Presión LGTB hace dimitir al líder cristiano del Partido Liberal británico
El evangélico Tim Farron había sido víctima de una campaña en medios por su visión bíblica de la homosexualidad. “Alguien más sabio que yo habría sabido llevar mejor el mantenerse fiel a Cristo y a la vez liderar un partido en el entorno actual”.
LONDRES · 15 DE JUNIO DE 2017 · 08:29
El líder del Partido Liberal anunció el miércoles su dimisión. La razón, ha explicado el propio Tim Farron, es que no podía soportar más la tensión entre su fe bíblica en Cristo y la presión que por ello recibía de medios de comunicación y sus adversarios políticos.
El resultado en las elecciones británicas no fue malo. El Partido Liberal ganó 4 escaños y fue el tercer más votado, con 2.300.000 votos. Farron dimitió por motivos de conciencia: la dura campaña que desde medios de comunicación y grupos LGBT se ha hecho para obligarle a explicar su opinión personal sobre la homosexualidad le llevó a una situación límite.
“Los periodistas tienen todo el derecho de hacer las preguntas que consideran adecuadas. Pero las consecuencias del enfoque sobre mi fe ha sido que me he encontrado dividido entre vivir como un cristiano fiel y servir como líder político”, explicó el miércoles al anunciar su dimisión.
En la sede de su partido, y rodeador de militantes, Farron se expresó con claridad: “Alguien mejor y más sabio que yo habría sabido llevar mejor el mantenerse fiel a Cristo a la vez que liderar un partido en el entorno actual”.
ACOSO Y DERRIBO EN MEDIOS
Farron, que lideraba el partido más proeuropeo del Reino Unido y pretendía centrar la campaña electoral en ganarse a los más jóvenes, se vio enredado desde el primer momento en defender su capacidad de liderar un partido progresista siendo a la vez un declarado cristiano evangélico.
Desde una primera entrevista con Channel 4 al inicio de la campaña electoral en la que la periodista le preguntó insistentemente sobre si consideraba que la homosexualidad es un pecado, sus rivales políticos (algunos dentro de su propio partido) usaron su respuesta (“mis posiciones personales no tienen importancia, porque yo defiendo el ideario de mi partido, que defiende los derechos de los LGBT”) para acusarle de homofobia e “incapaz” de liderar un partido progresista.
Ante el creciente miedo del partido de un fracaso en las elecciones, el propio Farron trató de zanjar la polémica diciendo que no consideraba que la homosexualidad fuera un “pecado” pero que, en todo caso, “un político no debe pontificar sobre teología”. Su cambio de discurso, le llevó, a su vez, a ser criticado en el entorno evangélico.
¿UNA SOCIEDAD TOLERANTE CON TODOS?
“Ser un líder político de un partido progresista en 2017 y el vivir como un cristiano comprometido que se mantiene fiel a las enseñanzas de la Biblia me ha resultado imposible”, decía resignado el miércoles.
“Soy una apasionado de defender los derechos y libertades de personas que creen cosas muy diferentes de las que creo yo”. Pero esa convicción profunda, dijo Farron, chocó con la realidad de una sociedad británica decepcionante. “He sido sujeto de sospecha por lo que creo y por en quién tengo puesta mi fe”.
Y tras explicar que se veía obligado a abandonar, añadió: “Es probable que nos estemos tomando el pelo a nosotros mismos cuando decimos que vivimos en una sociedad tolerante”.
El político terminó su discurso citando un himno cristiano para explicar que su identidad como cristiano era incluso más importante que la de su identidad como político. “Imaginaos cuan orgulloso estoy de liderar este partido. Y entonces imaginaos qué me llevaría a voluntariamente renunciar a este honor. En las palabras del himno de Isaac Watts, tiene que ser algo ‘tan asombroso, tan divino, que pide mi corazón, mi vida y mi todo’”.
EVANGÉLICOS: ¿EL CRIMEN? SER CRISTIANO PRACTICANTE
El director de políticas de la Alianza Evangélica del Reino Unido, Dave Landrum, respondió a las noticias de la dimisión de Farron con un artículo en el que criticó “la coronación de una nueva ideología, los cuales aprovechan cada situación para inferir la normalidad de sus ideas confrontando, deslegitimando y, finalmente, silenciando cualquier voz o postura que disienta de la suya”.
El discurso de despedida de Farron demuestra, según la Alianza Evangélica, “que el liberalismo contemporáneo ha dejado de ser liberal. Además, nos sugiere que esta nueva ideología autoritaria no respeta las sociedades plurales y la democracia, a las que el cristianismo ha contribuido tanto”.
El “crimen” de Farron fue simplemente, ser “cristiano practicante”.
OTRAS REACCIONES
Tras conocerse el anuncio, figuras como el anterior líder de los Liberales, Nick Clegg, alabaron el trabajo de Farron.
El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, respondió describiendo las posición de Farron como “honorabe y decente”.
El obispo anglicano de Londres, Pete Broadbent fue más claro: “Nadie debería tener que escoger entre su fe y la política”.
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