Firmes y adelante

Este himnario forjó nuestra identidad y nos dio cantos de ánimo y de llamado a la fe, el discipulado, la santidad y nuestra misión.

08 DE JUNIO DE 2012 · 22:00

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Uno de los himnos favoritos de la iglesia de mi niñez fue Firmes y adelante. Las pequeñas congregaciones latinas de mi niñez en Texas y California se encontraban en medio de mayorías latinas católicas que se burlaban de nosotros por ser “aleluyas”. Pero aunque éramos pocos y marginados, himnos como éste nos recordaban que Dios nos había llamado a la tarea y que podíamos seguir hacia adelante. Firmes y adelante, huestes de la fe sin temor alguno, que Jesús nos ve. Jefe soberano, Cristo al frente va y la regia enseña, tremolando está. Nos gustaba el reto del canto y su música marcial. Nos animaba saber que Cristo es nuestro jefe y que nos somos parte de su ejército espiritual. Esta imagen era clave para nuestras pequeñas congregaciones y nos daba una claridad de visión y misión. Sin embargo, siendo que éramos méxico-americanos no entendíamos todas las palabras. El léxico de un pueblo que sólo utilizaba un español oral, y a quien no se le permitía estudiar en español, no incluía palabras como adalid, lid, averno y pavor. Así que no muy bien entendíamos la segunda estrofa y poco la cantábamos. Pero terminábamos cantando la última estrofa con mucho fervor. Podíamos seguir hacia delante porque Jesús ya había ganado la victoria y nadie podría prevalecer contra nuestra congregación. Tronos y coronas pueden parecer de Jesús la iglesia fiel habrá de ser nada en contra suya prevalecerá porque la promesa nunca faltará. El compilador de Himnos de Gloria, H.C. Ball, escogió cantos claves para las pequeñas comunidades evangélicasque los cantaron a través del siglo veinte. Siendo misionero pentecostal, escogió muchos himnos con ese enfoque teológico. Pero también escogió muchos himnos que llegaron a ser himnos lema o cantos claves de nuestra pequeña sub-cultura evangélica. Este himnario forjó nuestra identidad y nos dio cantos de ánimo y de llamado a la fe, el discipulado, la santidad y nuestra misión. Aunque me crié cantando himnos que no siempre entendía dichos cantos formaron mi fe y mi compromiso con Cristo Jesús. Nuestra pequeña congregación campesina sabía que Dios nos había llamado y que tenía una misión clara para nosotros. Por causa de eso seguimos compartiendo la buenas nuevas del evangelio y vimos a muchas personas encontrar nueva vida en Cristo Jesús. Pero también fue una parte clave en que yo siga firme y adelante hasta el día de hoy. Y por eso lo sigo cantando.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Caminando con el pueblo - Firmes y adelante