ChatGPT

He pedido a la IA que haga un relato partiendo de la regla del oro cristiana.

13 DE JUNIO DE 2024 · 22:20

Foto: <a target="_blank" href="https://unsplash.com/es/@freshvanroot">Rolf van Root</a>, Unsplash, CC0.,
Foto: Rolf van Root, Unsplash, CC0.

“En un pequeño pueblo al pie de una gran montaña vivía un carpintero conocido por su bondad y sabiduría. Su nombre era Elián, y aunque su taller era modesto, la calidad de su trabajo y la calidez de su trato atraían a personas de lugares lejanos.

Elián no solo compartía su arte con madera, sino también valiosas lecciones de vida con quienes cruzaban la puerta de su taller.

Un día, mientras el sol comenzaba a ocultarse detrás de la montaña, una niña llamada Alba entró en el taller con una figura de madera entre sus manos. Era un pequeño pájaro, cuya ala estaba rota.

Con lágrimas en sus ojos, explicó cómo su preciado juguete se había caído y dañado. Elián, con una sonrisa, tomó con cuidado el pájaro de madera y prometió que estaría reparado para el día siguiente.

Mientras trabajaba en la figura, Elián se dio cuenta de que Alba permanecía en su taller, observando con curiosidad. Decidió entonces compartir con ella un valioso secreto.

“Alba, en la vida, al igual que en este taller, seguimos una regla muy importante. Es la regla de oro: Trata a los demás como te gustaría ser tratado. Así como cuidamos y reparamos estos objetos, debemos cuidar nuestras relaciones con los demás, ofreciendo amabilidad, comprensión y ayuda cuando sea necesario.”

Al día siguiente, cuando Alba regresó por su juguete, lo encontró no solo reparado, sino también barnizado, brillando como nuevo. Su corazón se llenó de alegría, no solo por recuperar su preciado pájaro sino también por la lección que había aprendido.

Desde ese día, Alba comenzó a aplicar la regla de oro en su vida diaria, tratando a todos con la misma compasión y cuidado con que Elián trató a su pequeño pájaro de madera.

La historia de la reparación del pájaro se extendió por el pueblo, y con ella, la lección de la regla de oro. La comunidad se transformó poco a poco, fortaleciendo los lazos entre sus miembros, ayudándose mutuamente en tiempos difíciles y celebrando juntos los momentos de alegría.

Y así, gracias a la sabiduría compartida en un modesto taller de carpintería, un pueblo aprendió que la bondad y el respeto mutuo son los pilares para construir un mundo mejor”.

He pedido a la IA que haga un relato partiendo de la regla del oro cristiana. Y ha salido lo que antecede. ¿Os sorprende? A mí sí.

Esta cálida enseñanza cristiana reside en el corazón frío de una computadora.

¿No sucede también que el hombre alberga en un corazón frío enseñanzas de calidez cristiana sin repercusión alguna?

¿Dejaremos algún día de ser hombres artificiales?

Y otra pregunta, ¿a qué se dedicarán los escritores después de la IA?

 

 

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Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Cuentos - ChatGPT