Pensar distinto en cuanto a la inmigración y la nueva clase media
Reflexionamos sobre la demografía y los retos que implica a nivel mundial ante el horizonte 2050, desde la perspectiva de profesionales cristianos.
Dicen que la demografía es destino y creo que el dicho se queda muy corto para definir el futuro de lo que nos espera como sociedad, y dentro de la sociedad, a las empresas y al mundo del trabajo. Hay una serie de corrientes en la población mundial que dibujan de forma muy clara lo que seremos en el año 2050. Así como hay muchos aspectos del futuro que desconocemos completamente, la demografía no se puede alterar de una manera significativa y sabemos lo que nos sucederá en el futuro de una forma bastante concreta. Los hijos que una generación no tuvo no se pueden "fabricar" en el futuro y eso es una realidad tanto a nivel nacional como a nivel global.
Algunos datos que pueden ser significativos en la evolución de la población son los siguientes:
- El crecimiento de la población de países como India, China y buena parte del Sudeste Asiático se moderará, esto también sucederá en Latinoamérica. Mientras, la población de países del África subsahariana como Nigeria, Rep. Dem. de Congo, etc. crecerá de una forma exponencial. Ello significará que las presiones migratorias hacia Europa probablemente se acelerarán mucho más de lo que estamos experimentando ahora. No hay muros, no hay ejércitos, no hay políticas capaces de frenar los grandes movimientos migratorios. Como cristianos tenemos que entender que estos grandes éxodos vividos miles de veces a lo largo de la historia son procesos que Dios utiliza en su soberanía y los usa para el cumplimiento de sus proyectos eternos. Si no hubiera sido por la llegada de migrantes a España, una parte de las iglesias evangélicas hubieran tenido que cerrar; sin embargo, lo que ha sucedido es que el número de evangélicos en España se ha doblado. Dios está en movimiento a través de las diásporas.
- El 90% de los jóvenes del mundo estarán en países del Sur global. Los jóvenes que vamos a necesitar para hacer funcionar las empresas del mundo occidental no están en el mundo occidental. Tendremos que buscar estrategias para atraerlos. De hecho, deberíamos estar tratando de atraer a sus padres ahora mismo. Es cierto que una parte importante de los migrantes que vienen a nuestro país son mano de obra con poca cualificación, pero eso cambia de una forma dramática en la segunda y en la tercera generación. Tenemos que tratar de que vengan a nuestro país los padres de los trabajadores que nuestras empresas necesitarán en los próximos 25 años; si no lo hacemos así, estamos arriesgando el futuro de nuestra economía y el relevo de los trabajadores que se van a jubilar en estos años. No me refiero solo a la contratación en sectores como la hostelería, sino que se va a agudizar la falta de trabajadores altamente cualificados.
En un futuro cercano habrá competencia por atraer población joven en edad laboral
- El mundo en su conjunto está envejeciendo. La parte de la población de más de 65 años no para de aumentar. Hasta ahora esto se ha visto como un tema de occidente, pero en los próximos años donde más va a aumentar la población de más de 65 años será en Asia. Este continente será el centro mundial que concentrará mayor población envejecida. Esto mismo ejercerá una presión nueva sobre los gobiernos de la región para proveer de servicios a las generaciones mayores. En 2050 países como Corea del Sur, Singapur o Taiwán tendrán más del 20% de población mayor de 65 años. España será uno de los 10 países del mundo con un mayor porcentaje de población mayor de 65 años, cerca del 18% de la población. Eso significa que vamos a necesitar una cantidad muy importante de cuidadores para esa población mayor que pasará de la independencia a la dependencia con el transcurrir de los años. Como la población joven seguirá disminuyendo de forma importante, las familias cada vez podrán prestar menos atención a sus mayores. Otro factor relevante es que el Estado deberá invertir una parte más importante de sus presupuestos en pagar las pensiones y los gastos médicos de esta población envejecida. Es urgente ejercer una llamada a ciudadanos jóvenes de países donde hay un crecimiento de la población joven, especialmente menores de 35 años, para suplir lo que nuestra envejecida población no va a poder pagar. Sin inmigración estaremos al borde del colapso demográfico. No solo es que no debemos impedir que entren, sino que tenemos que ser proactivos en facilitarles la entrada para que no se vayan a otros países que les ofrezcan mejores condiciones de vida y más prosperidad económica. En el futuro cercano, antes del 2050, va a haber competencia entre países para atraer población joven en edad laboral.