Nosotros, los conspiranoicos (I)
Aunque con argumentos cada vez más sofisticados y cargados de razones, nuestra estrategia sigue estando atravesada por la mentira y el engaño.
16 DE SEPTIEMBRE DE 2021 · 16:04
Seis años antes de la pandemia del coronavirus, en Reino Unido se estrenaba Utopia, una miniserie de dos temporadas ideada por Dennis Kelly y que plantea un escenario apocalíptico, en el que una epidemia causa estragos y las autoridades políticas y sanitarias aprovechan la ocasión para lanzar una vacuna que esteriliza y ayuda a controlar la superpoblación planetaria.
Los protagonistas son un grupos de aficionados a los cómics que se hacen con el manuscrito original de Los Experimentos Utopia, una novela gráfica de culto ficticia en la que el autor plasmó sus profecías acerca de lo que iba a suceder con la pandemia que ocurre en el tiempo presente de la serie. Ellos se enfrentan a una élite económica y política mundial por el control del manuscrito y el dominio de la situación. Curiosamente, existe un libro con el mismo título, escrito por Dylan Evans, un psiquiatra británico que en 2006 dejó su trabajo en un laboratorio altamente robotizado y se fue a vivir a los Highlands de Escocia, donde estableció una especie de comuna en el campo con un grupo ecléctico de voluntarios para vivir emulando un escenario de colapso global, sin ningún tipo de comodidades ni tecnología. El libro de Evans recoge las vivencias de ese experimento. No hay ninguna relación entre el libro y la serie de televisión creada por Kelly.
Plagada de excentricidades y detalles que se expresan en cada uno de los personajes del elenco, Utopia atrae rápidamente al espectador y le invita a conjeturar juntamente con el desarrollo de su argumento. Cualquier conclusión que uno quiera plantearse, podría ser legítima. Aunque al principio parece sencillo identificar un sector antagonista y otro que parece dedicarse a buscar una solución correcta a la situación, a medida que la serie va avanzando y las contradicciones de todos los protagonistas salen a la luz, la sensación acaba siendo la de encontrarse en medio de una nebulosa de confusión y venganza, en la que ya nada parece ser del todo cierto ni falso, y cuesta ejercitar la confianza en cualquier aspecto.
La vida ocultos
Utopia plantea un escenario de ocultamiento que apunta de forma indirecta al panorama que dejó la caída en el pecado en Génesis 3:8. Los malos siguen urdiendo su plan desde lo oculto, pero lo que al principio de la serie parecía el sector del bien, tampoco se revela abiertamente. En la realidad pandémica, siguiendo el hilo argumental de la serie, muy pocos parecen seguros a la hora de distinguir entre lo falso y lo cierto, lo malo y lo correcto. Y ni siquiera eso es una garantía para el transcurso de los acontecimientos, tal y como muestran los giros biográficos de algunos de los personajes.
Las convicciones, el pensamiento y las certezas personales acaban siendo tan fluidas, dependiendo tanto de las circunstancias, que no solo se devalúan, sino que a veces parecen irreconocibles. El bien de la salud pública en una época de pandemia es desplazado para satisfacer los intereses personales y las venganzas irresueltas del pasado.
Pensando en esto, no es de extrañar que la serie, que llegó a España de la mano de Filmin en enero de 2020, haya tenido tanto éxito en el último año. Muy probablemente ha alimentado miedos y sospechas de todo tipo, fantasía y demás. Porque ante el aspecto de aquello parece caótico e inseguro, se desplaza el valor de la verdad para polarizarse la opinión subjetiva.
Mentiras y engaños
El éxito de Utopia ha dado pie a una adaptación con el mismo título de la mano de Amazon Prime Video y con alguna cara conocida en el reparto, como John Cusack. Parte de su atracción tiene que ver con la mentira y el engaño. Estos son el canal de comunicación siempre presente en las relaciones entre los personajes. El guion tiene la capacidad de despertar una incesante curiosidad por averiguar qué es mentira y qué es verdad, sin importar realmente de qué se trate.
Con su abordaje sobre la mentira, la serie original de Kelly presenta un retrato adelantado de nuestras circunstancias actuales, con la pandemia de la Covid-19. En todo este tiempo, los bulos y mensajes falsos sobre el origen del virus, el efecto de las vacunas o las consecuencias en sí de la epidemia han circulado constantemente, hasta el punto de generar una sensación de cierto caos informativo, con cifras y datos bailando constantemente.
Aunque con argumentos cada vez más sofisticados y cargados de razones, nuestra estrategia sigue estando atravesada por la mentira y el engaño. Este es el escenario de un mundo caído por el pecado, y una de sus consecuencias más evidentes es el reinado de la mentira como esa forma de violencia histórica que ha caracterizado nuestras relaciones a lo largo del paso del tiempo. No se resuelve con una vacuna, ni esterilizando a la totalidad de los humanos para frenar el crecimiento demográfico. La realidad de la mentira y el engaño aluden a una condición ‘patológica’ del corazón humano, y a una necesidad espiritual que solo puede ser resuelta por el Dios que siempre ha existido, antes del mal, y que quiere relacionarse con nosotros de forma verdadera en Jesús.
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