La teología liberadora, lúdica y poética de Rubem Alves

Alves es una de las grandes figuras de la literatura brasileña contemporánea, además del lugar que consiguió dentro del panorama teológico e intelectual desde su juventud.

16 DE OCTUBRE DE 2014 · 21:15

Rubem Alves. ,Rubem Alves
Rubem Alves.

Fragmento de la conferencia presentada en el simposio Herencia, Mes de la Herencia Hispánica, Centro Mackay, Seminario Teológico de Princeton, Nueva Jersey, 16 de octubre de 2014

En memoria del Dr. M. Richard Shaull, mi primer mentor y apoyo princetoniano

Una teología del gozo humano: las raíces de un nuevo lenguaje teológico

 

Padre… Madre… de ojos mansos,

sé que estás invisible en todas las cosas.

Que tu nombre me sea dulce, la alegría de mi mundo.

Tráenos las cosas buenas en las que encuentras placer:

el jardín, las fuentes,

los niños,

el pan y el vino,

los gestos tiernos, las manos desarmadas,

los cuerpos abrazados…

Sé que quieres darme tu deseo más profundo,

Un deseo cuyo nombre he olvidado, pero tú no olvidas nunca.

Cumple, pues, tu deseo, para que yo pueda reír.

Que tu deseo se cumpla en nuestro mundo,

de la misma manera que late en ti.

Concédenos satisfacción en las alegrías de hoy:

el pan, el agua, el sueño…

Que estemos libres de la ansiedad.

Que nuestros ojos sean tan mansos para los demás

como los tuyos lo son para nosotros.

Porque,

si somos feroces,

no podremos acoger tu bondad.

Y ayúdanos

para que no nos engañemos con los deseos malos.

Y líbranos

de aquel que carga la muerte en sus propios ojos.

Amén.[1]

 

Primera etapa: orígenes, contrastes

Nadie hubiera imaginado en mayo de 1968 (¡vaya referencia cronológica!) que la misma pluma que escribió una tesis tan densa y provocadora como Toward a theology of liberation: an exploration of the encounter between the languages of humanistic messianism and messianic humanism escribiría un par de décadas más tarde estas palabras, mezcla de poesía, oración, mística y teología.[2] Negándose a ser un ejercicio teológico estricto o académico, Rubem Alves expresaba en ellas todo el peregrinaje que había recorrido hasta alcanzar, con textos así, la cima de un estilo dominado por la poesía y la profundización completamente anti-dogmática que se había anunciado, muy veladamente en sus primeros escritos. Aquí ya se percibía la forma en que había leído a Nietzsche, Guimarães Rosa, Cecília Meireles, Octavio Paz, Fernando Pessoa, Paul Valery, Adélia Prado y decenas de autores, hombres y mujeres, que lo marcarían para siempre. Antes de su paso por Princeton, “junto a los ríos de Babilonia” (en el Union Seminary de Nueva York), en 1964 (año del golpe militar contra João Goulart) había pergeñado una interpretación teológica de los procesos revolucionarios en su país que no se publicaría en portugués sino hasta el siglo XXI, 40 años después. Con esta obra introdujo a la reflexión teológica el polémico tema de la revolución, que trató su mentor Richard Shaull en aquellos años, precisamente en el momento del surgimiento del movimiento Iglesia y Sociedad en América Latina (ISAL). Alves se vio obligado a volver a Estados Unidos por causa de la persecución de que fue objeto por parte del gobierno militar y de su propia iglesia.

 

Dos de los libros de Rubem Alves.

Ciertamente, sus antecedentes no presagiaban algo así, ni en sueños, pues al nacer en Brasil en el seno de una familia presbiteriana conservadora, únicamente los estudios teológicos al lado de otro princetoniano, Shaull,[3] podían atisbar la veta que desarrollaría con tanta exuberancia y calidad, al grado de que es necesario afirmar que Alves es una de las grandes figuras de la literatura brasileña contemporánea, además del lugar que consiguió dentro del panorama teológico e intelectual desde su juventud, cuando la militancia ideológica que abrazó y por la cual luchó arduamente, lo llevó a escribir textos notables e imprescindibles para comprender el clima espiritual de la época. El joven Alves se tornaría en alguien que, sin considerar que había perdido el tiempo, llegó bastante tarde a la poesía, aunque muchos de sus ensayos, al reivindicar el cuerpo, la imaginación, el erotismo y la magia, abrían ya la puerta a una expresión inédita e insospechada para él mismo. Pianista frustrado, la música de la poesía y la literatura lo estuvieron esperando hasta que por fin lo poseyeron en cuerpo y alma. Como parte de una generación de intelectuales protestantes latinoamericanos entre los que hay que contar a José Míguez Bonino, Emilio Castro, Hiber Conteris, Jovelino Ramos y Julio de Santa Ana, entre otros, asumió un compromiso revolucionario que colocó su labor teológica en un plano inédito hasta entonces en el subcontinente, en la vanguardia ideológica, tal como lo ha resumido Luis Rivera Pagán:

