Luisa Villalta: “Bach y muiñeira vieja... pasión y olor popular”

El gran autor de la música y la poesía es Dios y en mi más profunda humildad, todo lo mío siempre es para él.

18 DE MAYO DE 2024 · 20:30

Luísa Villalta tocando el violín, fotografiada por Rafael Villalta. / Archivo familiar. Centro Ramón Piñeiro. Fotografía obtenida a través de la RAG.,
Luísa Villalta tocando el violín, fotografiada por Rafael Villalta. / Archivo familiar. Centro Ramón Piñeiro. Fotografía obtenida a través de la RAG.

Insisto en que a rua son os pasos,

xilofones de oquedades graduadas,

reclamando unha vida en movimiento.

Escoita:

eses pasos que anónimos resoan

admitidos como seres, como pulsos

dalgún sangue, do pasado, como vida

como ciclos en que os ritmos se entrecruzan,

encamiñan-me a min para o silencio.

Poema de Luisa Villalta do seu libro Música reservada, publicado por edicións Castro en 1991.

 

Como coruñesa que ama profundamente la música y la poesía e intenta conjugarlas, es un placer para mí poder recoger lo más hermoso de la biografía de alguien muy especial que nos dejó con 46 años a causa de una maldita meningitis, algo endémico por estas tierras. Pero su arte vivirá por siempre en nuestros corazones y en cada una de las calles de nuestra bendita ciudad.

Luísa Villalta nació en A Coruña el 15 de julio de 1957 y falleció en la misma ciudad el 6 de marzo de 2004. Escritora, violinista, traductora, profesora y activista cultural gallega, cultivó todos los géneros literarios (teatro, novela, ensayo y poesía). La Real Academia Galega le ha dedicado el Día das Letras Galegas este 17 de mayo: “Fue una escritora para hacernos pensar el mundo contemporáneo, a través de una obra marcada por el pensamiento apasionado, la búsqueda del rigor y también la deliciosa exploración estilística. Luisa Villalta tenía dos preciosas pasiones que se cruzaban entre sí y hacían de ella algo muy especial, la poesía y la música; aunque era una autora reconocida sobre todo como poeta, pero que también cultivó con talento el teatro, la narrativa de ficción, el ensayo, el articulismo y la traducción”.

Se o princípio foi a palabra, antes dela foi o son e, despois, o entendimento e transmisión da súa melodia. Eis a Música, que brota como o rio da existencia, e a Palabra, que interpreta o seu ritmo como unha danza ritual arredor do lume da intelixéncia. Eis a Poesia, palabra melódica”. Así comienza el prólogo, firmado por Luísa Villalta, que abre su primer libro de poemas, Música reservada (Ediciós del Castro, 1991), una obra donde “la palabra es energía en pensamiento”. “Pensar, pensar (...) / porque a razón é tráxica / como tráxico é calquer fin último”.

Después llega Ruído (Espiral Maior, 1995), el segundo poemario: “Mientras la música se prolonga en ecos interminables abriéndole las puertas al infinito, el ruido es por sí mismo un astro estallado cuyas partículas caen a toda velocidad y se desintegran de pronto, para ser siempre otra cosa, en otro lugar, con otro valor”, recoge en el prólogo. “Cualquiera que fuera el principio de todo, lo único seguro es que produjo un ruido”, escribe la poeta de la Ciudad Alta en el ensayo O outro lado da música, a poesía (Edicións A Nosa Terra, 1999).

“Cuando pienso en Luísa Villalta hoy en día la veo cómo una mujer renacentista”, afirma su amiga, la escritora y docente Marga do Val (Marga Romero Lorenzo), en una conversación en el piso superior de la librería Couceiro, en Santiago de Compostela, donde confiesa que no recuerda con exactitud el instante en el que conoció a la autora homenajeada en el Día das Letras Galegas de este 2024, ya que es como si formara parte de su vida desde su toma de conciencia como gallega y como escritora. Además, destaca que Villalta adoraba el arte en general, y la relacionaba con el saber y con su manera de estar en el mundo, vinculando tanto poesía con música, fotografía o teatro.

