El tweet de Dios sobre el dilema que crea el necio
Teniendo en cuenta que los tiempos que vivimos son de necedad elevada a infinita potencia, ¿cómo saldremos airosos del desafío de responder, o no, al necio?
10 DE JUNIO DE 2021 · 09:35

Ardua tarea es cuando alguien se halla frente a la tesitura de qué hacer ante una necedad proferida por un necio. Si guarda silencio, parece que le está dando la razón, con lo cual el necio quedará como si fuera un entendido; pero si le responde como el cuerpo le pide, es decir, de forma apasionada, entonces el que saldrá mal parado será el que así ha hecho, toda vez que habrá perdido los papeles, al haber entrado al trapo de la provocación y haber quedado enredado por las palabras del necio y atrapado por sus propias palabras.
De hecho, no es difícil perder los papeles ante determinadas necedades provocadoras, siendo en verdad lo difícil mantenerse ecuánime, guardando la compostura y el dominio propio. Precisamente tal dificultad fue la que no pudo vencer, en cierta ocasión, el varón del que se dice que no había otro más manso que él en la tierra, al responder atropelladamente a las necias palabras de su pueblo, el cual ya había dado con anterioridad reiteradas pruebas de ser una casta de necios. Pero mientras en los casos pasados este varón había sabido actuar sabiamente, en esta ocasión ya no lo hizo, por lo cual fue severamente disciplinado. Y así, le fue mal por culpa de ellos, aunque no sin culpa propia.
Si así fue con este varón ¿qué podremos hacer el resto de los mortales, que no le llegamos ni a las suelas, cuando nos veamos confrontados con la necedad del necio? Y teniendo en cuenta que los tiempos que vivimos son de necedad elevada a infinita potencia, ¿cómo saldremos airosos de tamaño desafío?
Hay un tweet de Dios que dice lo siguiente: ‘Nunca respondas al necio de acuerdo con su necedad, para que no seas tú también como él. Responde al necio como merece su necedad, para que no se estime sabio en su propia opinión.’ (Proverbios 26:4-5). Estamos aquí ante dos frases que parecen contradictorias a todas luces, porque aunque la traducción ha intentado hacer una distinción entre la primera cláusula de la primera frase y la primera de la segunda, vertiendo ‘de acuerdo con su necedad’ y ‘como merece su necedad’ respectivamente, lo cierto es que no hay tal distinción en el texto original, por lo que en ambas se podría traducir ‘según su necedad’. Pero entonces nos quedamos perplejos, porque ¿en qué quedamos? ¿Hemos de responder al necio según su necedad o no? Si hacemos caso de la primera frase, la conclusión es que no debemos hacerlo. Pero si hacemos caso de la segunda frase, sí debemos hacerlo. Y ambas frases dan buenas razones para sostener su proposición. ¿Se contradice Dios, diciendo no y a continuación sí? ¿O somos nosotros los que no entendemos lo que quiere decir?
Jesús en los evangelios ilustra bien la verdad contenida en este, aparentemente, contradictorio tweet de Dios. En una notoria ocasión estuvo ante Herodes Antipas, el hombre que tiempo antes había mandado decapitar a Juan el Bautista. De hecho, Herodes llevaba tiempo queriendo ver a Jesús, al oír de todas las cosas portentosas que estaba realizando, estando sumido en la duda en cuanto a su identidad, toda vez que hasta pudiera ser el mismo Juan resucitado, lo cual, supondría una auténtica tortura para su conciencia y, si fuera verdad, un terrorífico espanto, al poder venir a pedirle cuentas de su crimen. No es extraño que los fariseos avisaran a Jesús de que se marchara de Perea, porque Herodes quería matarlo.
Pero ahora la mezcla de curiosidad y superstición de Herodes iba a quedar por fin saciada, porque delante de sí tenía a aquel hombre, que Pilato le había enviado preso. Lo que Herodes hizo fue plantearle necias preguntas a Jesús, apremiándolo también neciamente a que efectuara algún prodigio, que satisficiera su gusto por la novedad. Pero Jesús nada hizo y nada respondió (Lucas 23:9). No tenía sentido hacerlo, porque si lo hubiera efectuado le habría hecho el juego a Herodes. El silencio de Jesús dejó en evidencia la necedad de este gobernante. Cualquier palabra, cualquier respuesta, cualquier acto, hubiera significado entrar en una esfera de la que Jesús no habría salido indemne.
Sin embargo, antes de este encuentro, tuvo otro con un dirigente de una sinagoga, quien enojado porque Jesús había sanado a una mujer encorvada en sábado, le dijo a la gente que había seis días a la semana para ser sanados, pero no en día de sábado. Era una necedad supina, propia de un consumado necio. ¿Debía callar Jesús en esta ocasión, como luego haría ante Herodes? Es evidente que no, porque de hacerlo esa necedad quedaría como verdad incuestionable; de ahí que inmediatamente le respondiera, poniendo como ejemplo un caso cotidiano menor, en el que el mismo dirigente de la sinagoga hacía en sábado algo beneficioso por un animal (Lucas 13:15-16). ¿Cuánto más no habría que hacer el bien en sábado hacia aquella pobre mujer?
No hay ninguna contradicción en este tweet de Dios. Lo verdaderamente dificultoso consiste en saber cuándo es preciso callar y cuándo es preciso hablar ante la necedad del necio. Que Dios nos dé el discernimiento necesario.
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