Calderón de la Barca (Siglo XVII)
Hoy se conocen de Calderón 120 comedias, 80 autos sacramentales y unas 20 piezas menores.
17 DE JUNIO DE 2022 · 10:00
Pedro Calderón de la Barca, autor del célebre poema La vida es sueño, nació en Madrid justo cuando acababa el siglo XVI, el año 1600.
Cursó estudios en el Colegio Imperial de los Jesuitas, en la capital de España. En la Universidad de Alcalá de Henares inició estudios eclesiásticos. De Alcalá se traslada a la Universidad de Salamanca, donde estudia Cánones hasta 1620. Tres años más tarde inicia su actividad como dramaturgo, llegando a alcanzar caracteres de mito por la extensión y calidad de su obra, convirtiéndose, con Shakespeare, en faro y guía de los nuevos escritores. Al teatro de la Corte suministró un abundante repertorio de sus mejores dramas y comedias.
Según el prestigioso crítico literario Ángel Valbuena Prat, Calderón “ocupa un puesto preeminente en nuestra historia artística. Nadie, como él, puede representar tan exactamente el contenido de la contrarreforma escolástica, ni el sentimiento religioso-intelectual español de ella derivado”.
Hoy se conocen de Calderón 120 comedias, 80 autos sacramentales y unas 20 piezas menores. A partir de 1653 se establece definitivamente en Madrid como capellán de honor del rey. Muere el 25 de mayo de 1651.
Del poema Lágrimas que vierte un alma arrepentida
¿Job no dijo que era el hombre
en pecado concebido?
¿Qué maravilla que amase
maldad que nació conmigo?
Mas ¡ay de mi! que también
David a este intento dijo
que siempre contra mí está
mi pecado por testigo.
Yo lo confieso, y confieso
que mis culpas y delitos
son infinitos, por ser
obrados y cometidos
contra un infinito Dios;
confieso que no he podido
satisfacer por mi solo
el número de mis vicios.
Mas ¡ay de mi!, que vos siempre
salvarme habéis pretendido;
pero aunque sin mi me hicisteis,
me habéis de salvar conmigo.
Salvadme en vuestra virtud;
que yo a vuestros pies resigno
este cuerpo sin acción
y este alma sin albedrío.
Y si es vuestra voluntad
condenarme a los abismos,
para que en mí se ejecute
este espíritu os envío.
Y padeciendo diré,
por los siglos de los siglos:
¡Quién siempre os hubiera amado!
¡Quién no os hubiera ofendido!
¡Oh dulce Jesús mío!
No entréis, Señor, con vuestro siervo en juicio.
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