¿Quién es Jesús?

Para Jesús, servir no es otra cosa que dar la vida. Por tanto, la iglesia tendrá que tomar nota.

28 DE FEBRERO DE 2021 · 11:00

Imagen de <a target="_blank" href="https://unsplash.com/@wolfgang_hasselmann?utm_source=unsplash&utm_medium=referral&utm_content=creditCopyText">Wolfgang Hasselmann</a> en Unsplash.,
Imagen de Wolfgang Hasselmann en Unsplash.

La cuestión central que atraviesa la columna vertebral del evangelio de Marcos puede resumirse en una pregunta: ¿Quién es Jesús? Pero el evangelista no se formula este interrogante de un modo abstracto y desencarnado, sino que lo ve íntimamente relacionado con la cuestión de quién es el verdadero discípulo de Jesús. La atención continua que dedica a los discípulos y la manera como los presenta, muestran claramente que el cristiano no puede preguntarse quién es Jesús sin preguntarse, a la vez, cuál es su actitud concreta ante este personaje histórico que se manifestó con un modo de vivir tan escandaloso para los poderes políticos, económicos y religiosos de su época.

Mr. 8:29 – “… Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Esta es la pregunta fundamental dirigida a los discípulos en el evangelio de Marcos, que el autor se encarga de responder con los hechos y palabras de Jesús de Nazaret.

 

¿Quién es este?

Mr. 4:41 – Que hasta el viento y el mar le obedecen.

Mr. 1:21-28; 5:1-20 – Que tiene poder sobre los demonios.

Mr. 2:1-12 – Que cura a los paralíticos y perdona los pecados.

Mr. 1:40-45 – Que limpia a los leprosos.

Mr. 5:21-43 – Que resucita a los muertos.

Mr. 6:33-44; 8:1-9 – Que multiplica los panes.

Mr. 1:16-20; 2:14; 3:13-19; 6:7-13 – Que llama con poder a las personas para que le sigan.

Mr. 2:1; 3:5; 7:1-23 – Que interpreta con tanta libertad y autoridad la palabra de Dios.

Después de haber constatado la ceguera total de las personas, desde los enemigos de Jesús hasta sus discípulos, y antes de empezar a desarrollar con claridad aspectos de su perfil que resultan escandalosos como son el sufrimiento, la cruz y la muerte (8:27-38), la curación del ciego de Betsaida (8:22-26) posee un sentido claramente emblemático. Quiere ayudarnos a descubrir que, si Dios no nos abre los ojos, si no transforma nuestro modo de ver las cosas no seremos capaces por nosotros mismos de entender el misterio de la cruz de Jesús, y mucho menos de seguirle en el camino que, a partir de Mr. 8:31, dominará todo el evangelio.

 

El escándalo de la cruz

Con la confesión de Pedro en Mr. 8:27ss – “Tú eres el Cristo” y el primer anuncio de la pasión en Mr. 8:31 – “Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días”, Marcos imprime un tono nuevo a su obra y nos propone la clave de lectura que permite descubrir el núcleo de su pensamiento teológico, así como la respuesta a las preguntas que se nos planteaban en la primera parte del evangelio.

En esta segunda parte, Marcos ha distribuido el material del que disponía en tres bloques (8:27-10:52; 11:1-13:37 y 14:1-16:8) los cuales tienen como hilo conductor e idea central la pasión de Jesús. Se podría decir que el evangelio es una pasión con una introducción detallada. El evangelista comienza la segunda mitad de su relato con una declaración de fe: Pedro proclama que Jesús es el Mesías. Es la primera vez en el evangelio que un hombre da a Jesús este título, por eso importa que nos fijemos en los rasgos concretos que enmarcan esta confesión en el relato:

Mr. 8:27-30 – “Salieron Jesús y sus discípulos por las aldeas de Cesarea de Filipo. Y en el camino les preguntó a sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? Ellos respondieron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas. Entonces él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Pedro, le dijo: Tú eres el Cristo. Pero él les mandó que no dijesen esto de él a ninguno”.

