¿Puede la Iglesia Católica Romana sobrevivir a dos Papas?

La tensión entre el ‘romano’ Benedicto y el ‘católico’ Francisco ayuda a explicar la crisis actual.

  · Traducido por Rosa Gubianas

16 DE FEBRERO DE 2020 · 16:00

Jonathan Pryce y Anthony Hopkins encarnan a Francisco y Benedicto XVI en la película Los dos papas./ Netflix,
Jonathan Pryce y Anthony Hopkins encarnan a Francisco y Benedicto XVI en la película Los dos papas./ Netflix

Cuando el Papa Benedicto XVI dimitió en 2013 nadie podía imaginar lo que ha estado sucediendo desde entonces: la Iglesia Católica Romana tiene un papa reinante (Francisco), pero también un ex papa vivo (Benedicto) que todavía habla, actúa e interviene en asuntos eclesiásticos. Había indicios de que la perspectiva de tener dos papas vivos causaría cierta confusión, por no decir controversia. El hecho de que Benedicto quisiera mantener su título de Papa (sólo añadiendo "Emérito"), así como su blanca túnica papal (un símbolo del oficio papal) y su residencia dentro de los muros del Vaticano (la casa de los papas), indicaba que, a pesar de su promesa de permanecer en silencio por el resto de sus días, la cohabitación entre los dos papas resultaría fácilmente en malentendidos e incluso conflictos. El resultado ha sido una creciente polarización entre los seguidores de Francisco contra los de Benedicto y viceversa, ciertamente más allá de las intenciones de ambos. 

¿Un Papa, dos Papas?

En 2019 tuvimos un avance de la agitación actual. Los dos papas hablaron sobre el mismo tema, los abusos sexuales cometidos en la Iglesia Romana, pero con posiciones claramente diferentes: Francisco culpó al ‘clericalismo’, un abuso del poder eclesiástico por parte de los sacerdotes y religiosos involucrados, mientras que Benedicto señaló el colapso de la doctrina y la moral católicas desde los años 60 y después del Concilio Vaticano II, una decadencia teológica que según él estaba en la raíz de los escándalos. Los dos papas interpretaron el malestar de su iglesia y las posibles soluciones de maneras radicalmente diferentes.

Más recientemente, estalló una lucha de poder en torno al Papa Francisco y al Papa Benedicto, con el ‘partido de Francisco’ presionando para hacer cambios en áreas como la readmisión de los divorciados en la Eucaristía y la extensión del sacerdocio a los hombres casados, y el ‘partido de Benedicto’ resistiéndose a esos cambios y denunciándolos como herejías, confusiones y fracasos. Fue, en efecto, un Annus Horribilis (año terrible) para la Iglesia Romana. Por último, pero no menos importante, tenemos ahora una popular película titulada Los dos papas que cuenta una historia inventada (con algo de verdad) y se burla de los dos personajes y su inusual cohabitación en el Vaticano. Todo esto era impensable hace siete años.

Papa Emérito, aunque todavía abiertamente preocupado

El último episodio del relato de los dos Papas ocurrió hace sólo unos días. El Cardenal Robert Sarah, un miembro prominente del frente tradicionalista, anunció la inminente publicación de un libro escrito con el Papa Benedicto. El título del libro, Desde las profundidades de nuestros corazones, es indicativo del tono altamente emocional de sus autores. El libro en sí mismo es un grito sincero sazonado con perspicacia teológica para mantener la doctrina tradicional católica romana y la práctica del celibato de los sacerdotes. Surge del temor de que después del Sínodo de 2019 para la región Pan-Amazónica, el Papa Francisco permita a algunos hombres casados (viri probati, ‘hombres probados’) acceder al sacerdocio, rompiendo así una regla milenaria de la Iglesia Católica Romana que prescribe que sus sacerdotes sean célibes. Sarah y Benedicto defienden con firmeza la validez permanente del celibato de los sacerdotes y denuncian cualquier intento de quebrantarlo, incluso los que se etiquetan como ‘excepciones’ en circunstancias extraordinarias. Es cierto que después del comunicado de prensa del Cardenal Sarah ha habido una reacción contra la aparición de Benedicto como coautor del libro, a pesar de que parece que el Papa Emérito había dado al menos una aprobación previa tácita al manuscrito completo. Se puede leer la historia completa aquí.

Los argumentos teológicos del libro merecen atención por sus propios méritos porque muestran que la teología católica romana tradicional está en contra de las tendencias progresistas y liberales, no por preocupaciones bíblicas o por estar bajo la autoridad de la Biblia, sino para preservar la enseñanza católica romana tradicional sobre la base del peso de la tradición eclesiástica y los argumentos extra-bíblicos (es decir, la naturaleza ‘ontológica’ y ‘sacramental’ del oficio sacerdotal). Debido a su importancia para obtener una visión de la forma tradicional católica romana de teologizar, el libro de Sarah y Benedicto será revisado en un futuro Archivo del Vaticano. Lo que es de interés ahora son las preguntas permanentes que trae.

Una tensión no resuelta

Uno de los papeles del Papa ha sido siempre el mantenimiento del equilibrio entre las dimensiones romana y católica. El catolicismo romano es la tensión continua entre dos aspectos fundamentales del conjunto: la parte romana, con su énfasis en la autoridad centralizada, la estructura piramidal, la enseñanza vinculante y la rigidez del derecho canónico; y la parte católica, con su énfasis en la perspectiva universal, la absorción de ideas y culturas y la inclusión de prácticas en el conjunto católico. El sistema resultante es el catolicismo romano, al mismo tiempo romano y católico. El genio humano del catolicismo romano y una de las razones de su supervivencia a través de los siglos ha sido su capacidad de ser ambos, aunque no sin tensiones y riesgos de ruptura.

