Somos jóvenes, somos cristianos, somos GBU

Tenemos muchas cosas en común, pero también somos diferentes, desiguales, tal como fue el lema del campamento (Eliza Cornelia).

MADRID · 07 DE AGOSTO DE 2015 · 08:00

Un momento del encuentro de GBU 2015,GBU, #veranogbu15
Un momento del encuentro de GBU 2015

Hay algo que tienen los campamentos que nos hacen vivir durante unos días en un ambiente casi imaginario, que te hace sentir parte de algo especial. Te sientes identificado con tanta gente y simplemente creo que el sentimiento de querer escapar un poco de la rutina nos hace a todos mejores.

Pero la cosa cambia cuando vuelves a casa, o puede que no. Este verano he llegado a la conclusión de que puedes considerar un campamento como una ilusión, como algo fantástico a lo que puedas volver el año que viene o lo puedes considerar como el comienzo de algo nuevo. Y es que si pones empeño y perseveras en poner en práctica todo lo aprendido no habrá ilusión que valga, será muy real todo, y lo más importante: Dios será más real en tu vida de lo que tú pensabas.

Somos jóvenes, somos cristianos, somos de GBU y tenemos muchas cosas en común, pero también somos diferentes, desiguales, tal como fue el lema del campamento.

Fui al #veranogbu15, a la parte de Formación y Misión con Jaume Llenas; contamos también con el apoyo de Manuel Suárez, el encargado de la parte especial que se ofertaba este año, Formación Política.

El haber visto el libro de Hechos me ha ayudado a ver cómo deberíamos ser los cristianos, cómo eran en el primer siglo.

Hemos visto cómo Dios en la Biblia utilizaba a las personas que uno menos se esperaría para comenzar con las iglesias y también lo que es el concepto de iglesia, algo que es orgánico y una expresión natural de compartir nuestra fe con los demás.

Nos han trasmitido mucha visión, y estoy muy agradecida porque no han menospreciado mi juventud, sino todo lo contrario. Puedo ser un instrumento para la gloria de Dios.

Creo que con lo que salgo de las exposiciones de Jaume Llenas, es que tiene que haber un equilibrio entre lo que hacemos como cristianos, y cómo somos  cristianos. Por muy involucrado que se esté con una obra, eso no refleja siempre el corazón.

 

El logo del encuentro

Manuel Suárez nos animó mucho a ser una generación que implementa cambios, que trasforma y es trasformada por Dios, que seamos una nueva voz en la cultura que predomina hoy en día, no copiándola, sino ofreciendo algo refrescante que diga quiénes somos y quién es nuestro padre.

Los estudiantes que fueron a Formación Política, estuvieron más que satisfechos con lo que aprendieron, y algo que dijo uno de ellos fue que “Dios nos puede usar en todos los ámbitos de la sociedad, no hace falta que seamos pastores y misioneros para poder predicar las buenas noticias a los demás, uno puede ser sirvo de Dios estando implicado en la política”.

Los talleres, que estaban muy en línea a lo aprendido en las exposiciones y seminarios, me recordaron muchas de las habilidades que tengo y que puedo utilizar para Dios.

Luego vino el Campamento Nacional y Andy Wickham nos deleitó con los primeros seis capítulos del libro de Daniel. En cada enseñanza sacábamos un matiz más de la historia de Daniel, algo nuevo que quizás nos falta en nuestra vida como estudiantes cristianos. Daniel cambió su sociedad, fue fiel a Dios en todo momento, y Dios fue fiel con él y sus amigos.

Me encantaron las bromas que Andy entrelazaba con su discurso, tan serias pero a la vez tan graciosas; la cantidad de evidencias que nos daba, siempre había un contexto, detalles que no veíamos, una conexión con nosotros, con Jesús, y como la vida de Daniel en especial, reflejaba muchas cosas que luego pasarían en la vida de Jesús.

