Dios y el misterio

A Dios no podemos comprenderlo ni explicarlo. Pero Dios, ¿es lo único en el mundo que no se puede comprender ni explicar?

05 DE ENERO DE 2024 · 09:00

Imagen de <a target="_blank" href="https://unsplash.com/es/fotos/un-grupo-de-personas-de-pie-una-al-lado-de-la-otra-_ZNLoTRTEKs#:~:text=Foto%20de-,Jr%20Korpa,-en%20Unsplash">Jr Korpa</a>, Unsplash.,
Imagen de Jr Korpa, Unsplash.

Según la definición del diccionario, “misterio es cualquier cosa que no se puede comprender o explicar”.

Es insondable la mente de Dios:

(Romanos 11:33-36) “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, inescrutables sus caminos! Porque, ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a Él primero, para que le fuese recompensado? Porque de Él, y por él, y para Él, son todas las cosas. A Él sea la gloria por los siglos. Amén”.

Son profundos sus secretos:

(Job 11:7-9) “¿Descubrirás tú los secretos de Dios? ¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso? Es más alta que los cielos; ¿qué harás? Es más profunda que el Seol; ¿cómo la conocerás? Su dimensión es más extensa que la tierra, Y más ancha que el mar”.

Dios es, efectivamente, un misterio, dando a esta palabra el más estricto sentido académico. A Dios no podemos comprenderlo ni explicarlo. Pero Dios, ¿es lo único en el mundo que no se puede comprender ni explicar?

Para Salomón, el mundo que él conocía tenía cuatro cosas que no podían explicarse, cuatro misterios.

Proverbios 30:18-19: “Tres cosas me son ocultas; aun tampoco sé la cuarta: El rastro del águila en el aire; el rastro de la culebra sobre la peña; el rastro de la nave en medio del mar; y el rastro del hombre en la doncella”.

¿Son éstas las únicas cosas que no se pueden explicar hoy? A mayor progreso, más misterios. Jean Paul Sartre, el teórico del ateísmo filosófico, ya fallecido, decía: “La religión resuelve el problema de Dios a base de misterio. Pero el misterio es siempre un cómodo recurso. Yo quisiera un Dios sin misterios, un Dios al alcance de la filosofía”.

Esto es como pedir peras al olmo. Dios es y será siempre un misterio. Pero Dios no es el único misterio en nuestro universo. Vivimos rodeados por el misterio.

La Naturaleza. Hay que estar ciego para no ver el gran misterio que es la Naturaleza.

Porque existe; la tenemos ante nuestros ojos.

Si este mundo ha sido creado por Dios, ¡misterio!

Si se ha creado solo a sí mismo, ¡misterio!

Si subsiste increado desde la eternidad, ¡misterio!

¡Siempre el misterio!

¡Misterio son los montes, centinelas entre el cielo y la tierra!

¡Misterio son las praderas cubiertas de verdor!

¡Misterio son los océanos con sus aguas temblorosas!

La vida. Hace dos mil años la población mundial se componía de 250 millones de habitantes. Actualmente somos 8.000 millones. Cegados por la frialdad de los números, nos despreocupamos del misterio de la vida.

Aquí estamos, 8.000 millones de seres humanos, envueltos en nuestras luchas y en problemas diarios. Pero, ¿de dónde hemos venido? Contestar diciendo que somos el producto de la unión sexual entre un hombre y una mujer no es resolver el misterio.

La muerte. La Biblia dice que está establecido a los hombres que mueran una vez (Hebreos 9:27).

Y añade que “no valen armas en tal guerra” (Eclesiastés 8:8). La muerte es inevitable. Pero ¿qué es la muerte? ¿Podemos explicarla racionalmente? ¿No es otro misterio? ¡Y la tocamos todos los días!

Estamos en la habitación del dolor. Dentro de una caja yace sin vida la persona que aún amamos. Lloramos, nos desesperamos, gritamos. ¡Nada! ¡Ni se entera! ¿Por qué? Llevamos el cadáver al cementerio. Hacemos descender la caja a la fosa abierta en la tierra húmeda. Paladas de tierra sobre nuestro muerto. Vuelta a casa. Todo terminó. ¿Qué ha ocurrido? ¿Quién lo puede explicar? ¡Misterio!

El alma. ¿Podemos explicar qué es el alma? ¿Somos capaces de negar su existencia? ¡La sentimos! ¡Nos da la vida! El alma es la vida. Cuando el alma se separa del cuerpo, la vida cesa. Pero el alma, ¿no es otro misterio? ¿Podemos explicarla? ¡Misterio!

El amor. ¿No es otro misterio? ¡Y tanto! Mitchaelis: “La aproximación del amor causa tan profunda emoción, que el corazón se entreabre y bebe la vida como las plantas beben el rocío”.

Musset: “En el amor hay engaños: Con frecuencia se siente uno herido, a veces desgraciado, pero ¡la cuestión es amar! Cuando llega la hora de la muerte la, se vuelve a mirar al pasado y exclamamos: También me engañé, pero he amado y he vivido”.

Madame Chaisseul: “El amor es la agitación de la vida”.

Uno de los más grandes misterios que rodean al hombre es el amor. Si misterio es lo que no puede comprenderse ni explicarse, ¿hay alguien que pueda explicar qué es, el amor?

¡Solamente los tontos se ríen del amor!

¡Solamente los cobardes huyen del amor!

¡Solamente los acomplejados menosprecian el amor!

Pero, ¿puede explicarse?

¿Existe el amor o no existe?

¿Quién no lo ha sentido alguna vez?

¡El Universo es un misterio, y lo admitimos!

¡La vida es un misterio, y la vivimos!

¡La muerte es un misterio, y la sufrimos a diario!

¡El alma es un misterio y somos incapaces de negarla!

¡El amor es un misterio y nos abrasa continuamente! con su fiebre!

 

Por un año más
¡Protestante Digital te necesita! Tenemos por delante un gran reto económico. Por eso, hoy te invitamos a ser parte comprometida de esta misión y desafío para asegurar y potenciar la continuidad de Protestante Digital y Evangelical Focus en 2024.

Puedes encontrar más información en apoya.protestantedigital.com.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El color de mi cristal - Dios y el misterio