La iglesia en la España vaciada

La emergencia que plantea la despoblación también es un reto para la misión local. Hablamos con líderes evangélicos de los territorios señalados para sentar una reflexión inicial en este reportaje.

Jonatán Soriano

BARCELONA · 06 DE AGOSTO DE 2021 · 12:00

En España, solo el 12,7% del territorio está poblado. / <a target="_blank" href="https://unsplash.com/@carloszurita?utm_source=unsplash&utm_medium=referral&utm_content=creditCopyText">Carlos Zurita</a>, Unsplash.,
En España, solo el 12,7% del territorio está poblado. / Carlos Zurita, Unsplash.

Por paradójico que resulte, el fenómeno de la globalización ha exagerado también un ámbito que en España se desarrolla desde hace décadas: el de la despoblación. Aquella “ancha Castilla” sobre la que escribía Machado y que con el paso del tiempo parece estrecharse cada vez más en cuanto a niveles demográficos. Y es que, según los datos más recientes publicados por el Banco de España, solo el 12,7% de la superficie geográfica del Estado español está poblada. Una cifra que dispara alarmas cuando se observan las de otros países europeos, como Francia (67,8%), Alemania (59,9%) e Italia (57,2%).

En España, la población se concentra cada vez más en una cantidad limitada de núcleos urbanos, que se corresponden con las capitales de provincia y de comarca, y sobre todo, con las ciudades de la costa. El reverso de este proceso tiene como resultado que cada vez haya menos población en las zonas rurales y de interior, hasta el punto de que haya municipios sobre los que pesa la amenaza del abandono. Y no pocos. En concreto, el 42% de las localidades españolas, tal como indica el Banco de España. De nuevo, la comparación con otros países agrava la relevancia del dato. En Alemania solo el 1% de los pueblos corren ese riesgo, en Italia el 4% y en Francia el 7%.

Los motivos principales a los que se apunta a la hora de analizar esta realidad son la falta de oportunidades formativas y laborales para la población juvenil en los territorios más apartados de la ciudad y de los núcleos con mayor densidad poblacional, y la falta de infraestructuras y buenos servicios que se han convertido en esenciales, como es la conexión a Internet. “La despoblación hace que el tejido empresarial y las infraestructuras disminuyan. A su vez, esto crea una debilitación del empleo que hace que los jóvenes, en su mayoría, salgan fuera a estudiar y los que no estudian, se acaban yendo a trabajar fuera”, explica Israel Montes, pastor evangélico en la comarca leonesa de El Bierzo, y cuyo pueblo natal tiene unos 70 habitantes.

Además del ámbito social y económico, Protestante Digital ha contactado a líderes evangélicos en diferentes regiones amenazadas por la despoblación, lo que de forma popular se conoce ahora como la ‘España vaciada’, para analizar también cómo es la supervivencia de las iglesias en esos territorios y las oportunidades misioneras que presenta semejante desafío. “La despoblación es una triste realidad que incide también en las mismas iglesias de esas poblaciones que pierden habitantes. Si las poblaciones pierden habitantes, las iglesias, lamentablemente, no son una excepción”, señala José Moreno Berrocal, presidente del Consejo Evangélico de Castilla-La Mancha y pastor de la Iglesia Evangélica de Alcazar de San Juan, en Ciudad Real, que cuenta con puntos de misión en localidades pequeñas de las provincias de Toledo y Cuenca.

La iglesia en la España vaciada

Según el Banco de España, hasta 3.403 municipios corren un riesgo severo de abandono en el territorio español. / Guillermo Álvarez, Unsplash.

Un vaciado continuo

En total son 3.403 municipios bajo riesgo severo de despoblación en todo el Estado español, según el informe anual de 2020 del Banco de España. “Posiblemente estamos ante una tendencia irreversible”, considera el secretario ejecutivo del Consejo Evangélico de Castilla y León, Luis Alberto Bores. “Las propias capitales de provincia están perdiendo habitantes tanto por las defunciones de los mayores como por el éxodo de los jóvenes”, añade.

