‘En la escuela de la Palabra’, puerta de acceso a la obra de Alfredo Tepox Varela
El Dr. Alfredo Tepox Varela (1939-2023) fue un biblista, traductor y exégeta mexicano que colaboró en varias de las principales versiones de la Biblia de las últimas décadas.
02 DE JUNIO DE 2025 · 17:30

He pensado mucho sobre eso, que cada traductor es un traidor, también he pensado que también soy un traidor, pero no a la causa que he servido, pues lo cierto es que no hay traductor fiel, ya que fiel sería traducir cien palabras con cien acepciones, pero si le ponemos ciento dos o ciento tres, definitivamente habrá una traición. La misión está encaminada a que toda criatura tenga acceso a la Palabra inspirada y comprenda que Dios habla y quiere llegar a toda su creación, pues no concebiría a un Dios que no puede darse a entender con sus pueblos, en todo tiempo y en todo lugar.[1]
A.T.V.
El Dr. Alfredo Tepox Varela (1939-2023) fue un biblista, traductor y exégeta mexicano que colaboró en varias de las principales versiones de la Biblia de las últimas décadas. Formado en Lingüística en la Universidad de Austin, Texas, desarrolló una larga carrera en el equipo de las Sociedades Bíblicas Unidas (SBU) y contribuyó de manera sustancial a establecer criterios sólidos de traducción aplicables sobre todo a la poesía del texto sagrado. Ahora que aparece una selección de sus artículos, ensayos, muestras de traducción y otros textos varios es una magnífica ocasión para valorar el impacto de su trabajo. Allí se encuentran reseñas de libros, notas breves, homenajes, un poema, estudios sesudos y hasta algunas “calaveritas” (versos juguetones muy mexicanos relacionados con los días de muertos) que compartió con la comunidad de fe, cercana a su domicilio, a la que asistió durante largos años y en la que predicó ocasionalmente.
Para la edición del libro se logró, afortunadamente, la conjunción y el interés de varias instancias ligadas a lo que Tepox representó en el medio protestante mexicano, latinoamericano y mundial: la benemérita Casa Unida de Publicaciones, siempre interesada en divulgar autores de importancia, la Iglesia Evangélica Misionera del Pacto El Dorado, en el 50o. aniversario de su organización, las Sociedades Bíblicas Unidas, gracias al apoyo de Loida Ortiz, compañera de Tepox en varios proyectos, la Comunión Mexicana de Iglesias Reformadas y Presbiterianas (CMIRP), con quien este autor tuvo buena cercanía, y la Comunidad Teológica de México (CTM), su alma mater, que le otorgó el Doctorado Honoris Causa en 2014. El Dr. Edesio Sánchez Cetina escribió un prólogo entrañable y la contraportada cuenta con comentarios de los Dres. Mariano Ávila Arteaga y Elsa Tamez L.
Quien escribe se encargó de la selección y de las palabras introductorias, además de la distribución de los textos en siete secciones: Biblia y traducción; Estudios bíblicos; Ensayos; textos varios; Homenajes; Entrevista y Traducciones. Pero quizá la más importante aportación sea el comentario al libro de los Proverbios que abarca los capítulos 1-3, parte de un proyecto que no llegó a completarse por diferentes razones. La calidad filológica, lingüística y gramatical de la que hace gala en este fragmento amerita una lectura cuidadosa y atenta a fin de apropiarse de manera muy concienzuda de la sabiduría que acumuló y que desplegó generosamente. Es posible que las múltiples ocupaciones le hayan distraído para no alcanzar a comentar la totalidad del libro. Aun así, esas pocas páginas iluminan notablemente la comprensión de ese libro sin par.