- Habrá un crecimiento exponencial de la clase media en el mundo para el 2050. Desde el año 2018, más del 50% de la población mundial ya no pertenece a aquellos que llamamos pobres o a los calificados como vulnerables. La mayoría ya está entre la clase media y los ricos. Esta tendencia seguirá en aumento y lo hará especialmente en Asia. El 88% de los que van a incorporarse a la clase media de ahora al 2050 va a estar en China, India y el Sudeste Asiático. Solo el 12% estará en el resto del mundo. Tenemos que celebrar que tantos millones de personas accedan a una vida más digna, pero eso no significa que tengamos que ignorar los desafíos que plantea. Uno de los grandes riesgos de esta masiva clase media es el consumismo desenfrenado de capas cada vez mayores de la población, con lo que ello implica de incremento en la producción de bienes y el desafío de hacerlo de una manera sostenible para el planeta. Las fuentes de energía y los recursos naturales son limitados. En el mundo occidental sabemos que no es sostenible seguir unos patrones de consumo como los que hemos cultivado, y a la vez enfrentamos que más de mil millones de personas se incorporen a este consumo desmedido en otros lugares del planeta.
Como profesionales cristianos debemos ir un paso más adelante que simplemente tener una ética. Esto ya no basta.
El papel de los cristianos en esta nueva economía tiene que ser mucho más proactivo. No podemos ser discípulos de Jesús, no podemos ser empresarios y profesionales cristianos, y simplemente reproducir los patrones de la sociedad. Me pregunto si los cristianos seremos realmente discípulos de Jesús o discípulos del siglo presente. En nuestra manera de pensar económica debemos ir un paso más adelante que simplemente tener una ética. Esto ya no basta. Ser discípulos del maestro implica entender que ser hijos de Dios es ser semejantes a Jesús, implica que nuestra realización como personas no se mide por los mismos patrones que el resto de la sociedad, que el éxito no se mide por lo que poseemos sino por lo que somos, etc.Tenemos que recordar que la primera Gran Comisión es la de señorear la tierra en cooperación con Dios, administrarla para el auténtico dueño (Gén 1: 26-28). Hemos recibido la tierra en administración, no somos propietarios. Como cristianos establecemos unas relaciones nuevas. La urdimbre del universo son las relaciones. Dios es un ser relacional que nos incluye en sus propósitos para la tierra. Ser nuevas criaturas nos lleva a pensar de una forma distinta sobre los otros seres humanos. La clave para el establecimiento de relaciones saludables no es pensar en el lugar en el que los otros nacieron. Tener derechos o dejar de tenerlos se mide en nuestra sociedad por el lugar de nacimiento, por lo que digan unos papeles sobre tu nacionalidad, pero ese no es un criterio bíblico. El criterio bíblico es la humanidad compartida. En la perspectiva bíblica los que somos extranjeros en todo lugar, hasta en nuestro propio país, somos los cristianos. Cómo necesita nuestra sociedad una manera renovada de pensar que en lugar de reproducir los gritos de una sociedad cada vez más enfrentada traiga los criterios del Reino sobre la reconciliación. Hay que recordar que los que serán llamados hijos de Dios son los que buscan la paz. Nuestra sociedad no tiene soluciones para estos desafíos, no sabe qué hacer con ellos. Debemos ser los cristianos los que traigamos una forma nueva de pensar, una forma que refleje el gobierno de Dios, el Reino de Dios. Solo Él tiene soluciones más allá de nuestras limitaciones.
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Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Editorial - Pensar distinto en cuanto a la inmigración y la nueva clase media