La pandemia no remite en Brasil y los evangélicos piden “renovación en medio del cansancio y el caos”

El país es el segundo con un mayor número de muertos por Covid-19 y el tercero en contagios. “Los hospitales están llenos, con muchas personas que necesitan de cuidados”, dicen voces desde allí.

Jonatán Soriano

BRASILIA · 05 DE MAYO DE 2021 · 14:24

Un empleado toma la temperatura a las personas en un consultorio a pie de calle en la prefectura de Olinda. Brasil supera los 400.000 contagios. / Wikimedia Commons,
Un empleado toma la temperatura a las personas en un consultorio a pie de calle en la prefectura de Olinda. Brasil supera los 400.000 contagios. / Wikimedia Commons

Con más de 14,8 millones de contagios de Covid-19 y 411.588 fallecidos a causa del virus desde el inicio de la pandemia, Brasil se sitúa entre los tres países más afectados por la epidemia del coronavirus, solo por detrás de Estados Unidos y de India (este último en cuanto a casos acumulados). Son datos del Ministerio de Sanidad brasileño, que este 4 de mayo ha vuelto a registrar 77.359 infecciones y 2.966 fallecidos por coronavirus.

Para Josanias Junior, pastor de la Iglesia Betel de São Paulo, “los datos no son ciertos, solo un tercio de estos números es real”. Coincide con él Eloisa Figur, responsable del ministerio Amigos de Dios en Brasilia, que considera que las cifras “solo son números atribuidos a la pandemia, no a las causas reales de muerte”. “En la cuenta de la pandemia se han colado desde accidentes de tráfico y problemas cardiacos hasta casos de malaria y dengue con el fin de causar conmoción nacional e internacional”, dice.

Sin embargo, las cifras presentadas por el gobierno sí se corresponden con la realidad vivida en los hospitales y centros sanitarios, dice Jequélie Duarte, una médico evangélica que hasta ahora ha trabajado en primera línea con pacientes de Covid-19. “Este ha sido el mayor desafío de mi vida profesional. Lidiar con una enfermedad nueva, con un elevado número de pacientes que necesitan atención y un contacto diario y próximo con la muerte tras un gran desgaste emocional. Todo se intensifica; las tristezas son exponenciales, pero también se ha potenciado la alegría de ver a un paciente recuperado”, asegura. “En este momento los hospitales pasan por un momento crítico. Tuvimos un primer momento difícil al inicio de la pandemia en 2020, y en cierta forma los servicios sanitarios aprendieron con experiencia y se organizaron a lo largo del año. Pero el nuevo aumento de casos en 2021 ha sido todavía más desafiante, pues ha llegado en un momento en el que los profesionales de la salud ya estamos cansados, y con una gravedad mayor en los casos. Los hospitales están llenos, con muchas personas que necesitan de cuidados, y la mayoría por causa de la Covid-19”, añade la doctora.

Estas discrepancias entre la población evangélica brasileña a la hora de analizar la situación ha sido abordada precisamente por la Alianza Cristiana Evangélica de Brasil, en uno de sus últimos comunicados. Haciendo memoria del texto de Mateo 12:25, la entidad opina que “es triste ver al pueblo brasileño tan dividido en lo que se refiere al tratamiento de la pandemia”, y considera que “esa división ha sido alimentada por intereses políticos y partidistas y la difusión de información falsa”. “Una casa dividida contra sí misma no subsistirá. La unidad puede venir del pueblo cristiano como demostración de amor y cuidado del otro. Aunque otras cuestiones legítimas pero secundarias nos dividan, sigamos unidos en la defensa de la vida en este momento tan crítico de la historia”, han reivindicado desde la Alianza.

Iglesias y política ante la pandemia

Desde el inicio de la pandemia Brasil ha tenido cuatro ministros de Sanidad, contando con el que ocupa el cargo en la actualidad, desde marzo de 2021, Marcelo Queiroga. De los anteriores, dos han sido destituidos por el presidente Jair Bolsonaro, Luiz Henrique Mandetta y el militar Eduardo Pazuello, y otro, Nelson Teich, dimitió al mes de ser nombrado. Estas discrepancias internas en el ejecutivo brasileño también se han trasladado a la población general y, en concreto, a los evangélicos y su visión de las medidas de seguridad adoptadas.

“En general, las iglesias han cumplido todas las reglas impuestas por los gobiernos locales, obedeciendo los protocolos exigidos por las agencias de salud. Los templos se han convertido en uno de los lugares abiertos al público con uno de los controles más estrictos, transformando los espacios en ambientes seguros para sus visitantes con el uso de mascarillas, el aforo reducido, la distribución de gel hidroalcohólico, garantizando la distancia social dentro del local, controlando la asistencia, restringiendo el acceso a personas mayores de 60 años y menores de 13 y midiendo la temperatura de los asistentes”, explica el pastor y líder nacional del ministerio ‘Yo escogí esperar’ (True Love Waits, en inglés) Nelson Junior

La pandemia no remite en Brasil y los evangélicos piden “renovación en medio del cansancio y el caos”

Operarios de un cementerio se preparan para enterrar un ataúd de noche. La alta tasa de mortandad en el país ha obligado a realizar ampliaciones provisionales de los cementerios y entierros nocturnos. / Captura de pantalla RTVE

Aunque Eloisa Figur está de acuerdo con él en que “las medidas de seguridad han afectado mucho a las iglesias” y en que “la mayoría de iglesias están dispuestas a cumplir con las medidas de seguridad”, también apunta a lo que ella considera como un factor atemorizante sobre la población. “La gente está asustada y no asiste a lugares religiosos”, opina.

