Fructificando en la gestión empresarial (9): Dominio propio

Uno de los primeros ejercicios en el liderazgo empresarial es el gobierno de uno mismo, de nuestra lengua, de nuestros actos, de nuestros impulsos.

04 DE ABRIL DE 2023
14:15 CEST
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Hemos llegado al último elemento del fruto del Espíritu Santo en la Gestión Empresarial: el dominio propio o autocontrol, que como los anteriores son el resultado de la transformación que el Espíritu Santo realiza en nuestra vida.

El Apóstol Pablo reconoce a los cristianos en Roma que, debido a su naturaleza humana, carece de autocontrol, porque, aunque desea hacer lo bueno, no es capaz de hacerlo. Y es ahí donde entra la obra transformadora del Espíritu Santo, que incluso nuestra capacidad de disciplina no puede alcanzar, el dominio propio, así lo enseña Pablo a Timoteo: “Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio.”2 Timoteo 1:7

La falta de autocontrol puede llevarnos al fracaso más rotundo en nuestros negocios o en nuestra carrera profesional; Salomón lo describe como si la falta de dominio propio fuera la zona indefensa de nuestro negocio y por donde podemos ser derrotados; “Como ciudad sin defensas y sin murallas es quien no sabe dominarse” (Proverbios 25:28).

Algo parecido dijo Leonardo Da Vinci: No se puede poseer mayor gobierno, ni menor, que el de uno mismo.

El médico psiquiatra Enrique Rojas va más allá y apunta: “La madurez es controlar deseos y retrasar gratificaciones. Si no nos dejamos arrastrar por los primeros impulsos, estaremos tomando el control de nuestra vida y gozaremos de verdadera libertad”.

Y Oscar Wilde incide en el concepto de libertad: “Un hombre que es dueño de sí mismo pone fin a un pesar tan fácilmente como inventa un placer. No quiero estar a merced de mis emociones. Quiero usarlas, disfrutarlas, dominarlas”.

Sin la capacidad de autocontrol, cualquier plan puede fracasar

Podemos crear excelentes planes estratégicos, fruto de un buen análisis del mercado y de nuestras capacidades y recursos necesarios para conseguir los objetivos propuestos, pero éstos pueden fracasar si no tenemos la capacidad de autocontrol.

¿Ejercitamos el autocontrol o dominio propio en situaciones limites? Uno de los primeros ejercicios en el liderazgo empresarial es el gobierno de uno mismo, de nuestra lengua, de nuestros actos, de nuestros impulsos, lo cual indica un grado de madurez que alimenta y afirma nuestra autoridad a la luz de todos nuestros colaboradores.

El autocontrol no viene de serie, lo debemos trabajar y si dejamos que sea el Espíritu Santo que gobierne y vaya transformando nuestra vida, seremos líderes empresariales con las cualidades de éxito que esta sociedad necesita.

Deseo que estos 9 elementos del fruto del Espíritu Santo en la gestión empresarial fructífera, sean una realidad en nuestro ejercicio empresarial. Fácil no es, pero es posible, solo debemos dejarnos liderar por quien nos ha facultado para esta labor.

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