La COP 28 está a punto de comenzar en Dubai (Emiratos Árabes Unidos) y reunirá a miles de actores mundiales en la pequeña monarquía islámica de 10 millones de habitantes, del 30 de noviembre al 12 de diciembre.

Por primera vez, una Conferencia de las Partes (COP) sobre cambio climático contará con un Pabellón de la Fe en el que representantes de religiones globales hablarán de lo que sus creencias tienen que decir sobre el cuidado del planeta.

Ecologistas cristianos compartieron hace unos meses con Evangelical Focus su “seria preocupación” por los posibles “conflictos de intereses” que se podían en las negociaciones de estos días, ya que el país anfitrión es uno de los mayores productores de petróleo y gas del mundo. Pero esto no es una novedad, apuntaron, porque los ‘lobbies’ de las empresas energéticas ya fueron muy numerosos en anteriores conferencias, como la última COP 27 en Sharm El-Sheikh.

El Pabellón de la Fe, en detalle

Gran parte de las negociaciones entre los delegados acreditados en la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático de este año tendrán lugar en la llamada “Zona Azul”, montada en la Expo City de Dubai. Es allí donde también se ha levantado el nuevo Pabellón de la Fe.

Promovido por el Consejo Musulmán de Ancianos (una entidad independiente que busca “la paz en las comunidades musulmanas”), el proyecto cuenta con el apoyo de la presidencia de la COP 28 y la participación de otros 50 grupos confesionales. El objetivo, “promover una coalición mundial de líderes religiosos que trabajen juntos por la acción climática2.

Uno de los actos más anunciados del nuevo Pabellón de la Fe iba a ser un discurso del Papa Francisco. Pero el primer viaje de un pontífice católico-romano a una conferencia de la COP se canceló a última hora por problemas de salud.

La Alianza Evangélica Mundial (WEA) confirmó a Evangelical Focus que también está implicada en el Pabellón de la Fe. Se espera que su secretario general, Thomas Schirrmacher, pronuncie un discurso en el Pabellón de la Fe el 2 de diciembre.

Los cristianos evangélicos compartirán la instalación, relativamente pequeña (100 personas de capacidad), con organizaciones que representan al catolicismo romano, el sijismo, el judaísmo, el hinduismo, el bahaísmo, el budismo, las religiones indígenas y el zoroastrismo.

A lo largo de las dos semanas de COP 28 se celebrarán más de 65 actos, en los que participarán 300 ponentes, según el sitio web oficial del Pabellón de la Fe.

Preguntado por Evangelical Focus, la Alianza Evangélica Mundial aseguró que el programa del Pabellón de la Fe se centraría en los objetivos específicos de la COP 28 y que, por tanto, no incluiría oraciones comunes ni actividades de tipo ecuménico.

Pasos interreligiosos antes de la COP 28

Los días 6 y 7 de noviembre se celebró en Abu Dhabi una Cumbre Mundial de Líderes de la Fe de la que salió una declaración conjunta llamada “Confluencia de conciencias: Unidos por el resurgimiento planetario”.

Los 200 líderes religiosos, entre los que se encontraba el Secretario General de la WEA, afirmaron: “Nuestra fe nos inculca el deber sagrado de cuidar no sólo a nuestra familia humana, sino también al frágil ecosistema que nos acuna”.

Esta declaración que sentaba las bases para la participación de las confesiones en la COP 28, también pedía “respuestas urgentes acelerando las transiciones energéticas, garantizando la justicia y la equidad y lo que es moralmente correcto”, al tiempo que consideraba “a la Madre Tierra como una fuente de vida que debe ser protegida”.

¿Por qué deben asistir los cristianos a estas conferencias sobre el clima?

No es la primera vez que ecologistas cristianos se unen a la conversación en una conferencia de la COP. Cientos de ellos ya han estado representados en la conferencia de alto nivel de la ONU antes.

Tearfund es una de las organizaciones con una historia más larga. Paul Cook, uno de sus portavoces, explicaba a Evangelical Focus que “a los cristianos nos preocupa la emergencia climática porque seguimos a un Dios de justicia”.