Perteneciente a la tradición menonita, no tuvo reparos en participar en proyectos educativos ecuménicos, especialmente en la Comunidad Teológica de México, en donde estudió y fue rector por un breve tiempo. Sus discípulos en las clases de hebreo y otras asignaturas afines lo recuerdan como un profesor ciertamente exigente, pero sobre todo ampliamente abierto a todas las perspectivas, puesto que no se ceñía a una postura doctrinal con tal de transmitir la forma y el espíritu de los textos bíblicos. De esta manera explicó su visión al respecto. “Pero sueño con el día en que las múltiples y variadas teologías se encuentren en una visión única, compartida por hombres y mujeres, donde lo sacerdotal dé lugar a lo profético, y donde lo escolástico dé lugar a lo poético. Este anhelo personal no reclama originalidad” (p. 263).
Poseedor de una amplia cultura humanística, el volumen da cuenta de muchos de sus intereses literarios, bíblicos, teológicos y estéticos, pues a su capacidad para traducir e interpretar los textos bíblicos se sumó un apetito intelectual que le permitió abordar diversos temas, incluso algunos polémicos. En la escuela de la Palabra. Textos escogidos es una gran oportunidad para acercarse a una gran variedad de registros expresivos, algo poco común en los espacios protestantes actuales. Su afición musical se manifiesta en dos textos dedicados, uno, a Consagración de la primera, novela del cubano Alejo Carpentier, y otro a la obra de Tchaikovsky, de quien fue especialmente devoto. Sabido es que, durante un tiempo, Tepox participó activamente en las sesiones de análisis musical que conducía un amigo suyo.
En el prólogo, que le hace justicia, Sánchez Cetina afirma. “Si mi mente no me falla, los escritos de Alfredo abarcan la exégesis, la lingüística, la traductología, la literatura, conocimiento de los diferentes contextos que dieron vida a las Sagradas Escrituras: el histórico, el sociocultural, el arqueológico, el religioso y el teológico, incluyendo el humorístico […] Debo volver a recalcar su excelente manejo del castellano hablado y escrito. Siempre me admiró su calidad pedagógica en los talleres de formación de traductores a lenguas indígenas y sus visitas para revisar los avances de traducción de los varios equipos de traducción, en México, Guatemala, Panamá y Paraguay” (p. 8).
La enorme experiencia que volcó en los talleres y cursos que ofreció por toda América Latina le permitió alcanzar un público que, sin estar formado necesariamente en las aulas teológicas, pudo tener acceso a lo mejor de los avances de las ciencias bíblicas que dominaba a la perfección. El estilo desenfadado, ameno y lúdicamente propositivo que le caracterizó le granjeó una gran aceptación para transmitir conceptos que de otra manera eran de muy difícil acceso. Y qué decir de sus análisis estrictamente antropológicos (también representados en el volumen) en los que su exquisita sensibilidad lleva de la mano al lector por espacios aparentemente tan distantes. En “Hacia una hermenéutica de mito y rito” su definición del primer concepto logra ir más allá de los debates interminables en espacios tradicionales: “…un hecho histórico narrado en términos no históricos” (p. 193).
Un par de ejemplos, entre muchos, lo pintan de cuerpo entero: sin entrar en la discusión técnica e histórica acerca de la segunda parte del libro de Isaías (caps. 40-55) que la academia ha denominado el Déutero-Isaías, en un par de momentos, especialmente en el ensayo “Isaías: creación y redención”, se refiere al autor de esa sección como “Isaías de Babilonia”, dando una hermosa lección sobre su mensaje:
Entre los grandes profetas del Antiguo Testamento destaca Isaías de Babilonia —llamémosle así, a falta de otro nombre— por la sublimidad de su mensaje y por el bello ropaje poético en que lo expresa. Es tal su estatura entre los grandes de Israel que no sería exagerado compararlo con Moisés. Es, de hecho, un nuevo Moisés; es el Profeta del Nuevo Éxodo. Si aquél sacó de Egipto a una abigarrada multitud de esclavos y los constituyó en un pueblo, éste saca de la angustia y la desesperanza a un Israel moral y físicamente deshecho, y lo constituye en el pueblo nuevo de Dios; si el Señor estuvo con Moisés para convertir el mar en tierra seca y hacer que los israelitas lo cruzaran sin mojarse un solo dedo, ahora el Señor está con Isaías para anunciar a Israel que pronto cruzará el desierto, de vuelta a la patria perdida, sin que haya de sufrir sed… (p. 163).