La teología de la liberación fue un enfant terrible imprevisto en los campos de la academia y la producción teológica durate las últimas décadas del siglo XX. Introdujo a la conversación no solo un tema Nuevo —la liberación— sino también una nueva perspectiva para hacer teología y una renovadora manera de referirse al ser de Dios y su acción en la historia. Su proyecto para reconfigurar los lazos entre estudios religiosos, historia y política llegó a ser un tópico significativo de análisis y diálogo en el discurso teológico general. Muchos estudiosos perciben en su surgimiento una drástica ruptura epistemológica, un cambio radical de paradigma y un importante giro en el papel social y ecclesial de la teología.[4]

 

Este mismo autor señala consistentemente la participación de Alves en los inicios de la teología de la liberación y el papel fundacional de su trabajo doctoral, así como de su mentor, Shaull, y recuerda aspectos sobre ella que se han vuelto clásicos, como su cambio de título al publicarse en una editorial jesuita:

De hecho, la primera monografía extensa qjue enfocó la liberación social y política como la clave hermenéutica central para conceptualizer la fe cristiana fue la tesis doctoral de Rubem Alves, un presbiteriano brasileño. En mayo de 1968, Alves la defendió exitosamente en el Seminario Teológico de Princeton […] Alves la escribió bajo la dirección de Richard Shaull, quien por bastantes años fue profesor de teología en América Latina, primero en Colombia y luego en Brasil, y quien fue crucial para el desarrollo de la teología liberacionista en los círculos protestantes latinoamericanos.

[…]

La tesis de Alves es un texto poderoso, escrito en un espléndido estilo literario. Fue publicada como libro en 1969, dos años antes de la obra de [Gustavo] Gutiérrez, pero con un cambio importante en el título: A theology of human hope (Una teología de la esperanza humana). Aparentemente, los editors creyeron que el concepto de “esperanza”, con sus obvias relaciones con los escritos de Jürgen Moltmann, sería más atractivo comercialmente o relevante que “liberación”. A pesar de eso, Alves conceptualiza la dialéctica temporal propia del lenguaje teológico en términos de la política histórica de liberación.[5]

 

Harvey Cox, desde el prólogo, lo saludó como una voz nueva, refrescante y rebelde en el contexto de la época: “¡Ojo con este libro, vosotros los ideólogos, teólogos y teóricos del mundo opulento del mundo denominado ‘desarrollado’! El tercer mundo de forzada pobreza, hambre, impotencia y creciente enojo ha encontrado una resonante voz teológica, Rubem A. Alves […] habla con una autoridad que no tenemos por menos que notar, no solo en las discusiones sobre el desarrollo y la revolución, sino en dondequiera que declaremos el lugar de la fe Cristiana en nuestro convulsivo mundo contemporáneo”.[6] En este libro dialoga críticamente con las teologías de Barth, Bultmann y Moltmann, señalándoles que no están arraigadas en las circunstancias humanas concretas y que por ello no exprresan adecuadamente el discurso liberador requerido por la comunidades populares.[7] El principio ético fundamental, que toma de Paul Lehmann, es “cómo puede la vida humana seguir siendo humana en el mundo”. De este modo se compromete en un diálogo creativo con dos clases de discurso que conducen a la liberación humana: el humanismo mesiánico y el mesianismo humanista. Ambos participan de un proyecto de liberación que incluye no solo lo material sino también las esferas corporal y espiritual. La última parte del libro explora las posibilidades de un Nuevo lenguaje para la fe y la teología, el cual reivindica la alegría y el juego. En esta línea de reflexión sigue muy de cerca el concepto bonhoefferiano de polifonía. Con esta obra, Alves se estableció como uno de los fundadores de la teología de la liberación, porque de varias maneras anticipó los trabajos futuros de autores como Gutiérrez y Hugo Assmann. Finalmente, él y Gutiérrez se encontraron en Suiza en 1969 en una conferencia sobre teología y desarrollo, donde estuvieron de acuerdo en que ésa no era la formulación correcta dadas las condiciones del continente experimentadas en la dinámica de oprtesión-liberación, más allá de las modas del momento.

