¿Son iguales todas las religiones?
Cada religión concibe a Dios a su manera y lo representa de forma diferente.
06 DE SEPTIEMBRE DE 2020 · 11:00
No, no lo son. Existen diferencias fundamentales entre ellas. Cada religión concibe a Dios a su manera y lo representa de forma diferente. Algunas creen en la existencia de muchos dioses, mientras que otras no aceptan la existencia de ningún Dios. El camino que cada una propone para alcanzar la salvación es también distinto. Aunque hoy existen opiniones enfrentadas sobre el papel que representan las religiones en el siglo XXI (unos las culpabilizan de casi todos los males sociales como las guerras de religión o el terrorismo, mientras que otros piensan que las religiones son buenas ya que cada una captaría un aspecto diferente de la verdad final y de la trascendencia), lo cierto es que, en general, se tiende a pensar que todas las religiones son esencialmente iguales porque buscan la mejora moral del ser humano, aunque no siempre lo consigan.
Algunos autores opinan que todas las religiones coinciden en dar respuesta a las inquietudes que existen en el alma humana. Parece que hubiera un sentimiento universal que nos indicara que hay algo dentro de nosotros, en nuestra propia naturaleza, que no funciona bien y, por tanto, necesitaríamos que algo o alguien nos salvara de semejante disfunción por medio de algún tipo de relación con ciertos poderes superiores.[1] En base a este planteamiento, otros pensadores han intentado armonizar todas las religiones del mundo, sugiriendo que, como todas persiguen producir personas santas, la salvación no podría quedar restringida a una sola religión sino que cada una poseería aspectos diferentes de la misma única verdad.[2] Sin embargo, cuando se analizan las diversas creencias religiosas, resulta evidente que no son, ni mucho menos, iguales. Aún cuando puedan existir ciertos parecidos, las diferencias son absolutas e irreconciliables.
Por ejemplo, el profesor de apologética y religiones comparadas, Craig J. Hazen, de la Universidad de Biola en California, escribe lo siguiente: “Comparemos (…) lo que dicen el mormonismo, el budismo y el cristianismo sobre qué es lo real. Las escrituras mormonas enseñan que la realidad fundamental es material o física, y que incluso Dios y los espíritus son objetos cuya materia ha existido desde la eternidad. Los budistas mahayana creen que la realidad es un vacío (sunyata) o la inexistencia (nisvabhava): ningún dios, ninguna materia, ningún espíritu, ninguna identidad. Por el contrario, los cristianos ven la realidad suprema en Dios, el Ser eterno, personal y trino que creó todas las cosas -físicas y no físicas- de la nada. Se mire como se mire, son diferencias drásticas.”[3] Pues bien, lo mismo ocurre cuando se pregunta a cada religión sobre la esencia del ser humano, o por qué existimos, o qué es el bien y por qué existe el mal, cuál es el sentido de la historia o cómo podemos alcanzar la iluminación interior o la salvación. Cada movimiento religioso tiene sus propias respuestas y éstas manifiestan profundas discrepancias. De manera que la idea popular de que todas las religiones son iguales, resulta totalmente infundada.
¿Por qué hay tantas religiones en el mundo? El ser humano posee una dimensión espiritual que le mueve a formularse preguntas fundamentales acerca de su esencia, del lugar que ocupa en el mundo, del propósito de la existencia, de su destino final, de si sobrevive o no a la muerte, etc. Las religiones son, por tanto, esfuerzos humanos de las distintas civilizaciones por alcanzar a Dios, la trascendencia o la eternidad. De manera que las múltiples ideologías religiosas procuran saciar esa sed de Dios o de sentido que anida en el alma humana. Pero, ¿lo consiguen realmente o se trata sólo de intentos vanos condenados al fracaso? ¿Puede el ser humano alcanzar a Dios por medio de sus propias obras o de su propio esfuerzo personal?
El teólogo protestante español, José Grau (1931-2014), respondía: “El hombre por su condición no puede alcanzar a Dios. Esto es el evangelio: la mano de Dios tendida al hombre. El hombre necesita salvación, pero no puede salvarse a sí mismo. Dios le salva en Cristo. La existencia de tantas religiones se debe a los múltiples esfuerzos por alcanzar a Dios por medios meramente humanos. Y la existencia del cristianismo demuestra que Dios nos alcanza en su gracia misericordiosa.”[4] Esta es pues una de las grandes diferencias entre el cristianismo y las demás religiones.
Notas
[1] James, W. 1985, The Varieties of Religious Experience: The Works of William James, Harvard University Press, p. 400.
[2] Hick, J. 1988, An Interpretation of Religion, Yale University Press, citado en Groothuis, D. 2000, “¿Son todas las religiones iguales?”, Perspectivas espirituales contemporáneas, Andamio, pp. 20-39.
[3] Hazen, C. J. 2011, “¿No son todas las religiones esencialmente iguales?” en Biblia de Estudio de Apologética, Holman, Nashville, p. 536.
[4] Grau, J. 1968, Aquí va la respuesta, Ediciones Evangélicas Europeas, Barcelona, p. 35.
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