La actitud católica de Francisco se compara y contrasta con la perspectiva romana de Benedicto

Los papas encarnan la síntesis católica romana al mantener juntos el aparato romano y la visión católica. Por supuesto, cada uno de ellos lo hace de manera diferente, especialmente después del Segundo Concilio Vaticano. Juan Pablo II, por ejemplo, fue un Papa muy romano, pero al mismo tiempo muy católico. Entre otras cosas, defendió fuertemente la enseñanza tradicional católica romana (por ejemplo, lanzando el Catecismo de la Iglesia Católica de 1992), pero fue insuperable en promover la universalidad de esta Iglesia en todo el mundo (se puede citar, el diálogo interreligioso, viajando por todo el mundo). A diferencia de Juan Pablo II, que era tanto romano como católico, Benedicto XVI hizo oscilar el péndulo sobre el poste romano. Con su firme conservadurismo en áreas como la liturgia, la moralidad y la relación crítica con el mundo secular, Benedicto parecía ser más romano que católico. Parecía ser un Papa rígido, centrípeto y doctrinario. Un Papa romano. Muchos sentían que su papado, aunque fuerte en su centro y límites romanos, era débil en su amplitud y calidez católica.

Esta crítica ayuda a explicar por qué un Papa como Francisco fue elegido para sucederle. Con la elección del Papa Francisco, Roma parecía querer que el péndulo se moviera en la dirección opuesta para reequilibrar la balanza. Distanciándose de muchos rasgos romanos del oficio (por ejemplo, su rechazo a la pompa de la Curia Vaticana o su enseñanza borrosa que se aleja de las enseñanzas oficiales), Francisco ha encarnado el papel de un papa muy católico. Su énfasis en ‘¿Quiénes somos para juzgar?’, la hermandad universal con los musulmanes y otras religiones, las preocupaciones ecológicas, etc., hicieron que su papado se moldeara significativamente por los elementos católicos. El carácter abierto de su enseñanza, junto con la ambigüedad de su lenguaje, ha creado cierto interés en el Occidente secular, que resuena con gran parte de lo que dice sobre cuestiones sociales. Esto quiere decir que es un Papa muy católico. ¡Quizás demasiado católico y muy poco romano para un número creciente de católicos romanos!

Una lucha para reestablecer el equilibrio

¡Admitir a los divorciados a la Eucaristía, eludir la tradicional oposición a la homosexualidad y extender el sacerdocio a los hombres casados han sido percibidos como los últimos y peligrosos movimientos "católicos" del Papa que van en contra de la tradición romana, arriesgando su total derrumbe! Este es el trasfondo altamente emocional detrás del libro Desde las profundidades de nuestros corazones, parte del cual fue escrito por el mismo Benedicto para reforzar la enseñanza ‘romana’ sobre el celibato de los sacerdotes en contra de las posibles aperturas ‘católicas’ hacia los hombres casados, de las cuales Francisco parece estar a favor. 

La tensión entre el ‘romano’ Benedicto y el ‘católico’ Francisco ayuda a explicar la crisis actual. Los Papas del pasado reinaron sin un Papa Emérito alrededor y por lo tanto encarnaron a su manera la síntesis Católica Romana. El siguiente Papa habría fijado la síntesis de manera diferente. Pero ahora, con dos papas muy diferentes viviendo uno al lado del otro (con uno solo reinando, pero el otro todavía lúcido y activo), la situación es muy diferente. La actitud excesivamente católica de Francisco se compara y contrasta con la perspectiva romana de Benedicto hasta el punto de crear una lucha sin precedentes entre partes opuestas. Para algunos, Francisco se ha vuelto demasiado católico para mantener una síntesis católica romana adecuada. Es incapaz de ser el Pontífice católico romano (al mismo tiempo). Por lo tanto, necesita la corrección de un Papa Romano.

Sin embargo, si esta situación sigue sin resolverse, socavará la institución del papado tal como fue ingeniosamente elaborada a través de los tiempos. El papa ‘progresista será contrarrestado por el papa ‘tradicional’ y se logrará la ruptura del sistema. El papado se transformará en un sistema político bipartidista, como si fuera una monarquía parlamentaria ordinaria. Será el fin del catolicismo romano tal como está ahora.

Esta tensión en el nivel más alto de la Iglesia Católica Romana no es sostenible a largo plazo. Por eso es muy probable que el estatus de Papa Emérito (el que Benedicto disfruta ahora) sea revisado y regulado para acabar con la tentación de pensar en el papado como una responsabilidad ‘dual’, que es lo que resulta en la continua confrontación entre un partido romano y uno católico. El catolicismo romano se acomoda a diferentes posiciones y tendencias, pero se piensa que el papa es el único sintetizador viviente de la tensión, hasta que el siguiente asuma el control y tal vez reestablezca el equilibrio. La historia de dos papas no durará mucho porque el catolicismo romano se basa en la convicción de que su sistema es capaz de mantener unida su inmutable identidad romana y su creciente catolicismo. No hay ninguna reforma bíblica a la vista; es sólo una lucha interna que está causando que Roma pase por una prueba de estrés y cierto caos hasta que las dimensiones romana y católica encuentren un nuevo equilibrio sostenible.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Desde Roma - ¿Puede la Iglesia Católica Romana sobrevivir a dos Papas?