Desde Extremadura, otra región afectada por el fenómeno, la percepción es la de que no se trata de un proceso nuevo, sino de un problema de largo recorrido. “La despoblación no es un hecho nuevo”, manifiesta el presidente del Consejo Evangélico de Extremadura y médico de profesión, Jorge Farfán. “Desde los años 50 y 60 del siglo pasado, el éxodo rural hizo que se perdieran las primeras congregaciones evangélicas que habían sido levantadas a finales del siglo XIX e inicios del XX, cerrándose lugares de culto especialmente en pequeñas poblaciones, simplemente por la emigración de los creyentes hacia las grandes ciudades en Cataluña y el País Vasco. Está situación de vaciado continuo, en menor escala, se ha mantenido hasta la fecha afectando especialmente a la población joven entre 20 y 40 años, que es el grupo etario más disminuido en las congregaciones extremeñas, especialmente en las pequeñas poblaciones”, remarca.

El efecto del fenómeno de la despoblación sobre la realidad de la iglesia no es algo aislado, en una región en concreto, sino que comparte características similares en diferentes lugares. También desde El Bierzo, Israel Montes habla de la manera en la que las comunidades de la zona “preparan a sus niños y jóvenes de una manera generosa, sabiendo que acabarán desarrollando todo lo aprendido en otra congregación”. “En el año 2013 teníamos unos 20 jovencitos en la iglesia, de los cuales, el 80% conocieron a Cristo y se bautizaron. Servían activamente en la iglesia y yo pensaba que serían mi relevo natural en algunas áreas. Pero al llegar a la época universitaria, la mitad se fueron a estudiar lejos y la otra mitad fueron encontrando trabajos lejos de nuestra pequeña ciudad. Ahora, prácticamente todos están fuera, salvo dos o tres que han vuelto y están intentando trabajar; pero siempre pesa la idea de quedarse en el paro y tener que irse de nuevo a trabajar. Esto hace que la iglesia trabaje con cada generación sin esperar una ayuda futura. Formar gente para que bendigan allí donde vayan”, subraya Montes, que también añade que, ante la situación, “la iglesia aprende a no poner demasiadas expectativas en la nueva generación ya que la idea de que pronto se irán va creciendo cada año que pasa”. “Hemos aprendido a pensar en la generación actual. Trabajamos desinteresadamente en las vidas de los niños y jóvenes. Disfrutamos e involucramos a la juventud al máximo sabiendo que nos queda poco para disfrutarlos”, dice.

La iglesia en la España vaciada

La despoblación plantea un doble reto para las iglesias ubicados en el interior y las zonas rurales: alcanzar a los pueblos de alrededor y conservar la membresía propia. / Ángel Santos, Unsplash.

Las iglesias como elemento de cohesión social en las zonas despobladas

Las comunidades evangélicas que se encuentran en las regiones que más sufren el problema de la despoblación, parecen dispuestas a abordar el reto que esto supone. “Está habiendo una toma de conciencia social e incluso política, entre los habitantes de la ‘España Vaciada’ acerca de la obvia despoblación que está teniendo lugar. Esto, de entrada, es bueno pues solo los problemas percibidos pueden ser abordados. Creo que las iglesias deben dejar oír su voz igualmente, en sus ámbitos de influencia. Es necesario reflexionar también entre nosotros sobre cómo enfocar la situación”, opina José Moreno Berrrocal desde Alcázar de San Juan.

Las zonas rurales y de interior, son al mismo tiempo las menos alcanzadas por el evangelio. Eso supone que algunas iglesias en esos territorios se movilicen para llegar también a los pueblos más pequeños. “Algunos hermanos responsables han sido asignados para desplazarse y ayudar a un grupo de iglesias formadas en poblaciones concretas, para fortalecer la obra”, explica el presidente del Consejo Evangélico de Aragón, Ángel Orgaz. “Para nosotros, la estrategia a seguir es el apoyo misionero desde las iglesias establecidas en ciudades a las comunidades que se encuentran en el medio rural”, añade.

“Las iglesias de mayor tamaño podrían intentar establecerse en pueblos de referencia, cabeceras de las comarcas, para, desde allí, intentar alcanzar los pueblos más pequeños y apartados de los núcleos urbanos”, señala Bores desde Castilla y León. “Nos consta que las Asambleas de Dios están haciendo un gran esfuerzo en el territorio, en este sentido”, dice. El secretario ejecutivo del Consejo Evangélico autonómico califica Castilla y León como un “territorio necesitado de misión”, pero al mismo tiempo reconoce las limitaciones de las iglesias para frenar la despoblación. “Como mucho pueden intentar evitar la salida de alguna persona o familia ayudándola en la búsqueda de una ocupación que le permita vivir dignamente en la localidad de origen”, afirma.