Los relatos de la pasión constituyen un aspecto medular del pensamiento de Marcos, como nos lo muestra el hecho de que se repita dos veces más este anuncio en los siguientes capítulos. Este énfasis no puede ser casual, como tampoco el hecho de que los anuncios de Jesús fueron pronunciados “en el camino” (8:27; 9:30; 10:32).

 

La incomprensión de los discípulos

Ahora bien, la importancia teológica de los anuncios de la pasión en Marcos, viene confirmada por el hecho de que cada anuncio va seguido siempre de un episodio que pone de manifiesto hasta qué punto los discípulos de Jesús son totalmente incapaces de entender y de aceptar lo que Jesús acaba de revelar acerca de sí mismo y sobre su final. Cuando Jesús señala por primera vez que su destino estará en la línea del “siervo sufriente”, se encuentra según Marcos con que el mismo Pedro, que acaba de confesar el mesianismo de Jesús, no comprende ni acepta ese rasgo esencial de la persona de Jesús y se opone abiertamente a que tome ese camino: “Entonces Pedro le tomó aparte y comenzó a reconvenirle” (Mr. 8:32).

Hasta qué punto esto es peligroso y puede ser sintomático de la actitud de la Iglesia, se ve en el hecho de que Jesús no amonesta a Pedro en privado, sino en público y en las durísimas palabras que le dirige: “Pero él, volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro, diciendo: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! Porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres” (Mr. 8:33).

Los pasajes acerca de la segunda y tercera predicción de la pasión (Mr. 9:30-32; 10:32-34), nos muestran que este contraste entre las palabras de Jesús y la reacción de Pedro no es accidental, ni obedece a una postura personal del apóstol. Después del segundo anuncio (Mr. 9:31) se vuelve a subrayar que “Ellos no entendían esta palabra, y tenían miedo de preguntarle” (Mr. 9:32). Además, se nos ofrece aquí, precisamente, un episodio en el que queda patente cómo los discípulos, en vez de querer seguir a Jesús en el camino de la cruz, están preocupados por competir para ver cuál de ellos será el más grande: Mr. 9:33-34 – “Y llegó a Capernaum; y cuando estuvo en casa les preguntó: ¿Qué disputabais entre vosotros en el camino? Mas ellos callaron; porque en el camino había disputado entre sí, quién había de ser el mayor”. Las “agendas ocultas” de los discípulos se le ocultan al Señor.

La misma reacción de incomprensión por parte de los discípulos, volvemos a encontrarla en el episodio que sigue al tercer anuncio de la pasión (Mr. 10:33-34). Ahora son, en primer lugar, Santiago y Juan, quienes con su pretensión de sentarse a la derecha y a la izquierda de Jesús muestran hasta qué punto han comprendido mal su mensaje. Pero, en segundo término, también el resto de los discípulos muestra, con su reacción ante este hecho, que tampoco se encuentran muy lejos de la actitud errónea de los dos hermanos (Mr. 10:41)1. Para Jesús, servir no es otra cosa que dar la vida. Por tanto, la iglesia tendrá que tomar nota: En un mundo injusto, donde por todas partes campan por sus respetos el poder, la ambición, el dominio, el egoísmo y el deseo de autoafirmación, asumir el compromiso de vivir para servir siguiendo a Jesús supone aceptar el camino de la cruz hasta sus últimas consecuencias.

Mr. 8:34 – “Si alguno quiere ser mi discípulo, niéguese así mismo, tome su cruz cada día y sígame”.

Según Jesús, el que no quiera seguirle, puede dejarlo, porque se trata de una invitación y no de un imperativo categórico, pero si quiere, tiene que saber lo que cuesta aquello que quiere, sin medias tintas, ni soluciones de compromiso, porque el Señor está dispuesto a quedarse solo antes que “negociar” las condiciones del seguimiento (Jn. 6:67).



Notas

N.d.E. Tercer artículo de la serie "Jesús: Dios en sandalias" sobre el evangelio de Marcos. Puede leer los anteriores aquí: 1 y 2.

1 X. Pikaza “Memoria Subversiva…” 104-105

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - En el camino - ¿Quién es Jesús?