Pacificadores en un continente fragmentado

El tema híbrido del Foro del Estado de Europa ‘Buscando shalom’ (París), se ha abordado en tres sesiones plenarias bilingües, buscando “comprender los tiempos” y “saber qué debe hacer el pueblo de Dios”.

20 DE MAYO DE 2022 · 13:00

Uno de los paneles durante el Foro del Estado de Europa, en París. / Imagen vía <a target="_blank" href="https://weeklyword.eu/en/">Weekly Word</a>.,
Uno de los paneles durante el Foro del Estado de Europa, en París. / Imagen vía Weekly Word.

El triple golpe del Brexit, la Covid-19 y la invasión rusa de Ucrania ha provocado el impacto más severo en las siete décadas de paz en Europa desde el inicio de la integración europea en la posguerra.

Ha hecho añicos la cómoda ortodoxia de que la democracia, el liberalismo y el capitalismo podían garantizar la paz, la prosperidad y la libertad.

Nos vemos obligados a repensar los cimientos del orden europeo contemporáneo frente a múltiples niveles de crisis, incluidos los desafíos populistas, ambientales, financieros y sociales.

Con estas observaciones en su discurso de apertura en el Foro sobre el Estado de Europa, celebrado en París el fin de semana pasado, el reverendo Dr. Gary Wilton animó a su audiencia a releer la Declaración Schuman, el documento fundacional de la integración europea.

Es hora de volver a examinar lo que habíamos dado por sentado durante las últimas siete décadas, instó Wilton.

Exactamente el 9 de mayo, hace 72 años, a poca distancia río abajo del Sena, desde el histórico Templo de Marías donde nos reunimos, el ministro de Asuntos Exteriores francés, Robert Schuman, había sorprendido a amigos y enemigos con su audaz propuesta de abrazar al archienemigo derrotado de su país (Alemania) en una asociación supranacional plena.

Los periódicos del día siguiente lo describieron como la “bomba Schuman”. Nunca en la historia se había hecho una propuesta tan radical, basada en ideales cristianos de perdón y reconciliación, y de la dignidad y santidad de la vida humana creada a imagen de Dios.

Concretamente, significó colocar las industrias del carbón y del acero de ambos países bajo una Alta Autoridad común, haciendo imposible la producción unilateral de maquinaria y armas de guerra.

Esta formación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero catalizó el proceso de integración europea eventualmente hacia la Unión Europea.

Fue el precursor de una paz permanente prevista, haciendo que la guerra fuera “impensable” para las generaciones venideras. Sin embargo, al carecer de la comprensión histórica necesaria, los europeos comenzaron a dar por sentada la paz.

Perdón

El Dr. Wilton, ex-representante del Arzobispo de Canterbury ante la Unión Europea, le dijo a su audiencia, algunos reunidos en el santuario circular abovedado y otros siguiendo online el evento desde toda Europa, que era necesario volver a examinar los cimientos de la narrativa de paz y reconciliación.

Pocos conocían la historia o se dieron cuenta de la centralidad del perdón y la reconciliación para lograr una paz estable. “Una relectura de la Declaración Schuman es un buen punto de partida para todos nosotros”, sugirió.

Aunque sorprendentemente breve, no muchos han tomado los meros tres minutos necesarios para leer la declaración entregada por primera vez a una audiencia de periodistas y funcionarios públicos en la oficina de Quay d'Orsay, del Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia. Con copias de la declaración en inglés y francés ante nosotros, el Dr. Wilton nos guió a través de las diversas secciones que abordan la paz mundial, la unidad en Europa, la soberanía compartida, la solidaridad dentro de Europa y también con el resto del mundo.

Hizo hincapié en cómo las propuestas de Schuman para la paz, la unidad y la solidaridad fueron moldeadas por “una comprensión cristiana indeleble de que todas las mujeres y los hombres están hechos y llamados a amarse y ayudarse unos a otros, y a vivir en paz”.

Nos recordó que la declaración se hizo en un momento de inestabilidad económica y política, ensombrecido por la posibilidad de una guerra con la Unión Soviética “que”, agregó, “está empezando a sentirse muy familiar”.

Contribuciones

El tema del foro híbrido ‘Buscando shalom’, estampado sobre un fondo de una paloma blanca contra el azul y amarillo de la bandera ucraniana, se abordó en cada una de las tres sesiones plenarias bilingües, buscando en primer lugar “comprender los tiempos” y, en conclusión, “saber lo que debe hacer el pueblo de Dios”.

Un panel de académicos y profesionales evaluó el estado actual de la Europa post-Brexit y post-Covid en el plenario de apertura, algunos de los cuales se unieron online desde Oxford y Glasgow.

Después de la charla del Dr. Wilton, otro panel, con un enlace a Helsinki, exploró el papel poco conocido de las redes protestantes en allanar el camino hacia la paz después de la Segunda Guerra Mundial mediante la traducción de conceptos teológicos en vocabulario político.

Un tercer panel en la última plenaria sugirió formas en que los evangélicos podrían contribuir al futuro de Europa…

Ocho sesiones de seminarios, algunas dirigidas vía zoom desde Cambridge (Reino Unido), Breda (Países Bajos), Riga (Letonia) y Iasi (Rumanía), cubrieron temas que van desde el Brexit, el medio ambiente y el retorno de las fronteras en Europa, hasta un plan para aplicar el enfoque de Schuman para la reconciliación en Corea, el lugar de las normas y los valores en la política de defensa europea y la necesidad de una teología de la vida pública.

Particularmente oportuno fue un seminario que abordó las formas en que se abusa del lenguaje para distorsionar la realidad, este y oeste, aumentando la fragmentación y polarización de la sociedad europea. Fue dirigido por Ineta Lansdowne y la Dra. Mari Blaj, dos asociadas de Schuman que crecieron bajo el comunismo.

 

Jeff Fountain, director del Centro Schuman de Estudios Europeos. Este artículo se publicó por primera vez en el blog del autor, Weekly Word.

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