Para el investigador, profesor y crítico literario Armando Requeixo, responsable de la edición de Pensar é escuro, Poesía reunida (1991-2004) (Galaxia, 2023), Luísa Villalta es una poeta y una escritora que no se entiende sin el curso del mundo musical: “La literatura y la música eran sus grandes pasiones y desde la primera hora las fundió y las trasfundió”. “Esto podemos verlo a lo largo de su trayectoria literaria, pero también en otras facetas como es la actividad propiamente profesional desde lo musical”, explica en una entrevista en el Centro Ramón Piñeiro, en Santiago de Compostela, del cual, además de investigador, también es secretario. Requeixo incide en que precisamente algunos de los primeros escritos que Villalta publica en su vida son textos alrededor de la relación entre música y poesía, como pueden ser A música como arte(La Voz de Galicia, 1982); A língua do son y Música observada, conservada e reservada, ambos de 1987, el primero en Luzes de Galicia y el segundo en Grial.

“Es maravilloso a donde llega cuando describe lo que puede ser una muiñeira en la obra de Rosalía o de Manuel Antonio, y eso lo hace muy bien porque ella también establecía ese tipo de vinculaciones en su obra”, explica Marga do Val.

“El otro lado de la música, la poesía, debería estar en todos los institutos y no está, debería ser una referencia fundamental en todos los trabajos de crítica o ensayo literario y no está”, denuncia el músico, escritor, actor y docente Xurxo Souto en el Auditorio del Conservatorio de Música de Compostela, que este año acaba de publicar Somos un pobo de artistas. O método Luísa Villalta (Xerais, 2024). El ensayo de la poeta coruñesa es, desde la perspectiva de Souto, un punto de inflexión en la historia de la crítica literaria gallega y en la historia de la música gallega, donde reivindica la esencial relación entre música y poesía. “En la primera parte nos explica cómo todo está codificado por los griegos y en la segunda nos cuenta la historia de la literatura gallega en clave musical”, aclara, concretando que Villalta concebía el sonido y la poesía como dos formas retóricas del propio sonido. “Ella denuncia que con la aparición de la imprenta la poesía quedó relegada a la escritura poética que se puede leer en silencio, considerando que esa era toda la poesía”. Por otra parte, Marga do Val indica que en esta obra Luísa le da la mano a la tradición cultural y a la tradición popular: “Es maravilloso a donde llega cuando describe lo que puede ser una muiñeira en la obra de Rosalía o de Manuel Antonio, y eso lo hace muy bien porque ella también establecía ese tipo de vinculaciones en su obra”.

En palabras de Requeixo, para Luísa Villalta la música y la poesía nacen de la misma fuente. El inicio del universo humanizado es el sonido, y ese sonido se extiende en dos grandes cosmos: el de la palabra y el de la música: “Esos dos inmensos territorios se buscan siempre en una reciprocidad que no se entiende si no se comprende que son uno todo y que uno sin lo otro no tiene sentido”, señala. “Y eso es probablemente lo que quiso hacer desde Música reservada”. “Desde la armonía, la amplitud, la música más acabada, más esférica, se pasa a ese otro espacio de sonido también musical que es el Ruído, que es lo que nos deja en su segundo poemario”, relaciona el crítico.

Ahondando en su primer libro de poemas, Música reservada, Xurxo Souto destaca que nos encontramos ante una obra en la que existe una necesidad de crear una música propia que salga de los cánones, pero que dialogue con esos propios cánones. Con todo, “en la conexión con la realidad no es todo armonía, no es todo la música de las esferas, no es todo perfección formal, llega el Ruído, el malestar”, conecta Souto con la segunda creación poética de Villalta. En relación con esta, Marga do Val opina que aquí está, a lo mejor, el testamento poético de Luísa: “Ese decir, ¿esto es también una mujer que resiste o habrá poesía en que salvar-se?”, ahonda. “Hay una serie de versos que nos hablan de la Luísa que está creciendo como poeta, y ese crecer como poeta hace que se aleje un poco de ella misma”. “Es su máxima unidad entre la música y la poesía”, nos aclara.

Música reservada y Ruído son los primeros poemarios de Villalta. “Entre ambos, está el silencio, que es muy importante también en la poesía y en la escritura en general de Luísa. Ella tiene también de alguna manera una poética del silencio”, dice Armando Requeixo. “Ese silencio es el contraste necesario para que entendamos la producción del no silencio, es decir, del sonido, es la amalgama para comprender toda esta escritura y otra que produjo a lo largo de su vida”, añade.

