Un terremoto de magnitud 6,8 en la escala de Richter ha sacudido las montañas del Atlas, en Marruecos, dejando al menos 2.800 muertos y 2.500 heridos, mientras los equipos de rescate continúan buscando a personas bajo los escombros. El epicentro del seísmo se ha registrado en la aldea de Iguil, ubicada a 63 kilómetros al suroeste de la turística y concurrida ciudad de Marrakech, que ha sufrido daños en su patrimonio cultural.

Hasta el momento, el gobierno de Marruecos ha aceptado la ayuda por parte de cuatro países de la comunidad internacional: España, Reino Unido, Emiratos Árabes Unidos y Qatar, mientras desde el Ministerio de Interior marroquí aseguran seguir estudiando los ofrecimientos de ayuda que están recibiendo. Incluso la vecina Argelia, con quien Marruecos mantiene un conflicto diplomático desde hace años, ha ofrecido su apoyo y ha asegurado que abrirá su espacio aéreo al Estado marroquí para facilitar la llegada de la ayuda humanitaria.

“Muchas casas antiguas de Marrakech y especialmente en las aldeas de las montañas del Atlas han sufrido daños significativos”, explica Andrés Prins, un cristiano afincado en Marruecos, a Protestante Digital. “Nosotros estamos bien. Solo se nos han caído algunas cosas en la casa”, añade.

Ayuda coordinada por parte de cristianos en el terreno

Cuando la tierra tembló, dice Andrés, “estábamos a 64 kilómetros al sureste de Marrakech visitando a unos conocidos junto con unos amigos cristianos que habían venido de Rabat”. “Vimos un poco de la devastación, que es mucho peor en Amizmiz, adonde planeamos llevar ayuda humanitaria con algunos cristianos locales”, agrega.

Según Andrés, en Marrakech “se ha formado un grupo de coordinación que ha ido sumando a más personas y agencias, sobre todo de inspiración cristiana, y también con la participación de iglesias internacionales”. “La principal iglesia nacional en la ciudad está ayudando por su parte en todo lo que pueden, aunque sin identificarse claramente como cristianos”, señala. Marruecos figura como el 29º país más hostil para los cristianos según la Lista Mundial de Persecución que elabora cada año Puertas Abiertas.

El enfoque de la ayuda que se está organizando, dice Andrés, es “brindar asistencia a los que ya están trabajando”, y en la medida de lo posible también “a las familias que han sufrido pérdidas”.

Otras organizaciones cristianas establecidas en España explican a este medio que han comenzado a contactar con sus compañeros en Marruecos para explorar las vías de ayuda, asesorar y apoyar en la situación. Desde la agencia misionera PM Internacional, junto a Comibam, han puesto ya en marcha una campaña de ayuda.

“Que desde España podamos abrazar a las personas de Marruecos en su dolor”

Zaza Lima, cooperante cristiana afincada en España y que conoce con detalle Marruecos después de años de trabajo en el territorio, ha asegurado que este es un momento “para que la iglesias española pueda abrazar al país vecino en su dolor, con respeto, y afirmar la dignidad de las personas y acompañarlas”. ““Que la iglesia en España pueda ser una iglesia acompañante en el dolor y que en la cercanía con Marruecos pueda encarnar una actitud de generosidad, presencia y amor […] Que desde España podamos abrazar a las personas de Marruecos en su dolor con el abrazo del Dios acompañante. Que como comunidad que ama podamos encarnar ese amor en el abrazo al país vecino”, ha manifestado.

Y es que, desde algunos círculos de cristianos que se encuentran en el país aseguran compartir el dolor de las circunstancias, pero no pierden de vista la ocasión para hablar de esperanza. “Seamos parte cada uno haciendo nuestra contribución personal […] Tenemos la oportunidad de llevar con nuestra ayuda la luz y la esperanza del mensaje de Jesús”, añade Andrés desde Marrakech.