‘Turmanyé’: luz y color para las familias de Huaraz en situación vulnerable
Después de prácticamente 25 años de servicio, los retos del programa son seguir asistiendo a las familias más necesitadas y desarrollar un nuevo proyecto para los chicos mayores de 18 años.
Este 2024 se cumple un cuarto de siglo desde que se puso en marcha Turmanyé (arco iris en quchua) en la ciudad de Huaraz, con la colaboración de Alianza Solidaria. Prácticamente 25 años de un programa de ayuda que, desde 1999, se ha enfocado en las familias en situación de vulnerabilidad y en los niños y niñas en situación de abandono en la ciudad del Departamento del Ancash, en Perú.
“En aquel tiempo la situación económica era muy precaria y no era extraño encontrar a niños en total situación de abandono”, recuerda Francisca Capa, vocal de la junta directiva de Turmanyé y presidenta de Alianza Solidaria. “Esta realidad llevó a iniciar el proyecto con la apertura de una Casa-Hogar para niños en situación de abandono y un Centro para trabajar con niños en situación de calle. Al poco tiempo se vio también la necesidad de llevar atención médica a las comunidades indígenas de las montañas que rodean a la ciudad de Huaraz, y se llegó a abrir un centro de salud en Canchakuta, una comunidad situada a 4.000 metros de altura”, añade.
El paso de los años y la detección de otras necesidades en la región, llevaron al proyecto a expandirse y abrir centros de educación infantil bilingües en las comunidades indígenas que carecían de este recurso o que les quedaba demasiado lejos, con el fin de “evitar el altísimo absentismo y el fracaso escolar” y llegando a obtener el reconocimiento favorable de la Secretaría de Educación del Estado, que propuso a Turmanyé extender la iniciativa a otras localizaciones.
Al mismo tiempo, se fueron creando talleres en la ciudad para “capacitar a los jóvenes que deambulaban por las calles con riesgo de caer en la drogadicción o bandas, y también para mujeres de bajos recursos, en muchos casos solteras, que tenían a cargo varios hijos y ningún medio para sostenerlos”. Así apareció ‘Tejidos Turmanyé’, que perdura hasta la fecha y ha generado empleo y formación a distintas generaciones de mujeres.
“La forma de trabajar siempre ha sido en cooperación con los diferentes sectores sociales, tanto públicos como privados, aunque no siempre ha sido fácil. Pero mirando atrás, se puede decir que ha sido productivo”, asegura Capa.
Enfoque en la infancia vulnerable
Desde la junta de Turmanyé y Alianza Solidaria explican que el enfoque en la infancia se justifica sobre la visión “y el convencimiento de que el desarrollo natural de un niño debiera hacerse en el seno de una familia”. Esto, explica Capa, “ha llevado a orientar el trabajo en la línea de reducir el tiempo que los niños puedan permanecer institucionalizados y poner en marcha, cuanto antes, medidas que propicien su desarrollo en el seno de una familia, ya sea la adopción, el acogimiento familiar temporal o la reinserción en el seno de su propia familia”.
Una labor que, tal como señala la presidenta de Alianza Solidaria y vocal de la junta de Turmanyé, se hace de forma preventiva para evitar que el Estado acabe decretando la institucionalización o la tutela de muchos niños en situación de riesgo.
En este sentido, tal y como remarca Capa, es imprescindible la coordinación con las autoridades “para sensibilizar sobre esta necesidad y crear redes de trabajo entre jueces y fiscales de menores, trabajadores sociales y otros profesionales afines para buscar una solución alternativa, siempre que sea posible, a la institucionalización de los niños en situación de abandono”.
De hecho, enfocan también el acogimiento en su Casa-Hogar como algo “provisional” y destacan el rol de las familias. Una cuestión en la que, prácticamente, están siendo pioneros en el área rural de Perú. “Se está trabajando entre las familias e iglesias de la zona para promover el acogimiento y dar apoyo y seguimiento a aquellas familias que quieran desempeñar este rol, ya que en Perú la regulación del Acogimiento familiar es relativamente reciente y todavía no está desarrollado ni cuenta con apoyo público”, asegura Capa.
La pandemia, un impás
Como muchos proyectos sociales, Turmanyé también se ha visto afectado por la pandemia de la Covid-19. “Tras la pandemia también se ha visto aumentar el número de familias en situación muy precaria, debido especialmente a la escasez de recursos económicos, y por eso otra de las vías importantes de trabajo es la de prevención y apoyo a estas familias para que no lleguen a la situación de abandono por falta de cuidados mínimos a sus hijos”, explica Capa.
Según Capa, “las necesidades son variadas”. Desde “mejoras en las propias casas para que tengan los servicios mínimos, ya que muchas de estas familias viven en construcciones precarias hechas en muchos casos a mano en las afueras de la ciudad”, hasta la provisión de “refuerzo escolar, alimentación o formación y apoyo a los padres para el desarrollo de una paternidad responsable y saludable”.
Y es que, tal y como recuerda, todavía sigue habiendo una gran necesidad a causa del “retroceso tan grande que sufrió la educación debido a los dos años que en Perú estuvieron cerradas las escuelas por la pandemia”.
Tiempo de cambios
Una situación que ha llevado a plantear cambios. “Para Turmanyé este es un momento de cambio y de reestructuración en muchos aspectos”, señala Capa. “El equipo se está formando en el tema del acogimiento familiar, para poder extender la red de familias de apoyo que puedan acoger cada vez a más niños y niñas, con la visión de dar cobijo a muchos más de los que se podrían atender en la Casa-Hogar, pero a la vez con una atención buena, dando apoyo a esas familias de acogida, ya que no es algo fácil”, dice. Además, pretenden “ser uno de los motores de cambio en el país para generar esa visión en las esferas públicas de la necesidad de desarrollar y promocionar desde el gobierno el sistema de acogimiento familiar”.
Todo esto ha llevado a una renovación del equipo de atención, ya que hasta hace poco la prioridad era la atención a los niños en la Casa-Hogar, pero ahora se está enfocando en la atención a las familias para la prevención, cosa que requiere de un personal especializado en otras áreas.
De hecho, Capa explica cómo en las comunidades, a pesar de contar con apoyo gubernamental tanto para la atención educativa como en salud, “se están detectando caso de niños y niñas con necesidades especiales que no están siendo atendidos por el sistema público y que requieren de una atención personalizada, así como de familias desestructuradas que requieren de un seguimiento y apoyo para el buen desarrollo de sus hijos”.
Nueva iniciativa para becar a chicos mayores de edad
Uno de los desafíos a los que busca dar respuesta Turmanyé a corto plazo es en cuanto a la situación de los chicos y chicas mayores de 18 años ya que, remarca Capa, muchos de ellos “no han tenido la posibilidad de vivir en familia, y han tenido que crecer en la Casa-Hogar, pero al cumplir los 18 años legalmente deben salir de la Casa y vivir su propia vida”.
Por eso, desde Turmanyé se está trabajando en un nuevo proyecto “para proveer de becas a estos chicos y facilitarles que puedan seguir con sus estudios superiores, además de ayudarles a buscar un empleo por horas que les permita cubrir sus necesidades básicas”.
La idea no solo es ofrecer “apoyo material, sino también un apoyo emocional y seguimiento para que puedan tener orientación en un momento de cambio tan importante en sus vidas”.
Para saber más acerca de cómo colaborar con Turmanyé se puede visitar la página web de Alianza Solidaria.
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