En el discurso de aceptación del Doctorado Honoris causa mencionado arriba, se refirió así a la importancia de lo poético en el abordaje a la Biblia y a su traducción: “El poeta tiene la ventaja sobre el teólogo de ver todos los días el mundo como si lo viera por primera vez. El poeta puede ser teólogo y profeta. El poeta reconoce su fragilidad humana y exclama: ‘Cuando veo tus cielos, la obra de tus dedos, La luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Quién es Alfredo Tepox, para que de él te acuerdes? ¿Quién es Alfredo Tepox, para que pienses en él?’ (Salmo 8.3, 4)” (p. 263). No podía dejar de esperarse esta audacia lúdica y provocadora en alguien que, como él, estaba profundamente familiarizado con la Biblia en sus idiomas originales.”. Elsa Tamez aludió a algo similar: “Nadie puede negar que Tepox es un maestro tanto en el manejo del idioma como de la exégesis y la traducción de la Biblia. Es, en otras palabras, un comunicador erudito con alma de poeta. Leerlo es placentero no sólo cuando hace o habla de poesía, sino también cuando analiza textos bíblicos, obras literarias o temas actuales” (énfasis agregado).
Otra traducción relevante, dos fragmentos de la cual se incluyen en el libro, es sin duda alguna, la correspondiente a los poemas acrósticos de Lamentaciones en la Traducción en Lenguaje Actual, en la que Tepox adapta el texto para corresponder al formato original en hebreo: “¡Pobrecita de ti, Jerusalén!” y “Yo soy el siervo sufriente”, primer y tercer lamento acróstico que cada tres versículos comienza con una letra del alfabeto hebreo, fueron transformados magistralmente sin falsear su espíritu lastimero y triste. Es uno de los grandes momentos de esa versión bíblica en donde el genio de Tepox brilla en toda su dimensión. En la introducción de su jocoso libro Dios me ha hecho reír explica: “El pueblo que nos ha heredado el texto bíblico ha hecho del uso del lenguaje un verdadero arte, de lo cual dan testimonio su fuerza narrativa y su singular lenguaje poético. El mandamiento de no hacerse ninguna clase de imágenes llevó a este pueblo a explotar todos los recursos posibles de su lengua, entre los que destacan las aliteraciones, los acrósticos, los juegos de palabras, la ironía y el sarcasmo” (p. 292). En el video “¡También de dolor se canta!” (Sociedad Bíblica de Guatemala, 19 de mayo de 2020, aquí) habla detalladamente de los acrósticos del libro.
Finalmente, el libro incluye una lista de enlaces a otros videos en donde es posible apreciar a Tepox en plena acción, sea predicando muy a su manera, charlando o exponiendo el contenido de la Biblia y los avatares de la traducción del modo más ameno imaginable. Confiamos en que a través de este libro el magisterio de este gran autor llegará a mucha gente sensible y atenta.
La primera presentación de En la escuela de la Palabra. Textos escogidos tendrá lugar el domingo 15 de junio a las 12.45 hrs. en la Iglesia Evangélica Misionera del Pacto El Dorado con la participación de Mariano Ávila Arteaga, Miguel Ortega M., Loida Ortiz y Edesio Sánchez Cetina. Se transmitirá por Facebook Live y estará disponible en YouTube.
[1] Alfredo Tepox Varela, En la escuela de la Palabra. Textos escogidos. Pról. de Edesio Sánchez Cetina, sel. Leopoldo Cervantes-Ortiz. México, Casa Unida de Publicaciones-Iglesia Evangélica Misionera del Pacto El Dorado-Sociedades Bíblicas Unidas-Comunión Mexicana de Iglesias Reformadas y Presbiterianas-Comunidad Teológica de México, 2025, p. 339.
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