Para Josanias Junior el problema es que hay “muchos líderes que también son irresponsables y han permitido aglomeraciones sin supervisión”. “Muchos no estaban de acuerdo con la idea de adorar sin su membresía. Pero así solo dan la razón a los políticos corruptos y avergüenzan al cristianismo con su mal testimonio”, dice el pastor. 

Sin embargo, en el ámbito profesional sanitario es donde más han notado los cambios en el ministerio de Sanidad y las decisiones del gobierno. “No ha sido fácil lidiar con la sensación de desvalorización de nuestro trabajo y conocimiento por la falta de apoyo del gobierno”, defiende la doctora Duarte. “Tenemos una tradición de campañas de inmunización muy exitosas y uno de los mejores sistemas de salud pública del mundo, además de una gran cantidad de profesionales y científicos capacitados y con experiencia en el control de las enfermedades contagiosas. Pero nada de esto ha sido valorado o bien aprovechado por el gobierno, que viene pautando las decisiones en disputas políticas e ideológicas y con altas dosis de negacionismo”, señala la sanitaria. “A pesar de los esfuerzos de diferentes autoridades sanitarias y políticas, la falta de coordinación nacional en las medidas sanitarias y sociales en un momento de pandemia nos ha hecho llegar a esta situación actual”, añade, al mismo tiempo que alerta de “una reducción en el respeto a las orientaciones y medidas de seguridad” por parte de la población.

El impacto económico y el testimonio de las iglesias

“La vacunación se está produciendo a un ritmo bastante lento”, lamenta Duarte. Según la plataforma ‘Our World in Data’, a fecha del 3 de mayo de 2021, Brasil ha vacunado al 14% de su población. Una cifra alejada del 26% registrado en España, por ejemplo, aunque superior a la de India (9,25%), otro de los países más afectados. El desarrollo de la vacunación es esencial para una economía como la brasileña, que en 2020 ha visto cómo el crecimiento de su PIB caía a -4,1 puntos negativos, según el Fondo Monetario Internacional.

“La población brasileña, formada por un gran número de trabajadores no estables, vive días de grandes dificultades económicas. En todos los segmentos de la economía ha habido una reducción drástica de los ingresos. Las empresas no pueden hacer frente a tantos cobros sin la venta de productos y servicios, sin retorno económico, y para muchas la solución es el cierre. A medida que se cierran las oportunidades de empleo, aumenta la pobreza y la ayuda de emergencia proporcionada por el gobierno debe verse como lo que es, una ayuda, no una fuente de ingresos”, considera Figur. La doctora Duarte también considera que “la pandemia ha acentuado la desigualdad social y los problemas estructurales, como el desempleo, el hambre y la dificultad de acceso a los cuidados sanitarios”. “Creo que todavía la extrema pobreza será más profunda si seguimos sin políticas públicas que combatan las desigualdades”, dice.

En esta situación, el testimonio de las iglesias evangélicas en el país está siendo importante e imprescindible. “Muchas de las iglesias evangélicas han fortalecido la acción social y muchas que no lo habían hecho hasta ahora han aprendido de este escenario”, remarca Josanias Junior. 

“Muchas iglesias están llevando ayuda a quienes no tienen comida ni medicinas. Como la función de la Iglesia es ser una respuesta al mundo de parte de Dios, muchos han entendido esta llamado y misión, pero Brasil es un país de proporciones continentales”, matiza Figur. 

Para Jequélie Duarte, el testimonio cristiano ha sido “la alegría de poder cuidar vidas humanas en todas las dimensiones” y en primera línea de atención médica. “Deseo renovación en medio del cansancio y del caos sanitario y social, para seguir cuidando y transmitiendo lo que sé para que el cuidado y el respeto por las vidas sea posible”, añade.

Además, la gravedad de la situación tampoco ha pasado inadvertida para las comunidades evangélicas, que también “sufren las consecuencias de la falta de recursos en la población, ya que sin sueldos no hay posibilidad de aportaciones económicas para las iglesias”. “A pesar de las dificultades que enfrenta todo el pueblo brasileño, existe una conciencia colectiva sobre la importancia de mantener abiertas las iglesias como último refugio en medio de tanto dolor y sufrimiento”, afirma Figur.

Esto se ha notado especialmente en las iglesias ubicadas en comunidades rurales, dice Nelson Junior, donde las congregaciones “no pueden funcionar de manera digital”. Para otras iglesias que sí habían hecho una adaptación previa al entorno digital, dice, “sus finanzas no se han visto tan sacudidas”.

“Orad para que esta pandemia pase lo antes posible”

Desde Brasil, las diferentes voces consultadas por Protestante Digital piden oración para que la situación mejore. “Orad para que esta pandemia pase lo antes posible y para que haya más sabiduría en el corazón de los gobernantes”, asegura Nelson Junior, que recuerda que “Brasil sufre de otro mal terrible, una devastadora ola de corrupción en gran parte del sector público”.

Eloisa Figur pide oración para que la pandemia también sirva para “un despertar espiritual” y “que la gente se levante en virtud del valor para reaccionar ante esta traumática situación y construir un nuevo Brasil”. 

La doctora Jequélie Duarte también considera que es necesario “mantener la esperanza de creer que, en breve, otro escenario será posible”. Y desde la Alianza Cristiana Evangélica de Brasil hacen un llamado a orar por “el respeto de las decisiones de los principales centros sanitarios y del seguimiento de las prácticas sanitarias consensuadas”.

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