Un Salvador extraordinario

La compasión del Señor Jesús va más allá de lo que imaginamos.

15 DE SEPTIEMBRE DE 2025 · 12:00

Foto de <a target="_blank" href="https://unsplash.com/es/@fibee08?utm_content=creditCopyText&utm_medium=referral&utm_source=unsplash">Fi Bell</a> en Unsplash,
Foto de Fi Bell en Unsplash

«No acabará de romper la caña quebrada, ni apagará la mecha que apenas arde». (Isaías 42:3)

Cuando el profeta Isaías quiere explicar la compasión del Señor, dice que no quebraría la caña que ya estaba cascada ni apagaría la mecha que estuviera humeando. Son frases que escuchamos muchas veces y, en aquel momento, todos sabían a qué se refería, pero ¿qué significan para nosotros? 

A la caña se le hacían agujeros para que sonara como una flauta pero, después de varios usos, cada vez estaba más deteriorada, se rompía y se tiraba. Lo mismo se hacía con la mecha que humeaba. Cuando ya no quedaba aceite, se apagaba y nadie más se preocupaba por el asunto. Dios no hace eso con nosotros. 

La Biblia nos enseña que el Padre sigue cantando con nosotros aun cuando pensemos que nuestro cuerpo está roto y que no servimos para nada (Sofonías 3:17). El Espíritu de Dios sigue renovando nuestra vida con su aceite, aunque creamos que ya no nos quedan fuerzas. Por eso, la compasión del Señor Jesús va más allá de lo que imaginamos al restaurar las cañas quebradas y fortalecer las mechas que apenas arden. Así que, sabiendo que el Padre canta con nosotros, que el Espíritu de Dios siempre nos renueva y que la compasión del Señor Jesús nunca nos abandona, jamás debemos sentirnos acabados ¡La Trinidad está con nosotros!

 

Recibe el contenido de Protestante Digital directamente en tu WhatsApp. Haz clic aquí para unirte.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - Un Salvador extraordinario