a los parlamentarios de la AfD como al resto de mimebros del parlamento. “Nos han convertido en enemigos”, han dicho, y se puede sostener durante dos o tres años… pero eso ya no es una justificación después de siete años en el Parlamento.

La manera de hacer política de la AfD no se corresponde con los valores que promueven. Y esto también debería ponerse sobre la mesa.

 

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