¿Los evangélicos deberían ‘amar’ al Papa Francisco?
Los aspectos frugales y humildes del Papa como persona tienen poco que ver con las orientaciones políticas e imperiales de su papel.
18 DE ABRIL DE 2015 · 20:50
El día antes de Pascua Peter Wehner, un columnista que trabaja para el New York Times, escribió un interesante y provocador artículo titulado “Por qué los Evangélicos Deberían Amar al Papa”.i Sobresalen del mismo tres importantes conceptos que pueden presentarse brevemente.
El Hombre de Paja
Escudriñar en las declaraciones de Franklin Graham contra las del Papa Francisco sobre cómo abordar la crisis moral de nuestro tiempo es muy fácil, pero totalmente arbitrario. Con su lenguaje aparentemente duro y sus argumentos de juicio contra la homosexualidad, Franklin Graham representa a una porción todavía significativa de los evangélicos norteamericanos, pero a una minoría de los evangélicos considerados globalmente. Hablando en el contexto de los EE.UU., Graham puede tener las connotaciones políticas del ala derecha que no encajan con la totalidad de la familia evangélica. Las categorías socio-políticas norteamericanas no son útiles para tomar en cuenta por su complejidad. Muchos evangélicos, tanto dentro como fuera de los EE.UU. tratan los mismos temas con diferente actitud y lenguaje. Por otra parte, el Papa Francisco habla de los mismos asuntos en términos más pastorales y al hacerlo así es capaz de pasar por alto las situaciones específicas. Cuando diserta sobre casos concretos, utiliza un lenguaje enérgico. Por ejemplo, en su reciente visita a las Filipinas (16 Enero 2015), habló sobre la perspectiva de introducir el matrimonio entre personas del mismo sexo como una “colonización ideológica” de la vida de familia contra la que se tenía que resistir y luchar y no lo hizo exactamente en el tono delicado que Wehner quiere hacernos creer. Francisco puede que parezca más delicado y suave únicamente porque habla acerca de estos temas “en general” y en un tono más pastoral. Antes de contrastar a Graham con el Papa Francisco, Wehner debería esperar hasta que el Papa visite los EE.UU. el próximo septiembre donde hablará en el World Meeting of Families (Encuentro Mundial de las Familias). ¿Está tan seguro que Francisco hablará sólo palabras misericordiosas? Hasta entonces, debería en cambio haber comparado a Franklin Graham con el Cardenal Timothy Dolan, el leal Arzobispo de Nueva York. Tal vez la diferencia entre los dos no es tan aguda como parece ser entre Graham y el Papa. En el artículo se representa a Graham como el loco shakesperiano y a Francisco como el hombre sabio de la historia: un cuadro demasiado simplista de la realidad para ser cierto.
La Punta del Iceberg
Al llamar a los evangélicos a querer al Papa, el artículo del NYT muestra un punto de vista sentimentalista del Papa. Se centra en algunos aspectos del lenguaje papal, pero falla cuando proporciona a los lectores la imagen más completa. En el mismo período en que Francisco se reunió con los reclusos y con los marginados sociales, también presidía las pomposas celebraciones de Pascua en la Basílica de San Pedro con todas las riquezas y el poder de la Iglesia Católico Romana en plena exhibición. ¿Dónde estaba la humildad de Francisco en todas estas esplendorosas liturgias y costosos acontecimientos? Además, casi al mismo tiempo en que Francisco hablaba acerca de que la iglesia debería ser como un ”hospital de campaña”, confirmaba y reforzaba la existencia y la necesidad del banco Vaticano, el cual es una estructura de poder mundial que negocia toda clase de actividad financiera. Wehner puso de relieve las “cariñosas” palabras del Papa y pasó por alto el resto. Esta es una práctica común en el análisis religioso del papado: una imagen cuidadosamente seleccionada del Papa se convierte en su completa representación, lo que impide obtener una descripción precisa de la totalidad. Los aspectos frugales y humildes del Papa como persona tienen poco que ver con las orientaciones políticas e imperiales de su papel. Debajo de la superficie y de la punta del iceberg está el propio iceberg, que en este caso es la última monarquía absolutista que puede encontrarse en la tierra. Debería dedicarse tiempo a reflexionar seriamente sobre la realidad del iceberg antes de concentrarse únicamente en la punta.
¿Qué hay del Evangelio?
“Acoger a todo el mundo”, “mostrar compasión”, “todos estamos incluidos”, parece que son las expresiones dominantes y políticamente correctas del “evangelio del día”. El Papa Francisco es un campeón de esta clase de presentación del evangelio. Muchos seglares, así como también muchos evangélicos están fascinados por el alcance aparentemente generoso de este mensaje. En su artículo Wehner cita al Papa Francisco diciendo: “Sin misericordia, tenemos hoy día pocas oportunidades de llegar a ser parte de un mundo de personas “heridas” que tienen necesidad de comprensión, perdón y amor”. No se podían decir palabras más verdaderas. Pero esta declaración representa la punta del iceberg. Deberíamos ser responsables y mirar debajo de la superficie para identificar lo que da forma y apoyo a las palabras y las acciones del Papa.
¿Dónde encaja el pecado en la visión del Papa? ¿Qué pasa con el arrepentimiento y la fe en solo Cristo? ¿Qué hay de volver atrás de la idolatría y seguir a Cristo de todo corazón? ¿Y de poner primero de todo la Palabra de Dios? Después de visitar a los presos en Nápoles y de pronunciar palabras de misericordia y perdón, el Papa fue a la catedral de la ciudad a besar la sangre licuada de San Genaro, una práctica medieval relacionada con la súplica de bendiciones del santo patrón sobre la ciudad. ¿Dónde está el evangelio bíblico en esto?
Lo que debería preocupar a cada cristiano por encima de todo es la salvación de los que no conocen a Cristo como su Salvador. Podemos hablar sobre misericordia, perdón y amor y llevar a Cristo hasta los lugares más lejanos y más oscuros de la tierra todo lo que queramos, pero lo que realmente importa es el mensaje que proclamamos y encarnarnos en los perdidos y los heridos que nos encontramos en el camino. ¿Cuál es entonces el mensaje de la salvación? ¿Cómo respondería el Papa Francisco si alguien le preguntara cómo podía ser perdonado y salvado de sus pecados? Este artículo no ahonda en estas aguas controvertidas. El y otros evangélicos que comparten sus sentimientos harían bien en examinar que hay debajo de la punta del iceberg.
(Este artículo fue escrito en colaboración con Reid Karr, un querido amigo y colega en el ministerio evangélico en Roma)
Nota del traductor: la palabra 'amar' en el titular, (love en inglés), puede tener un sentido más aproximado a 'ser seguidor', pero se ha dejado la misma palabra para respetar el juego de palabras con el artículo citado.
i Por qué los evangélicos deberían amar al Papa Francisco, NYTimes
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Desde Roma - ¿Los evangélicos deberían ‘amar’ al Papa Francisco?