Y, por supuesto, no puede dejar de hablarse del “sabor princetoniano” de esos primeros momentos de esta teología, algo que ya ha revisado a conciencia Bruno Mattos Linhares. Como parte de su argumentación, señala: “Alves prefiere que la vida se juzgue no por la manera en que se ubica en el sistema social o como una función de las estructuras de la organización social, pues él sigue el ejemplo de Jesús, quien fue ‘un maestro en el arte de subvertir las reglas de normalidad o anormalidad”. Busca, en otras palabras, imaginar el nacimiento de una nueva cultura. Debido a que el mundo aún no está completo porque Dios aún está ejerciendo sus poderes creativos, el tiempo presente de cautividad aún no es un tiempo de nacimiento sino de concepción de una comunidad de fe”.[8]

 

Transparencies of eternity, de Rubem Alves.

Otras lecturas y relecturas de su obra se han llevado cabo, en Brasil, por supuesto (Saulo Almeida, António Vidal Nunes, autor de una amplísima bio-bibliografía, Iuri Andreas Reblin, entre otros), en Estados Unidos, Países Bajos (Tjeerd de Boer) y Suecia (Ulf Borelius). Un testimonio de la reverenda Sonia Gomes Mota, discípula de Alves, resume también su trayectoria dentro y fuera de las Iglesias:

Rubem Alves fue parte de un grupo de pastores, hombres y mujeres líderes, que reflexionaron y organizaron diversas maneras de ser una iglesia reformada. Este proceso llevó a la creación de la Iglesia Presbiteriana Unida de Brasil (IPUB), miembro actual del Consejo Mundial de Iglesias. Con su erudición y su compromise social y ecuménico, ayudó a delinear los documentos básicos de la IPUB. No estuvo interesado en ofrecernos lecciones de moral o en transmitir la verdad indiscutible y eterna. Como buen teólogo, filósofo y educador, le preocupaba más hacernos pensar, reflexionar y cuestionarnos acerca de las verdades inmutables de la teología y urgirnos a avizorar nuevas posibilidades y caminos para vivir nuestra fe. Rubem nos condujo por desiertos y nos invitó a ser jardineros y plantadores de esperanza.[9]

Alves fue uno de los grandes renovadores de la teología latinoamericana. Las etapas de su pensamiento se distinguen por su inicial interés en la actividad de Dios en la historia y, luego, por una investigación profunda y sensible de las posibilidades lúdicas y eróticas de la vida humana en el mundo. En diversas ocasiones Alves trató de explicar sus raíces teológicas y escriturales, así como la manera en que evolucionó hacia el otro estilo, especialmente en reediciones de sus libros anteriores. En 2010 lo dijo así para un nuevo volumen atribuyendo el cambio al público al que se dirigió: “La mía fue una educación académica. No obstante, llegó un momento en que dejé de disfruitar al escribir para mis colegas. Comencé a escribir para niños y para la gente común, jugando con el humor y la poesía. De allí surgió mi nuevo estilo: chispazos, más que razonamiento”.[10] Si antes deseaba apelar a la conciencia de sus lectores, convencerlos para incorporarse a la lucha ideológica”, ahora su propósito era muy diferente: “No quiero probar nada. Sólo deseo retratar. Hay un hilo que los ensambla como perlas en un collar. Cada texto es una unidad completa. A través de ellos intento decir lo que he llegado a sentir acerca de lo sagrado. No espero que los lectores estén de acuerdo conmigo. Sólo deseo que ellos puedan pasear en medio de bosques desconocidos. […] Lo que verdaderamente importa no es lo que escribo sino lo que pensarán al ser provocados por lo que escribo”.[11] Algo similar planteó cuando lo invitaron en 1990 a hablar delante de un auditorio que espera escuchar al pionero protestante de la teología de la liberación sin saber que éste se había reinventado por completo: su trayectoria había cambiado de orientación y ahora buscaba un cambio más profundo desde otro asiento del ser: “El Rubem Alves de la teología de la liberación, el que hablaba de la acción, cambió. Ahora soy distinto. Creo que Dios tiene extrañas formas para hacer las cosas. Una de ellas es voltearlo todo al revés. Decidí acepar el riesgo de desempeñar el papel del bufón. […]”.[12] Por esto último debe ser reconocido también como uno de los iniciadores de la teopoética, aun cuando ese término surgió en otro ambiente y desde otra perspectiva.[13] […]

 

[1] R. Alves, Transparencias de eternidad. México, Ediciones Dabar, 2006, p. 7.

