Una Biblia de Gutenberg descansa en Sevilla

Impresa en el año 1454 en los talleres de Maguncia, es uno de los ejemplares mejor conservados de la primera edición de la naciente imprenta

SEVILLA · 21 DE FEBRERO DE 2011 · 23:00

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Algunos lo consideran el libro más valioso de todos los tiempos. Se trata de una Biblia del año 1454, salida de la imprenta de tipos móviles que el mismo Johannes Gutenberg, inventor del artilugio, editó en su taller de Maguncia (Alemania). Uno de los pocos ejemplares completos se encuentra en Sevilla. Se trata del mayor tesoro bibliográfico de la gran colección de la Universidad. El libro se conoce como la “Biblia de Gutenberg” o “Biblia Mazarina” o “Biblia de las 42 líneas”, por el número de líneas de su caja o en las que se imprimieron cada una de las dos columnas de texto que tienen sus páginas, según explicó Eduardo Peñalver, jefe de la sección de Fondo Antiguo y Archivo Histórico de la Universidad de Sevilla. Esta sección está integrada por 60.000 volúmenes, de los cuales 8.000 son del siglo XVI y 332 de ellos incunables. Un Fondo antiguo que conserva también un millar de manuscritos, entre ellos una docena de códices. Los manuscritos se encuentran repartidos por cinco plantas de biblioteca que integran todo tipo de medidas de seguridad, desde armarios blindados hasta tarjetas de seguridad y, una medida básica, ningún investigador puede acceder en solitario a estos volúmenes, de modo que siempre está acompañado por un bibliotecario expresamente autorizado. UN VALOR INCALCULABLE De la “Biblia de Gutenberg” se imprimieron, por mano del propio Gutenberg, 180 ejemplares, de los cuales se conservan en todo el mundo cuarenta, pero sólo veinte de ellos completos, con los dos tomos. El valor de mercado del libro no es fácil de calcular, según Peñalver, quien recordó que el último ejemplar que salió a la venta, en 1978, se vendió entonces por dos millones de dólares. El libro fue impreso en Maguncia hacia 1454, y en París se conserva un ejemplar que contiene una nota que afirma que las ilustraciones de las letras capitulares se acabaron de hacer en 1456, según Peñalver, que si bien señaló que si Gutenberg debió experimentar primero su invento imprimiendo alguna bula papal, esta Biblia se considera el primero libro impreso de la historia. En aquella tirada inicial de 180 ejemplares se imprimieron algunos en papel y otros en vitela -el de Sevilla es en papel-, y el hecho de que su valor sea tan elevado es porque, además de ser el primer libro impreso de la historia también es, según Peñalver, “el mejor libro” jamás impreso, tanto por la calidad del papel, como de la tinta, como por la perfección con que fue realizada la impresión. Johannes Gutenberg efectuó aquella tirada inicial de la Biblia con sus socios Peter Schoeffer y Johan Fuchs, con quienes acabó teniendo un pleito, si bien se tienen pocos datos fiables de aquello, salvo que Gutenberg era natural de Maguncia y estuvo muy ligado al gremio de los orfebres, según explicó Peñalver. En aquellos años, “la imprenta era un invento que se necesitaba, por la expansión de las universidades y por una demanda de libros a la que no se podía responder con los manuscritos”, añadió Peñalver, quien también recordó que entonces existían los libros xilográficos o impresos mediante tacos de madera de una página entera, de ahí que la genialidad de Gutenberg consistiera en inventar los tipos metálicos móviles. Al tener muchos tipos metálicos -cada uno correspondiente a una letra o signo- de cada letra, se multiplicaban las posibilidades de impresión y, por tanto, la eficacia y eficiencia de la imprenta.

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