EEUU: Nueva Holanda, Nueva Francia y Nueva Suecia

La formación de los Estados Unidos fue un esfuerzo conjunto de diferentes naciones y reinos. América se convirtió en la tierra de acogida de los disidentes religiosos, de los aventureros y los convictos de algunos de los países más prósperos de Europa.

07 DE FEBRERO DE 2009 · 23:00

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Mientras el Imperio Español y los Países Bajos continuaban la guerra, los holandeses desarrollaron una importante flota comercial. Sus compañías orientales conseguían abrir los mercados en occidente y se aprovechaban de su papel de intermediarios. En 1602 un grupo de comerciantes fundó la Compañía Holandesa de las Indias Orientales. Seis años más tarde, los neerlandeses encargaron expediciones a América para establecer colonias en el territorio. En 1609 zarpó un barco capitaneado por Hudson, penetrando en septiembre de aquel mismo año en lo que se convertiría más tarde en Nueva York. Los intereses holandeses en Sudamérica les hicieron olvidar las frías costas norteamericanas, hasta que en 1614 levantaron un fuerte cerca del río Hudson, pero la expansión definitiva no llegaría hasta 1621, cuando se creó la Compañía de las Indias Occidentales. El 4 de mayo de 1626, Peter Minuit desembarcó en la isla de Manhattan y la compró a los indios a cambio de unas baratijas por valor de setenta florines (veinticuatro dólares americanos). En pocos años los holandeses se extendieron fundando Brooklyn, Harlem y Nueva Ámsterdam (Nueva York). Nueva Suecia surgió un poco más tarde, gracias al impulso del rey Gustavo Adolfo. En 1630 el rey intervino en la Guerra de los Treinta Años y tras conseguir varias victorias decidió crear un imperio colonial semejante al holandés. Contrató a varios neerlandeses renegados de la Compañía de las Indias Occidentales, pero tras su muerte la colonización se retrasó hasta 1637, cuando se constituyó la Compañía de la Nueva Suecia. Los colonos suecos se establecieron cerca de Filadelfia, siendo los suecos los que implantaron la cabaña de troncos, que tantos inviernos fríos evitaron a los pioneros americanos. Los franceses habían intentado desde la época del almirante Coligny colonizar América, pero el impulso definitivo tuvo que darlo Enrique IV, el rey apóstata que renunció a su protestantismo por el trono de Francia. Los nuevos colonos construyeron varios fuertes y fundaron Québec. Poco después se establecieron en Place Royale que se convertiría más tarde en Montreal. Tras la muerte de Enrique IV y la llegada al poder de Richelieu, se desató una persecución contra los protestantes franceses. Muchos hugonotes decidieron marchar a América para escapar de la opresión religiosa del cardenal, pero se dio la paradoja que los hugonotes se instalaron en las colonias inglesas y se convirtieron en enemigos de sus compatriotas.

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