La Alianza Evangélica Española ha emitido hoy un comunicado posicionándose en relación al conflicto surgido tras la sentencia reciente del Tribunal Supremo que prohíbe a las Administraciones el uso, incluso “ocasional”, de banderas no oficiales, y que ha generado especial polémica en torno a la bandera símbolo del Orgullo Gay.

La AEE es la entidad ecuménica entre evangélicos más antigua de España; a la que representa en las Alianzas Europea (con representación en la UE, en Bruselas) y Mundial. Esta última aglutina 600 millones de cristianos evangélicos en todo el mundo.

Ante la desobediencia de muchos ayuntamientos, Comunidades autónomas, así como el uso de la bandera del Orgullo en el emblema de la Guardia Civil y Correos, la AEE comienza afirmando que “la Ley está para cumplirla, especialmente quienes ejercen un cargo en nombre de la misma”, entendiendo y aceptando la posible excepción de la desobediencia civil, algo que “no es aplicable en este caso”.

Además, concuerda en que la simbología en espacios oficiales no debe existir un uso de los mismos para ideologías, entidades o movimientos fuera de los institucionales. Una postura que (recuerda) la AEE ha defendido en anteriores comunicados aplicándolo a la simbología religiosa.

Igualdad, totalitarismo y libertad

Pero lo que especialmente preocupa a la AEE en todo lo que está sucediendo en torno al debate del uso oficial de la bandera del Orgullo Gay son cuatro aspectos.

El primero que “se está dando a entender que la Ley puede ser desobedecida cuando así lo decida la autoridad competente”.

El segundo, que “se está difundiendo el criterio de que una ideología determinada (la del Orgullo Gay en este caso) representa al conjunto de la ciudadanía”. Una línea de pensamiento que a la AEE le recuerda la imposición ideológica del nacional-catolicismo y sus símbolos en la época franquista.

El tercero, que el debate sobre aplicar o no la Ley se reconvierte en un combate entre la extrema derecha (por defender la Ley) y el progresismo de quienes se saltan la Ley. A su entender “una forma demagógica de obviar que es una cuestión transversal de fondo que atañe a un tema tan importante como la neutralidad del Estado”.

Y en cuarto y último lugar, ven con preocupación el uso que se hace del lenguaje sobre la bandera del Orgullo Gay, a la que se presenta como símbolo de pluralidad y tolerancia. “Además de que esto podría atribuírsele al cristianismo protestante (origen de la mayoría de democracias europeas), la verdadera pluralidad y tolerancia es la libertad de poder manifestar si se está de acuerdo o en desacuerdo con cualquier idea (siempre dentro del respeto), no imponiendo una determinada línea ideológica a toda la población como normativa y al mismo tiempo saltándose la Ley”.

Puede leer aquí el Comunicado de la AEE.