“Una iglesia sana es aquella donde nadie tiene poder absoluto”

Abordamos con Marcos Zapata el tema del abuso en el contexto de las iglesias evangélicas.

Daniel Hofkamp

ESPAÑA · 10 DE ABRIL DE 2025 · 13:00

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Foto de Mykyta Kondratov en Unsplash

En las últimas semanas diversos medios de comunicación están siguiendo el caso de supuestos abusos cometidos en la iglesia Samaria en Terrassa (Barcelona), donde varias víctimas han denunciado a los líderes de la iglesia, abriendo un proceso judicial en el que también se ha personado como acusación popular el Consell Evangèlic y Ferede.

Este caso abre nuevamente preguntas sobre cómo las iglesias evangélicas abordan las situaciones de abuso en su entorno. Desde Protestante Digital trataremos este asunto en diversas entrevistas, en primer lugar lo hacemos hoy con Marcos Zapata, pastor de la iglesia Buenas Noticias en Lugo y presidente de la Alianza Evangélica Española.

 

Pregunta. Cada cierto tiempo tenemos noticias que nos hielan el corazón, como es el caso de abusos cometidos en el entorno de iglesias evangélicas. En primer lugar, ¿cuál es la postura que como evangélicos deberíamos presentar ante estas situaciones?

Respuesta. Como evangélicos, debemos tomar una postura clara de cero tolerancia al abuso en cualquiera de sus formas. Esto incluye denunciar públicamente el pecado, cooperar con las autoridades civiles, proteger y acompañar a las víctimas, y revisar nuestras estructuras para prevenir cualquier forma de encubrimiento. La justicia y la verdad están en el corazón del Evangelio, y no podemos proteger instituciones a costa del sufrimiento de personas. Nuestra respuesta debe ser empática, firme, responsable y centrada en la restauración de los dañados, no del prestigio de una institución eclesiástica. 

 

P. En casos como el de la Iglesia Samaria, por lo que cuentan las víctimas, se percibe un entorno de autoritarismo y aislamiento. ¿Cómo podemos evitar estas situaciones en nuestras iglesias?

R. En mi opinión, es fundamental cultivar entornos de rendición de cuentas, transparencia y participación saludable. Algunas medidas que podríamos fomentar en nuestras iglesias u organizaciones eclesiales podrían ser:

  • Formar equipos de liderazgo plurales y no centralizados.
  • Fomentar una cultura de preguntas y diálogo, no de miedo ni obediencia ciega.
  • Establecer protocolos claros y conocidos para tratar denuncias.
  • Promover la salud mental y espiritual tanto en líderes como en miembros.
  • Capacitar a los líderes en ética, límites y acompañamiento saludable.
    Una iglesia sana es aquella donde nadie tiene poder absoluto y todos están sujetos a la Palabra y al Espíritu Santo, pero también a una comunidad madura.

 

“Si se trata de un delito, hay que denunciar ante las autoridades”

P. Si una persona está sufriendo abuso en una iglesia, ¿cómo crees que podría proceder?

R. Lo más importante es que sepa que no está sola. Hay algunos pasos que puede dar para enfrentar la situación de abuso:

  • Buscar ayuda externa y segura (un familiar, un terapeuta, otra iglesia, una organización de apoyo).
  • Documentar lo que ha vivido, si puede hacerlo sin ponerse en riesgo. Este es un paso muy importante si se llega al punto de una denuncia. 
  • Denunciarlo a las autoridades si se trata de un delito.
  • No dejarse manipular por discursos espirituales que encubren el abuso (“no causes división”, “sométete al líder”, etc.). Esto suele ser más común de lo que pensamos, se encubre el abuso con un falso manto de espiritualidad.
  • Si es posible, comunicarlo a líderes de confianza fuera del círculo del agresor. Puede acudir a entidades como la FEREDE, o su propia denominación para denunciar el abuso, si llega a ser un delito. 

La persona debe recibir acompañamiento emocional, espiritual y legal, y la iglesia debe facilitar este proceso, no obstaculizarlo.

 

P. Ante una situación de abuso, ¿qué herramientas pueden aplicarse para un proceso de restauración?

R. Primero, es importante entender que restaurar no significa volver a la normalidad como si nada hubiera pasado. El proceso debe centrarse, ante todo, en las víctimas. Algunas herramientas que puedo sugerir son: 

  • Acompañamiento pastoral y psicológico de las personas afectadas. De ser necesario, también social y económico. 
  • Procesos de justicia restaurativa (cuando la víctima lo desea y hay condiciones seguras).
  • Revisión profunda de las dinámicas de poder, estructuras y liderazgo.
  • Actos simbólicos y públicos de reconocimiento y arrepentimiento.
  • Tiempo. La restauración es un camino largo y no debe apresurarse.

Podríamos añadir más puntos, pero si estos llegan a ponerse en práctica, sin duda estaremos ante una iglesia responsable con su comunidad. 

 

“El regreso al ministerio no debe ser automático ni necesariamente posible”

P. Si un líder ha cometido abuso, ¿hay restauración posible en cuanto a su ministerio?

R. Sin duda, esta es una contestación que requeriría todo un desarrollo más completo del que puedo expresar en esta entrevista. Primero quiero establecer que hay restauración espiritual para todos, porque nadie está fuera del alcance de la gracia de Dios. Pero el regreso al ministerio es otro asunto.

El liderazgo es una responsabilidad pública que requiere confianza, integridad y madurez.

Si un líder ha cometido abuso, especialmente de poder, sexual o emocional, la restauración de su ministerio no debe ser automática ni necesariamente posible. En la gran mayoría de los casos, es mejor que no vuelva a ejercer un rol de autoridad espiritual, aunque pueda ser restaurado como hijo de Dios y miembro de la comunidad.

La iglesia necesita volver a darle al ministerio el peso y la responsabilidad que tiene, y proteger a las ovejas por encima del prestigio de sus pastores.

 

 AEE: Una guía pastoral para prevenir el abuso espiritual 
En 2016, la Alianza Evangélica Española editó una Guía pastoral para prevenir el abuso espiritual. En su prólogo, el pastor José de Segovia explica que “la cuestión que este trabajo de la Alianza Evangélica enfrenta, no es fácil de asimilar para muchos que buscan respuestas simplistas. No se trata de buenos o malos, sino de examinarnos a nosotros mismos. La fidelidad o la apostasía no es tan fácil de discernir en la práctica, como en la doctrina. No vamos por lo tanto a condenar a nadie, sino a entender en qué consiste realmente el ministerio”.

La guía cuenta con dos partes. La primera, dedicada a los peligros del abuso espiritual, es de la autoría de Pablo Martínez Vila. La segunda parte explora los parámetros éticos de la intervención pastoral, escrita por el pastor Marcos Zapata. Se trata de un recurso gratuito para todos aquellos que deseen ahondar en este difícil asunto, con profundidad, rigor bíblico y practicidad.

Se puede descargar aquí.

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