La iglesia en la España vaciada

Los movimientos migratorios han sido clave en la supervivencia de iglesias en los entornos más alejados de las grandes concentraciones demográficas. / Okwaeze Otusi, Unsplash.

El papel de la iglesia en este sentido, coinciden los líderes consultados para este reportaje, es el de “crear una familiaridad que cohesiona”, como subraya Orgaz. Esto es útil no solo para el problema de la despoblación, sino incluso para la acogida y la integración de los migrantes que llegan al territorio. “Algunos hermanos, sobre todo migrantes, suelen conseguir trabajo en poblaciones pequeñas y cuyo desarrollo está basado en la agricultura. Esto da pie para sembrar el Evangelio, de esta forma se han comenzado algunos grupos”, reitera el presidente del Consejo Evangélico de Aragón. También desde Extremadura señalan que “las comunidad evangélicas juegan un papel integrador muy importante en lo relativo a los residentes extranjeros de confesión evangélica” que llegan a la zona. “Las iglesias evangélicas representan un factor de contención, de ayuda e integración al colectivo migrante, que hace que muchas familias encuentren en esa aceptación por parte de la comunidad evangélica una razón importante para quedarse como residentes en nuestra comunidad. La mayoría de las familias inmigrantes que han venido a Extremadura no lo han hecho por elección, sin embargo muchas si han elegido residir en la comunidad debido a que en las iglesias evangélicas se les brinda ayuda y oportunidad de servicio, y además son un puente integrador y de cohesión con la sociedad”, añade Farfán.

“La vida de iglesia es un poderoso antídoto contra uno de los más grandes males de nuestra sociedad, como es la soledad”.

“Las iglesias, por lo que son en sí mismas, tienen ya de por sí muchos recursos a su disposición para enfrentar la despoblación. Muchas veces, minusvaloramos lo que ya tenemos y no somos conscientes de lo que ya estamos haciendo. Pero debemos incidir en nuestras fortalezas. La iglesia es por definición acogedora. Debe estar abierta para integrar a los que puedan venir en virtud de las medidas que se puedan arbitrar, para revertir esta situación y formar parte de ese tejido social que ampara al que viene de otro lugar. Por otro lado, las iglesias se caracterizan por el cuidado de sus mayores y de los más necesitados. Es necesario potenciar el hecho objetivo de que la vida de iglesia es un poderosísimo antídoto contra un de los más grandes males de nuestra sociedad, como es la soledad, sobre todo la que sufren los más mayores, o los más necesitados, que se acentúa con la migración o la despoblación en lugares ya de por sí pequeños”, reflexiona Moreno.

Una empresa de ocio, una radio cristiana, un programa de televisión; las propuestas

El establecimiento de comunidades de creyentes en las diferentes zonas despobladas es uno de los objetivos prioritarios al que apuntan las iglesias de las ciudades más cercanas y las organizaciones y ministerios evangelísticos. “Las iglesias en los núcleos urbanos nunca deben de olvidar que parte de su llamamiento reside en alcanzar a las poblaciones de alrededor en las que el fenómeno de la despoblación está mucho más extendido. Deben ser, por un lado, puntos de referencia para las poblaciones más cercanas, lugares donde congregarse, pero sin descuidar el establecimiento de otras iglesias, y si esto no se da, entonces no dejar la visitación y la evangelización de los que viven en esas otras localidades. Quizá puede haber personas que exploren la posibilidad de mudarse a zonas más despobladas para ser, en íntima conexión con las iglesias más cercanas o de origen, luces que puedan alumbrar en esos lugares”, explica Moreno. “Otra cuestión interesante es el hecho de que si se forma una iglesia con personas de varias pequeñas poblaciones, esto no implica necesariamente que el lugar central de culto esté en el núcleo más poblado, sino en el que tenga mejor acceso para los de alrededor. Normalmente será el más poblado pero se pueden explorar otras opciones”, puntualiza.