Solía repetir que somos parte de un tapiz, ese tapiz lo construye Dios, y somos como un hilo, que Dios va entretejiendo. Me encanta esa imagen, porque hemos de ser flexibles y dispuestos a ser retorcidos y apretados de vez en cuando. Y creo que eso refleja muy bien la vida que deberíamos vivir como cristianos.

 

Un momento de #veranogbu15

Yo fui al campa del verano GBU pero también fui a todo eso con 120 personas más. Lo que hemos tejido en este campamento entre todos fue algo muy especial. Han sido ponentes, asesores, doulos y estudiantes, todos trabajando y aprendiendo a la vez.

Tuvimos una velada conjunta con los estudiantes de GBE y trató del comercio justo. En diferentes dinámicas y juegos quedó clara la gran injusticia que se cometía cada día en los países del tercer mundo. Pero también nos han animado a nosotros a comprar productos que lleven el sello del comercio justo.

Pero somos jóvenes y jóvenes inquietos, estando en una balsa hinchable en la piscina podrías pasearte y escuchar conversaciones sobre la predestinación, seguir escuchando a gente diciendo LA CHO- PE- RA, mientras se pasaban un balón, escuchar hablar del aborto, otros con pistolas de agua rociándose, otros hablando de la evolución…

Somos variopintos y creo que de eso se trataba. Hubo muchos momentos y creo que todos fueron necesarios para poder hacer de este campamento algo tan especial como lo fue.  

Poder ir de campamento, y compartir tu fe, tus ilusiones, tus sueños, tu pasión, tus dones con y para todos, es un gran privilegio. Te puede dar la oportunidad de compartir cosas, que en el día a día, en el ajetreo de la ciudad no tienes oportunidad de compartir ni siquiera con tus amigos más íntimos. Somos unos privilegiados por haber ido, y me siento como tal, me siento bendecida y amada. 

El último día hubo un momento de micro abierto, donde la gente tuvo la oportunidad de venir a hablar de lo que se llevaba de este campamento, contar un poco como había obrado Dios en ellos. Yo aprendí que Dios provee, provee amigos, amor, sanidad, y que todo está en sus manos.

Aprendí que nuestro entorno nos necesita, a todos nosotros, que podemos ser siervos de Dios, solamente para su gloria, que le demos a Dios siempre la honra.

Me di cuenta de todas las cosas que me falta aún por hacer, pero que me comprometo a hacerlas. A ser misionera en mi universidad, a comprometerme con Dios y con mi núcleo.

Tenemos una oportunidad muy bonita de marcar la diferencia, y yo sí que me propongo aprovechar este año que me queda de universidad para dar lo mejor de mí, para Dios, para su obra, para su gloria.

Este es el momento de decidir de verdad implicarte, de verdad seguir a Dios, y decir que no hay vuelta atrás. No debería haber vuelta atrás. Tenemos a Dios en nuestros corazones y nosotros también ocupamos un lugar muy especial en el corazón de Dios. No vuelvas atrás, ¡sigue hacia delante!

Con el paso de los meses deseo que puedas estar orgulloso de haber cumplido con lo que te has propuesto hacer. De estar humildemente agradecido a Dios, de cómo ha podido transformarte, hasta lo más hondo.

Me llevo de este campamento todas las cosas que voy a hacer en un futuro, un futuro que espero que esté lleno de Dios, de su espíritu, lleno de oración, pruebas, dificultades, alabanza, gozo, alegría, organización y desorganización, amor y enfados, pero también sanidad, corazones nuevos y sedientos por conocer el amor de Cristo.

No sé cómo será mi futuro, pero se lo dejo en manos de Dios. No quiero volver atrás, a como fui antes, ahora sé un poco más, y quiero seguir conociendo más de Cristo, y lo que el tiene preparado para mi ciudad.

Porque no es la ciudad en la que vivo, sino la ciudad para la que vivo.

 

Texto escrito por Eliza Cornelia Rad, estudiante de Lenguas Modernas, Cultura y Comunicación en la Universidad Autónoma de Madrid y asistente al Verano GBU.

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