Además, como amiga y conocedora del empecinamiento por la perfección de la homenajea en el Día das Letras Galegas de este año 2024, Marga do Val recuerda que cuando Villalta le dio un ejemplar de la primera edición de Ruído, iba corregido a mano, por ella misma, una errata en una letra griega. “Corrigió a mano todos los ejemplares de las suscriptoras y de los suscriptores de Espiral Maior. Este es un ejemplo de cómo cuidaba y mimaba sus libros”. Y va a ser que a mí me parece algo precioso

Al final de Ruído, Luísa Villalta hace referencia al “tercer sonido”. Tal como recuerda Requeixo, en sentido más lineal, alude a una realidad de un intérprete que era capaz de crear música en un instrumento que no producía un sonido primario sino un sonido secundario, incluso un tercero sonido resultante. “De esta manera, ella utiliza esa metáfora para explicar cuál es su visión integral del todo, del mundo de la creación y también de su propia vida. Entre la armonía, la música, la música reservada si se quiere también, y la disonancia y caos, lo fragmentario, lo no armónico que es el ruido, entre esos dos extremos está la posibilidad de ese tercero sonido, que sería justamente la fusión y creación de un espacio que los reunieran como polos en un todo autoconsistente que es la propia vida sensitiva, la vida artística. 

En opinión de Xurxo Souto, ese tercer sonido no es otro que la “pura emoción”: “Luísa Villalta nos lleva hacia ese mundo del sonido, hacia ese mundo de la plenitud, hacia ese mundo de la vibración cósmica porque Luísa fue una auténtica revolucionaria... una mujer absolutamente apasionada y plena que desde la percepción formal transmitió la revolución”.

Vuelve de nuevo a la mente de Souto una conversación que tuvo con la poeta en el programa A tropa da tralla, que dirigía en Radio Coruña, al que Villalta acudió varias veces. En una ocasión, la autora contó una anécdota que le había acontecido al final de una actuación con el grupo Escaino, compuesto por ella, Luísa Villalta, Juan Fernán Vello, Paulino Pereiro y Xosé Luis Pereiro: “Un señor mayor que tocaba el violín con solo dos cuerdas montó la revolución de la emoción allí, y al finalizar dijo: qué bonito sería saber tocar el violín”. “Luísa comentaba que le dio una gran lección, porque ella tenía la técnica y lo académico, y el señor no tenía nada de técnica pero toda la emoción”.

Bach era uno de los compositores favoritos de la poeta de nuestra Ciudad Alta. “Ella amaba a Bach, era un compañero inseparable y una inspiración y, de alguna manera, también podemos decir que Luísa es la poeta de Bach”, confiesa Requeixo. En ese sentido, Marga do Val comenta: “Recuerdo llamarla cuando estuve la primera vez en Leipzig, en la iglesia donde está enterrado Bach, y mandarle una fotografía, porque le emocionaba mucho las Sarabandas de Bach”. La escritora también menciona la especial vinculación que Villalta tenía con Hildegard von Bingen: “Yo viví en la zona de Bingen, y conocí Disibodember donde ella entró con siete u ocho años”. “A mí me gustaba muchísimo hablar con Luísa de Hildegard, porque fue algo que nos unió, como yo vivía allí y a ella le gustaba mucho sus sinfonías, le hablaba de sus visiones, de los libros que había escrito y de esa lengua que inventó, porque debió ser de las primeras personas en el mundo que inventó una lengua desconocida”. Hay algo que me parece precioso que dice Xurxo Souto de Luisa, ante la pregunta alrededor de la música que podría ser Luísa Villalta: “Una muiñeira vieja berghantiñá”. “También podía ser una obra de Béla Bartók y, sobre todo, cualquier obra referida a la música de las esferas de Bach”. Y termina diciendo: “Bach y muiñeira vieja, eso es Luísa Villalta. Perfección formal absoluta, pasión y olor popular. Esa síntesis es muy difícil de hacer pero ella lo consiguió”.

A fin de cuentas, el gran autor de la música y la poesía es Dios y en mi más profunda humildad, todo lo mío siempre es para él.

 

Fuentes:

Noelia Gómez Calvo

 

 

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