[2] El gusto de Alves por las oraciones puede constatarse en su magnífica traducción de las Orações por un mundo melhor, del teólogo estadunidense Walter Rauschenbusch (São Paulo, Paulus, 1997), originalmente publicadas en 1910 bajo el título de Prayers of a Social Awakening (texto completo aquí). Más tarde grabó varias de ellas en un disco memorable.

[3] Cf. R. Alves., “O Deus do furacão” en R. Alves, ed., De dentro do furacão. Richard Shaull e os primórdios da teología da libertação. Rio de Janeiro, Sagarana-CLAI-CEDI-Programa Ecuménico de Podgraduação em Ciencias da Religião, 1985, pp. 19-24. Al morir Shaull, Alves no dejó de homenajearlo: “No conozco a nadie que en tan poco tiempo haya sembrado tanto. No es posible contarlo todo. Sólo puedo decir que un hombre que anda en la dirección contraria no lo hace impunemente. Los profetas son seres malditos. Nietzsche, otro que caminó así, sabía muy bien el precio que se paga por ver lo que otros no ve. Decía: ‘Los fariseos tienen que crucificar a quien inventa su propia virtud’. Quienes no ven, odian a quienes ven. Richard Shaull fue crucificado. Las iglesias no lo soportaron: expulsado de Colombia por los católicos, de Brasil por los protestantes…”, R. Alves, “‘…Era un cadáver lleno de mundo…’ (César Vallejo)”, en Correio Popular, Campinas, Brasil, 10 de noviembre de 2002; en inglés: “Through the eyes of Dick Shaull”, en Reformed World, vol. 53, 6, septiembre de 2006, pp. 265-268.

[4] L. Rivera-Pagán, “God the Liberator: Theology, History, and Politics”, en B. Valentin, ed., In Our Own Voices. Latino/a Renditions of Theology. Maryknoll, Orbis, 2010,  p. 1. Versión: LC-O.

[5] Ibid, 7.

[6] H. Cox, “Presentación”, en R. Alves, Cristianismo: ¿opio o liberación? Trad. Á. García Fluixá. Salamanca, Sígueme, 1973 (Verdad e imagen, 33), p. 9.

[7] Moltmann reaccionó duramente: “Rubem A. Alves (Cristianismo, opio o liberación, Salamanca, 1973), critica la ‘teología de la esperanza’ calificándola de demasiado trascendental en la determinación de la promesa y de demasiado negativa en el enjuiciamiento del presente histórico. Pero Alves acabará hablando de la promesa divina y del lenguaje de la libertad, quedándose más acá que la ‘teología de la esperanza’”, “Carta sobre la teología de la liberación”, en Selecciones de Teología, vol. 15, núm. 60, 1975, Selecciones de Teología, p. 2.

[8] B.J. Linhares, “Princeton Theological Seminary and the birth of liberation theology”, Koinonia: The Princeton Theological Seminary Graduate Forum, 19, 2007, pp. 85-105; 20-21.

[9] Theodore Gill, “The ecumenical movement remembers Rubem Alves, 1933-2014”, July 24th, 2014, in World Council of Churches, oikumene.org

[10] R. Alves, “Introduction”, en Transparencies of eternity. Trad. Jovelino y Joan Ramos. Miami, Convivium Press, 2010, p. 9.

[11] Idem.

[12] R. Alves, “From liberation theologian to poet: a plea that the Church move from ethics to aesthetics, from doing to beauty”, in Church and State, núm. 83, mayo-junio de 1993, pp. 20-21. Énfasis agregado.

[13] Cf. “Theopoetics: Longing and Liberation”, en L.M. Getz and R.O. Costa, eds., Struggles for solidarity. Liberation theologies in tension. Minenapolis, Fortress Press, 1992, pp. 159-171; y L. Callid Keefe-Perry, “Renewal and nets: Amos Wilder and Rubem Alves”, Way to Water: A Theopoetics Primer. Eugene, Oregon, Wipf and Stock, 2014, pp. 32-50.

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