Sin embargo, el problema del abandono territorial también da espacio para la creatividad a la hora de pensar en formas con las que compartir sobre la fe en Jesús con los lugares más remotos. “Siempre ha pensado en crear una empresa y contratar a los jóvenes para que no se vayan, pero se ha quedado solo en un sueño difícil de materializar. ¿Por que no tener una empresa de ocio y tiempo libre enfocada en actividades lúdicas, campamentos de idiomas, música, clases particulares y de refuerzo educativo, campañas de animación y montaje de eventos? Se daría trabajo a los jóvenes, que verían la oportunidad de quedarse en su lugar de origen desarrollando sus dones a la vez que se ganan la vida dignamente. La iglesia podría ofrecer una oferta sociocultural atractiva también que dar a conocer el pueblo”, señala Israel Montes. 

La iglesia en la España vaciada

Algunos municipios han comenzado a ofrecer mejores en las infraestructuras básicas y de conexión a internet, además de otras facilidades, con el objetivo de repoblarse. / Lior Shapira, Unsplash

Para este pastor en la comarca de El Bierzo, los medios de comunicación también tienen una importancia clave a la hora de afrontar el problema de la despoblación y las oportunidades evangelísticas. “Quizá se podrían aumentar las ondas para que llegase una emisora cristiana hasta el lugar. ¿O por qué no buscar a creyentes comprometidos con la causa de Cristo en pueblos pequeños y entrevistarles para Buenas Noticias TV? El invitado en cuestión intentaría presentar al alcalde y la gente del pueblo, los usos y costumbres, sus platos, vestimenta y bailes típicos y terminaría explicando cómo Dios le guió a vivir en ese pueblo y lo que soñaría con ver en ese pueblo. Seguro que, anunciándolo, la mayoría del pueblo estarían dispuesto a ver ese programa en el que salen ellos, se presenta su pueblo y son protagonistas por un día. Las poblaciones que van a menos suelen estar receptivas a cualquier sugerencia para que su pueblo sea visto, conocido, visitado, revitalizado”, dice.

Desde Extremadura, el presidente del Consejo Evangélico regional, Jorge Farfán, pone de manifiesto el valor de las personas migrantes como “misioneros no formales que son el medio que Dios está usando más para llevar el evangelio a poblaciones de entre 5.000 y 10.000 habitantes, que son bastantes numerosas en nuestra región”. “En mi caso particular, mi esposa y yo somos médicos especialistas y fuimos contratados estando en Argentina para trabajar en un Hospital Comarcal de aquí, en una población de 17.000 habitantes. Aquí es donde Dios nos llamó al ministerio y ya llevamos 30 años pastoreando una congregación. Ese fue el medio usado por Dios para traernos a esta querida tierra de Extremadura y el que ha usado con muchos para bendecir esta tierra”, explica.

“Sería muy interesante pensar en formar a los creyentes en la misión integral. No solo a pastores o misioneros en seminarios, sino formar a todos los creyentes a ser misioneros en su lugar de trabajo. Si destinan a un creyente a un pequeño pueblo como maestro, o si un creyente encuentra trabajo en la gasolinera de un pequeño pueblo, enseñarles cómo evangelizar, cómo comenzar un grupo de hogar, cómo contactar con la iglesia mas cercana y requerir su apoyo, cómo hacer una actividad atractiva para darse a conocer, cómo relacionarse con los ayuntamientos, etc. Sería muy interesante pensar en formar a los creyentes en la misión integral. No sólo a pastores o misioneros en seminarios, sino formar a todos los creyentes a ser misioneros en su lugar de trabajo. Me parece fundamental formar a la iglesia para orar por el hermano en concreto que ahora trabaja en ese pequeño pueblo y que podría ser el futuro pastor-fontanero de ese municipio”, añade Montes.

El respaldo pasado está ahí, en la historia de tantas iglesias y comunidades que se han establecido en el territorio español muchas veces contra toda esperanza. Eso, apunta Moreno, permite que ahora se pueda “sembrar con expectativas”. “Dios, en su soberanía, puede levantar iglesias en cualquier lugar y en cualquier momento, como se ha visto repetidamente. No debemos ser pesimistas sino audaces en la extensión de la Palabra de Dios en los lugares donde Cristo no es tan conocido”, remarca.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - ESPAÑA - La iglesia en la España vaciada

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