El burro y la zanahoria
El burro era él, o así le consideraron. ¿O acaso no lo eran todos?
21 DE MARZO DE 2024 · 22:00

De tanto escuchar mensajes del evangelio en la iglesia, fulanito llegó a pensar que la conversión era algo que cada cual se hacía.
Además, se desplazaba a dos impulsos, por detrás el que producía el azote amenazante de la condenación (el hambre) y por delante la búsqueda de la salvación (la zanahoria).
De acuerdo, el burro era él, o así le consideraron. ¿O acaso no lo eran todos?
Tampoco creía que hubiese camino claro o expedito que le condujera a la vida. Para que se produjese lo suponía bien lleno de piedras, tenía sus dudas que un camino correctamente señalizado le llevase tan fácilmente a la regeneración.
Y sí, seguían predicando domingo sí y domingo también hasta la extenuación, para que la gente se salvase, cuando Jesús lo había dejado bien claro, “el que quiera salvar su vida se perderá, pero el que muera por mí y por el evangelio se salvará”.
Algo no habían entendido.
Sí, en ese afán de eludir la condenación siguió todos los pasos recomendados, menos el verdaderamente necesario que era dejar de obsesionarse por la propia salvación.
En su agitación para no ahogarse, imposibilitó la acción de su rescatador.
Y sí, el Redentor le hubo de golpear en la testa para que atontado pudiese ser conducido a la orilla.
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