¿Atisbos de un nuevo enfrentamiento militar en Líbano?
Una manifestación acaba con siete muertos, y el país vuelve a plantearse preguntas que aluden a su conflicto pasado.
BEIRUT · 22 DE OCTUBRE DE 2021 · 14:45
El movimiento chiíta libanés está preparado con “100.000 combatientes entrenados” y “nunca había sido tan poderoso”. Es el mensaje que el líder de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasrallah, ha difundido después de los enfrentamientos del pasado jueves 14 de octubre en Tayouneh, una zona de Beirut en la que colindan un barrio predominantemente musulmán chií y otro de las Fuerzas Libanesas, un partido que deriva de una milicia cristiana.
La violencia se desató en el transcurso de una manifestación organizada por la misma milicia de Hezbolá y sus aliados de Amal, para protestar contra la investigación judicial de la explosión de hace un año en el puerto que encabeza el juez Tarek Bitar, a quien consideran sesgado y que ya ha emitido órdenes de arresto contra destacados nombres del movimiento político chiíta en Líbano, como el exministro de Finanzas Ali Hasan Khalil, miembro de Amal.
Cuando el grueso de la movilización chií llegó al barrio cristiano de Ain al-Remmaneh, fueron sorprendidos con disparos de francotiradores desde las azoteas de diferentes edificios, que causaron siete muertes y lo que ha sido considerado como el peor enfrentamiento armado desde la guerra civil entre 1975 y 1990. Nasrallah ha acusado a las Fuerzas Libanesas de querer reavivar el conflicto bélico. “Su verdadero proyecto es provocar la guerra civil. Son la mayor amenaza para la paz en Líbano”, ha señalado.
Samir Geagea, líder del partido cristiano, ha condenado la violencia pero ha negado la acusación de Hezbolá asegurando que los habitantes del barrio cristiano se han “defendido” de los “milicianos de Hezbolá, que intentaron entrar en sus casas”. En agosto, L’Orient Today informaba de que el movimiento Amal había pedido al ejército que tomase el control del barrio Khladeh después de que dos personas muriesen en un tiroteo que se produjo en un funeral.
“Líbano es un país dividido desde antes de su creación, en 1920”
La devastadora crisis económica y política que atraviesa Líbano, con más del 50% de la población por debajo del umbral de la pobreza, escasez en bienes de primera necesidad y dos cambios de gobierno en apenas un año, apuntan a una problemática más profunda. “El último episodio de violencia en Líbano no tiene nada que ver con el proceso judicial por la causa de la explosión en el puerto en agosto de 2020”, apunta el representante de la Alianza Evangélica Mundial (WEA, por sus siglas en inglés) en Ginebra, Wissam al-Saliby. “Una cantidad así de violencia premeditada no puede ni debe estar vinculada a la investigación de la explosión del puerto de Beirut”, remarca.
“Líbano es un país que está dividido desde antes de su creación en 1920, entre potencias regionales e internacionales”, subraya Al-Saliby. “Las alianzas entre los partidos libaneses locales y estas potencias regionales hacen de Líbano una zona de conflicto donde las potencias regionales compiten, lo que se traduce en violencia armada. Esto no es diferente a Libia, Siria, Yemen, Sudán del Sur e Irak. El conflicto latente en la sociedad libanesa no es diferente de cualquier otra sociedad del mundo, pero las tensiones regionales en marcha y las intervenciones de potencias extranjeras son las que alimentan la inestabilidad del Líbano”, considera.
Al-Saliby reconoce la sensibilidad especial que representan procesos judiciales a escala nacional, como el de la explosión en el puerto ahora o el del asesinato del exprimer ministro Rafik Hariri, en 2005. “Espero y oro por justicia para el crimen del 4 de agosto de 2020”, dice respecto a la explosión. Pero, al mismo tiempo, insiste en que no cree que este juicio sirva de “detonante para una nueva ola de violencia masiva”. “La violencia tiene otras causas”, reitera.
“Nuestro compromiso político debería reflejar nuestro amor por Dios”
Para este miembro de la WEA, “los evangélicos en el Líbano reflejan las actitudes políticas cristianas, en general, y por lo tanto las divisiones políticas”. “Mi oración es para que los evangélicos, maronitas, ortodoxos griegos y otros cristianos den forma a su compromiso político en el Líbano sobre la base de que adoramos y servimos a un Dios que nos llamó a amar a nuestros vecinos y enemigos por igual”, subraya Al- Saliby.
Por eso, lamenta que “algunos cristianos libaneses” defiendan que hay que recurrir a las armas y la violencia. “No debemos involucrarnos en política por miedo o tribalismo. Nuestro compromiso político debe reflejar nuestro amor por Dios, nuestra confianza en sus promesas y nuestro amor por nuestro prójimo, de manera similar a cómo el samaritano amaba a un prójimo de una tribu religiosa diferente”, apunta.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Internacional - ¿Atisbos de un nuevo enfrentamiento militar en Líbano?
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