Una semana después de que el gobierno decretase el confinamiento de la población, Miguel Arbizu puso en marcha Zaragoza Solidaria. “Estaba ordenando la casa, tranquilamente, y de repente tuve la sensación de que necesitaba hacer algo. Pensaba en la gente que está muriendo y sentí la necesidad de hacer algo práctico”, explica este funcionario del Ayuntamiento de Zaragoza y también miembro de la Iglesia Evangélica Bautista de Zaragoza. 

“Comencé a llamar a hospitales y cuando me dijeron cómo estaban pensé que podía enviar equipos de protección individual (EPI), que es algo que nadie está haciendo”, asegura. Dedicado al ámbito de la contratación pública, Arbizu asegura que “si los hospitales necesitan un producto, no pueden acceder directamente a un proveedor y comprarlo”, sino que “tienen que hacer un proceso que puede tardar semanas”. “Vi que se podía atajar este sistema”, dice. 

Ayuda a hospitales principales

En tan solo unos días, la iniciativa de Zaragoza Solidaria ha comprado decenas miles de artículos de material sanitario básico y los ha enviado todos a hospitales y residencias de Aragón, Madrid, Cataluña y Andalucía. Centros como los madrileños Gregorio Marañón o Ramón y Cajal, el Miguel Servet en Zaragoza, el Nou Hospital Evangèlic de Barcelona o la residencia evangélica de Linares, han recibido material donado por la plataforma. También han realizado envíos al hospital de campaña instalado en el pabellón de Ifema.

“Mucha de la gente que colabora con nosotros es de Zaragoza y Aragón, pero somos conscientes de que donde están habiendo más problemas es en Madrid. Así que intentamos mantener esa tensión entre ayudar a los de casa y también a los de Madrid que lo necesiten”, señala.  “Cuando alguien nos pide ayuda, intentamos mandar algo, por poquito que sea. O mandamos algo nosotros o les ponemos en contacto con otras entidades”, apunta Arbizu. 

El proyecto también ha sido bien recibido por diferentes instituciones de la Administración pública. En Zaragoza, el Ayuntamiento ha hecho difusión de la iniciativa a través de sus cuentas oficiales en redes sociales y, además, ha recibido llamadas en el teléfono de atención municipal que ha derivado a la plataforma. También se han puesto en contacto con Arbizu desde la Consejería de Sanidad de Castilla y León pidiendo ayuda para el Hospital Santa Bárbara en Soria. 

Una iniciativa en expansión

De aquel pensamiento en solitario, mientras limpiaba su casa, Arbizu ha conseguido implicar en la iniciativa a un conjunto de voluntarios que le ayudan en el proceso de recaudación de donativos y envío del material. “Al principio era yo solo. Tengo una academia de oposiciones, así que vacié la hucha para hacer los primeros pedidos. Luego me di cuenta de que si quería hacer algo más significativo tenía que pedir ayuda”, explica.

“Se han ido involucrando voluntarios, fundamentalmente hermanos de la iglesia, que me ayudan a hablar con los hospitales y a buscar patrocinadores entre empresas”, añade Arbizu, que también remarca que una de las principales formas de colaboración con la plataforma es haciendo difusión de la iniciativa en las redes sociales porque “una vez que la gente ha donado, es difícil que repitan un donativo. “La mayoría de nuestras donaciones son humildes, sencillas”, remarca.  

Buscando proveedores

Otro reto es encontrar proveedores que sigan garantizando el suministro de materiales. En este sentido, dice Arbizu, que están accediendo a minoristas que producen EPI genéricos, no sanitarios, para empresas industriales y hotelería. 

“Conforme agotamos un proveedor, buscamos otros. A algunos les hemos agotado las existencias. Es complicado encontrar porque, además, necesitamos el material ya. No nos vale que sea de aquí a unas semanas. Eso también hace que los precios se encarezcan. Y los mayoristas ya están agotados”, explica.

Motivado por el evangelio

La historia de Zaragoza Solidaria ha trascendido y algunos medios de comunicación generales se han dado prisa para compartir esta muestra de solidaridad ante la crisis generada por el coronavirus. Sin embargo, la omisión de un detalle se repite; la motivación que Arbizu atribuye a su fe evangélica para poner en marcha la iniciativa. 

“Para mí, todo esto es poner el evangelio en acción, que consiste en ayudar al necesitado”, explica a Protestante Digital. “Ante la situación que tenemos, los cristianos debemos dar la talla y estar a la altura de lo que la sociedad espera de nosotros. Un día se pedirá cuentas a todo el mundo de todo lo que se hace, y también a los cristianos se nos preguntará qué hicimos durante la pandemia más devastadora que ha tenido nuestro país. Personalmente, yo he decidido que quiero tener algo que responder”, manifiesta.

“Muchos cristianos lo ven también como una iniciativa para poner en práctica el evangelio de Jesús, que iba a sanar al leproso y a curar al herido. Aquello de ‘estaba enfermo y me vinisteis a visitar’. Creemos que ayudar al personal sanitario que está trabajando para salvar vidas es lo que Jesús espera de nosotros. Si como creyentes, en estos momentos nos ponemos al servicio de la sociedad, eso valida nuestro testimonio. Lo incoherente sería decir que somos luz pero luego encerrarnos en nuestros templos cuando llega la noche más oscura”, añade.

Pero además de haber servido para despertar un ministerio entre otros evangélicos, la iniciativa de Arbizu también ha levantado pasiones entre quienes no están tan familiarizados con el ámbito de la iglesia. “Es muy bonito ver cómo se ha involucrado tanta gente creyente, de diferentes denominaciones, y no creyente en una misma necesidad”, dice.

A pesar de haber nacido por una necesidad concreta, Arbizu tiene intenciones de futuro para Zaragoza Solidaria. “Pensar en el día después, a veces da miedo, porque probablemente sea una crisis económica fuerte. Creo que Dios nos mostrará qué hacer para poder seguir ayudando a la gente que lo necesita, siendo la luz que Jesús nos manda ser”, remarca. 

Se puede consultar toda la información sobre la iniciativa en su página web y en su cuenta de instagram.