Para Cook, participar en el debate sobre el cambio climático tiene mucho que ver con el amor al prójimo. 2El mundo ha cambiado en las últimas décadas, con tormentas más frecuentes y graves, ciclones tropicales, inundaciones, sequías, terremotos, incendios forestales y pandemias. Lamentablemente, las personas vulnerables, incluidas las que viven en la pobreza, son las que más sufren el impacto de estos fenómenos”.

Por ello, su organización “pide a los líderes mundiales que hagan justicia climática a las comunidades más vulnerables de todo el mundo”.

Un programa de formación para jóvenes observadores

A Rocha, otra organización con una cosmovisión cristiana reconocible, obtuvo el estatus de observador en la conferencia de Glasgow de 2021, aunque ha estado presente con eventos paralelos desde la famosa COP 21 de París.

Durante los últimos 4 años, este grupo centrado en la conservación de la biodiversidad ha unido esfuerzos con una docena de otras organizaciones afines para lanzar Observadores Climáticos Cristianos, “un programa de discipulado inmersivo” que forma a “la próxima generación de observadores climáticos de la ONU desde una perspectiva cristiana y misional".

Samuel Chiu, uno de los líderes de A Rocha, explicó a Evangelical Focus que, a través de esta iniciativa, viajaban a Dubai 40 participantes de países como Estados Unidos, Canadá, Perú, México, Ruanda, Nigeria y Kenia. La mayoría de ellos eran menores de cuarenta años (estudiantes, profesores universitarios y pastores) y compartían el deseo de conectar la fe cristiana con el cuidado de la creación.

Dos de los actos coorganizados por A Rocha en el Pabellón de la Fe son “Fe y naturaleza: partners en la reaturación del paisajes y soluciones basadas en la naturaleza” (2 de diciembre) y “Explorando la resistencia religiosa al cambio climático” (11 de diciembre).

Durante la COP 28, A Rocha enviará newsletters diarias con información de lo que ocurre sobre el terreno.

Fe para las ciudades

Otro representante evangélico que acude estos días a la COP 28 es Chris Elisara, codirector del Centro de Sostenibilidad de la Alianza Evangélica Mundial, que hablará en el Pabellón de la Fe el 5 de diciembre sobre la iniciativa “Fe para las ciudades”.

“Se calcula que el 70% de la población mundial vivirá en ciudades de aquí a 2050, el modo en que diseñemos, desarrollemos, modernicemos y arreglemos las ciudades en respuesta a la crisis climática reviste una inmensa importancia para el bienestar humano”, dijo a este medio.

Este “proyecto multirreligioso recibe el respaldo de la Alianza Evangélica Mundial por su alineación con los valores cristianos y su potencial impacto positivo en miles de millones de personas”, prosiguió Elisara.

Es una “ iniciativa estratégica que proporciona una importante plataforma para que la comunidad cristiana mundial se organice con el fin de influir en el desarrollo de las ciudades para garantizar que sean medioambientalmente sostenibles, socialmente justas y propicias para el florecimiento humano”.

¿Cumplirá el Pabellón de la Fe las expectativas?

La pregunta que se plantea al comienzo de la COP 28 es si el nuevo espacio para que se escuchen las opiniones desde la fe tendrá alguna repercusión en la conclusiones de la conferencia en su conjunto.

“Tendremos que observar y averiguar la respuesta durante esta COP”, dijo Samuel Chiu.

“Por un lado, el Pabellón de la Fe ofrece una oportunidad sin precedentes para amplificar las voces y preocupaciones de las comunidades religiosas, y también un espacio dedicado a oportunidades y debates más intencionados para colaboraciones entre diferentes comunidades religiosas y otros sectores”.

“Por otra parte”, prosiguió Chiu, “existe la posibilidad de ‘domar a la bestia’ metiéndola en ‘una jaula’. Espero que esto sea la realidad”.

Paul Cook ve razones para ser optimista, porque el nuevo espacio tiene el potencial de “amplificar las historias de cómo las diferentes comunidades religiosas están frenando el cambio climático e inspirando la acción”. Para él, es un “reconocimiento de que los líderes y las comunidades religiosas tienen un papel importante que desempeñar”.

“Las iglesias y las comunidades religiosas están presentes antes, durante y después de las catástrofes. Pueden ayudar a fortalecer las conexiones sociales y resolver conflictos; aportar esperanza en tiempos de estrés; concienciar sobre los riesgos y abogar por el cambio; y ofrecer ayuda en tiempos de crisis”, concluyó.