Miguel de Unamuno

Unamuno está mundialmente considerado como uno de los más grandes pensadores del XIX y XX. En su vida y en su obra siempre mostró una honda preocupación por el hecho religioso.

29 DE JUNIO DE 2023 · 16:00

Miguel de Unamuno, retratado por Joaquín Sorolla. /Recorte fotográfico, Joaquín Sorolla - Portrait of Unamuno - Google Art Project, dominio público,
Miguel de Unamuno, retratado por Joaquín Sorolla. /Recorte fotográfico, Joaquín Sorolla - Portrait of Unamuno - Google Art Project, dominio público

El año 2006 Protestante Digital, por iniciativa de su director, el médico Pedro Tarquis, instituyó el Premio Unamuno. La intención era distinguir a una institución o persona española que sin ser de confesión protestante haya destacado a favor de la pluralidad y la convivencia de los protestantes.

El premio de este año le fue concedido a Antonio Muñoz, alcalde de Sevilla, en un acto que tuvo lugar en el Salón de Actos del Espacio Torre del Agua. Pedro Tarquis, director de Protestante Digital y de Areópago Protestante, explicó en la entrega que “hoy Sevilla es un espacio donde los evangélicos viven su fe en un entorno de libertad y convivencia y donde las autoridades están involucrándose activamente en la recuperación de la memoria histórica protestante”.

Al agradecer el Premio, el alcalde puso de manifiesto “el trabajo de toda una ciudad para mostrarse abierta e inclusiva hacia todas las confesiones”, y añadió: “quiero una ciudad en la que quepan todos, una ciudad que tiene un gran futuro, en la que los protestantes sois una parte importante”.

Además de Pedro Tarquis y Antonio Muñoz, en la ceremonia tomaron parte Asun Quintana, Daniel Hofkamp, Manuel Louriño, Antonio Simoni y José Manuel Marín. Al acto asistieron un centenar de personas, representantes evangélicos y autoridades locales.

¿Por qué Unamuno? El que fuera rector en Salamanca está mundialmente considerado como uno de los más grandes pensadores en la segunda mitad del siglo xix y primera del siglo xx. En su vida y en su obra siempre mostró una honda preocupación por el hecho religioso. En vida dio muestras de acercamiento a los protestantes españoles.

No se puede hablar de un Unamuno protestante, como hace el jesuita Quintín Pérez, pero sí leía a protestantes alemanes, como lo prueban José María Abella y José Luis López Aranguren, entre otros autores españoles. En España y en las repúblicas de América hispana Unamuno tuvo muchos amigos protestantes. Conocida es su intercesión para salvar la vida al pastor de Salamanca Atiliano Coco Martín, finalmente fusilado por el régimen de Franco el 9 de noviembre de 1936.

Un profesor del Derecho del Trabajo en la Universidad de Salamanca y poeta, Alfredo Pérez Alencart, ha escrito un extraordinario ensayo sobre la correspondencia que mantuvo Unamuno con personalidades protestantes de la América hispana.

Miguel de Unamuno, nacido en Bilbao el 29 de septiembre 1864 y desnacido en Salamanca el 31 de diciembre 1936, es conocido al día de hoy en medio mundo como un gran filósofo, pensador de la vida y de la muerte.

Al igual que otros pensadores de su generación, entre ellos Juan Ramón Jiménez, Unamuno vivió siempre apartado de la Iglesia católica y hasta enfrentado a ella. En 1946 el jesuita Quintín Pérez le atacó en un libro que tituló El pensamiento religioso de Unamuno frente al de la Iglesia. El que fuera obispo de Canarias por los años cincuenta, Antonio de Pildaín y Zapiaín, dio a la imprenta un breve opúsculo, resultado de una pastoral donde calificaba a Unamuno como Hereje máximo y maestro de herejías.

Unamuno fue siempre un enamorado de Cristo. Su largo poema religioso El Cristo de Velázquez, dividido en cuatro partes, todo él plagado de citas bíblicas, lo atestigua. Pero su concepción de Cristo iba más allá del dogma católico. En su libro Andanzas y Visiones Españolas, de 1921, distingue entre el Cristo vivo de los Evangelios y el Cristo muerto que contempló en un templo católico de Santa Clara, “al que rinden culto los creyentes agónicos”. Es el Cristo de su tierra:

 

Este Cristo, inmortal como la muerte,

no resucita; ¿para qué?, no espera

sino la muerte misma.

De su boca entreabierta,

negra como el misterio indescifrable, fluye

hacia la nada, a la que nunca llega,

disolvimiento.

Porque este Cristo de mi tierra es tierra.

No es este Cristo el Verbo

que se encamara en carne vividera;

este Cristo es la gana, la real Gana,

que se ha enterrado en tierra:

la pura voluntad que se destruye

muriendo en la materia;

una escurraja de hombre troglodítico

con la desnuda voluntad que, ciega,

escapando a la vida,

se eterniza hecha tierra.

 

Este Cristo español que no ha vivido,

negro como el mantillo de la tierra,

yace cual la llanura, horizontal, tendido,

sin alma y sin espera,

con los ojos cerrados cara al cielo

avaro en lluvia y que los panes quema.

Y aun con sus negros pies de garra de águila

querer parece aprisionar la tierra.

 

¡ Oh Cristo pre-cristiano y post-cristiano,

Cristo todo materia,

Cristo árida carroña recostrada

con cuajarones de la sangre seca,

el Cristo de mi pueblo es este Cristo,

carne y sangre hechos tierra, tierra, tierra

Porque él, el Cristo de mi tierra es sólo

tierra, tierra, tierra, tierra...

cuajarones de sangre que no fluye,

tierra, tierra, tierra, tierra...

¡ Y tú, Cristo del cielo,

redímenos del Cristo de la tierra!

 

Creyente en Dios con profundidad de fe, en el epitafio de su tumba figuran estos versos:

 

Agranda la puerta, Padre,

porque no puedo pasar;

la hiciste para los niños,

yo he crecido a mí pesar.

 

Si no me agrandas la puerta,

achícame, por piedad

vuélveme a la edad bendita

en que vivir es soñar.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El punto en la palabra - Miguel de Unamuno