Kim Phuc en España: «El perdón es más poderoso que cualquier otra arma»

Kim Phuc, 44 años, ha venido a España de la mano de la ONG «Save the Children» para extender su lucha en favor de los niños que, como ella, han sido y siguen siendo víctimas de las guerras. El 8 de junio se cumplen 35 años de la imagen que mejor reflejó el horror de Vietnam: una niña vietnamita que huía despavorida de los ataques de la aviación norteamericana que bombardeó el país con napalm. Esa niña es ahora la embajadora de la UNESCO, dirige una fundación de ayuda a la infancia y da testimoni

MADRID · 04 DE JUNIO DE 2007 · 22:00

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La fotografía de una niña corriendo despavorida por una carretera, desnuda y abrasada por el napalm fue la imagen de la guerra de Vietnam. Y la que mejor ha reflejado el impacto de los conflictos en la infancia. Han pasado 35 años y Kim Phuc, la famosa niña de la foto, ha vuelto a recordar ese horror durante un acto de apoyo en Madrid a la campaña ´Reescribamos el futuro´, de Save the Children. "El 8 de junio de 1972, todos estábamos escondidos en el templo. Los soldados escucharon a los aviones sobrevolando el lugar y gritaron, ¡corran, corran! Corrí con mis hermanos y mis primos, y cuando me quise dar cuenta había perdido mi ropa, y mi piel empezaba arder. El dolor era tan terrible que perdí la consciencia", ha relatado en un perfecto español la actual directora de una Fundación que lleva su nombre, que entonces tenía nueve años. Kim sufrió quemaduras en el 65% de su cuerpo, pero Nick Ut, el fotógrafo vietnamita autor de la foto que dio la vuelta al mundo y ganó el Pulitzer en 1973, la recogió, la llevó a hospital y le salvó la vida. Permaneció hospitalizada 14 meses y ha sufrido 17 operaciones, pero sobrevivió. ´ME DESMAYABA DEL DOLOR´ "Yo no sabía lo que era el dolor. Me había caído de la bicicleta alguna vez, pero el napalm es lo peor que puedan imaginar. Es quemarte con gasolina por debajo de la piel. Me desmayaba cada vez que las enfermeras me metían en la tina y cortaban la piel muerta. Pero no morí. Dentro de mí había una niña pequeña y fuerte, que quería vivir", ha señalado. Si no fuera por las cicatrices que deforman su cuerpo, al verla hoy con su sonrisa permanente y su buen humor, nadie imaginaría su drama personal. Pero la recuperación no fue fácil. "Tuve lástima de mí misma. Quería ponerme camisetas de manga corta y no podía. Miraba mis brazos y me preguntaba ¿por qué a mí? Llegué a pensar que no tendría novio, ni me casaría, ni tendría un bebé", afirma Kim, quien asegura que logró superarlo "gracias al amor de mi familia y de Dios". DEL INFIERNO DEL NAPALM AL REINO DE JESÚS Mientras Kim estudiaba medicina en su país, encontró casualmente uno de los pocos Nuevos Testamentos que no habían sido confiscados por el gobierno comunista de Vietnam, y la curiosidad le llevó a leerlo; chocándole enormemente el mensaje de Jesús. En ese mismo tiempo acudió a una iglesia evangélica en Ho Chi Minh. En un culto, en la Navidad de 1982, tras escuchar el mensaje del perdón y salvación que ofrece Jesucristo, se entregó llorando a Jesús. Cuando su familia supo que se había convertido al cristianismo y que sólo quería seguir a Jesús y a ningún otro dios, fue expulsada de su casa. En el verano de 1992 se casó con un vietnamita, compañero de estudios. El viaje de novios los llevó a Moscú. De regreso a Cuba, aprovechando una escala técnica en Ganther (Canadá), decidió quedarse allí. "No tenía nada", recuerda Kim", "sólo la cámara y el bolso, pero tenía fe y pensaba: si consigo la libertad voy a tener de todo". REENCUENTRO CON SU “VERDUGO” Cuatro años más tarde, el 11 de noviembre de 1996, Kim participó en el Memorial de Veteranos de Vietnam, en Washington. Uno de los asistentes al acto era John Plummer, que 24 años atrás fue participó en la orden de bombardear Trang Bang, el pueblo en el que entonces vivía la niña Kim Phuc. Durante esos años, Plummer había sufrido una culpabilidad extrema que le había llevado al alcoholismo y al fracaso matrimonial; finalmente, su historia también terminó con un encuentro a los pies de Jesús, que le dio una nueva vida, llegando a ser ministro evangélico. Pero el recuerdo de la foto seguía produciéndole un gran dolor. Ese día, escuchó a Kim decir "He sufrido muchos dolores físicos y psicológicos. A veces pensaba que no iba a poder vivir, pero Dios me ha salvado, me ha dado fe y esperanza." Al salir, se encontró con Plummer, mientras alguien le susurraba al oido quién era aquel hombre que la miraba azorado. Ella le extendió los brazos y Plummer se abrazó a ella llorando, sin decir otra cosa que: "Lo siento, lo siento...". Ella le respondió: "Todo está ya en orden. Perdono, perdono...". Dos "enemigos" salvados y reconciliados en la paz y el amor de Cristo. EMBAJADORA DEL PERDÓN Kim Phuc es ahora embajadora de buena voluntad de la UNESCO. Predica un mensaje de amor y reconciliación, con la palabra perdón como eje. “No podemos cambiar el pasado, pero con amor podemos redimir el futuro ", es una de sus frases. Vive junto con su marido y sus dos hijos en Toronto, y ha tenido la satisfacción de recibir la visita de sus padres, y ver cómo aceptaban ambos a Jesús como salvador. MULTIMEDIA Más información en Kim Phuc: del infierno del napalm al reino de Jesús

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