Carta abierta de Daniel Casado

No puedo ocultaros que, salvo excepciones, tanto el contenido de los artículos (sobre ciencia y fe en Protestante Digital) como el tono de los comentarios que se hacen a los mismos me causan tristeza y vergüenza.

23 DE FEBRERO DE 2017 · 08:00

,lapices, lapicero

Queridos hermanos:

Me dirijo a vosotros como hermano en la fe, amigo y miembro de la AEE.

Desde que estoy jubilado parcialmente, hace poco más de un año, vengo siguiendo con cierta asiduidad los artículos que se publican en Protestante Digital, en especial, los que se refieren al debate Ciencia-Fe, que, como sabéis, me interesa desde hace más de 40 años. Hasta ahora he preferido no intervenir, pero creo que no debo seguir callando.

No puedo ocultaros que, salvo excepciones, tanto el contenido de los artículos como el tono de los comentarios que se hacen a los mismos me causan tristeza, bochorno y vergüenza. Soy plenamente consciente de que cada uno puede pensar lo que quiera en relación con la ciencia, la fe, o cualquier otro tema y de que PD es un medio de difusión abierto, como bien afirma Joel Forster en un comentario al artículo de Samuel Crespo “El Big Bang es un disparate”, y que reproduzco a continuación (*):

(…), sabe que hay diferentes acercamientos a la ciencia desde la fe. Publicar una noticia sobre las iniciativas de un punto de vista presente entre cristianos no es faltar al rigor, especialmente cuando se han dado a conocer también iniciativas (también de cristianos) con acercamientos muy diferentes, u opuestos. Usted mismo ha publicado un artículo sobre ciencia en este medio, así que no tiene sentido "disparar" a la plataforma.

No obstante, creo que es necesario hacer algunas reflexiones:

1. No es cierto que la cosmovisión que la ciencia nos ofrece hoy sea “opinable”. Esto es un bulo al que ningún medio de difusión serio debería dar crédito y espacio. ¿Aceptaríamos que el cálculo de la estructura de un avión lo hiciera personal no cualificado? ¿Nos pondríamos en manos de cualquiera ante una intervención  quirúrgica? Pablo Martínez, Rodolfo González, Paqui Capa, Pedro Tarquis y otros destacados miembros de la AEE sois médicos. ¿Aceptaríais que se abriera un debate público entre personas que no sean especialistas sobre el diagnóstico de un tejido enfermo, cuando vosotros mismos recurrís a la opinión de un anatomopatólogo? Más aún, ¿creéis que ese hipotético debate entre no especialistas contribuiría a dar un buen testimonio cristiano? De la misma forma, ¿es defendible hoy afirmar que la Tierra sea el centro del Universo, que sea plana o que su antigüedad no supere los 10.000 años? ¿De verdad creéis que son temas abiertos al debate? En la conferencia de Lennox en el Ateneo de Madrid, se le preguntó qué opinaba sobre el geocentrismo y sobre la Tierra plana. No contestó. Hay foros evangélicos que defienden tales posturas en base a una supuesta fidelidad a la inspiración e inerrancia de las Escrituras. ¿Les daremos cobijo y resonancia mediática? ¿Puede una persona no experta en el tema, como Elsa Pérez, doctora en biomecánica y, como ella misma dice, en contra de la opinión de muchos científicos, opinar gratuitamente sobre el Big Bang calificándolo de disparate, sobre la datación radiométrica, sobre estratigrafía o sobre cualquier otro tema que no sea de su especialidad? Dice Joel Forster que hay diferentes acercamientos a la ciencia desde la fe. En un sentido es cierto, ahí está la pluralidad de posiciones en cuanto a la creación. En otro, es radicalmente falso y pretencioso: desde la fe no podemos refutar o validar las teorías científicas. A la historia me remito.

2. Dice Samuel Crespo en su reseñaLa apuesta de esta comunidad cristiana es poner estos elementos sobre la mesa de debate y llegar especialmente a un público secular que, en opinión de la doctora Pérez, está preparado para entender ciertas explicaciones de carácter científico que realmente “no son tan complejas” y que contradicen lo que habitualmente escuchan en escuelas, universidades y medios de comunicación. Porque, en definitiva, de lo que se hablará es de ciencia: datos, teorías, hipótesis e investigación, entre otras cuestiones.

¿De verdad creéis que en unas conferencias organizadas en una iglesia evangélica, sea esta la que fuere, se pueden refutar determinadas explicaciones científicas (el subrayado es mío) para proponer otras? ¿Es trivial ─literalmente no tan compleja─ la explicación de la evidencia experimental de la que disponemos hoy? ¿Es misión de los creyentes no expertos en ciencia intervenir en la validación o refutación de las teorías científicas? ¿Es ciencia de lo que se habla en estas conferencias? No, no es ciencia de lo que se ha hablado o se hablará en estas seis conferencias. ¿Me equivoco si afirmo, aunque no he estado en la conferencia de la doctora Elsa, que el núcleo de la refutación es una determinada interpretación del texto bíblico? Por favor, visitad la página web que la iglesia ha creado para informar de las seis conferencias.[1] Todo lo que allí se vierte no resiste el más mínimo análisis de los especialistas en las respectivas materias. De modo que sí se puede faltar al rigor informativo al “publicar una noticia sobre iniciativas de un punto de vista presente entre cristianos” si se hace en los términos en los que Samuel Crespo escribe, de los que claramente se desprende un reconocimiento a la Iglesia Bautista de Villafranca del Penedès por abordar “de manera seria y en profundidad” el origen del universo y de la vida a través de diferentes perspectivas y disciplinas, que nos conducirán claro está, a la conclusión de que la Tierra no tiene más de 10.000 años de antigüedad o que los dinosaurios han coexistido con el hombre, están claramente descritos en la Biblia e, incluso, que estuvieron en el arca de Noé. ¿Es este el testimonio al que estamos llamados? ¿Es este el mensaje que debemos hacer llegar al público secular?

3. La ciencia experimental goza de una extraordinaria cualidad: cualquier teoría debe explicar toda la evidencia experimental disponible hasta el momento en su ámbito de aplicación en base a causas naturales. Dos buenos ejemplos son la teoría de la relatividad y la teoría de la evolución. Solo nuevas evidencias experimentales pueden validar o falsar una teoría. Si, en su caso, una determinada teoría resultara incompatible con la evidencia experimental, debería ser sustituida por otra que, de nuevo, solo contemple causas naturales. La ciencia experimental no es cuestión de gustos, ni de preferencias, ni puede incluir explicaciones de “autoridad”, como, por ejemplo, una determinada interpretación bíblica. Tampoco filosóficas, de finalidad o de causalidad ontológica, como en el mejor de los casos, y siendo condescendiente, sería el Diseño Inteligente. Este es el error en el que caen Elsa Pérez, Antonio Cruz y otros, con todos mis respetos y sin ánimo de ofender, al afirmar “desde una interpretación literal del texto bíblico” ─argumento de autoridad idéntico al que utilizó el Tribunal de la Inquisición contra Galileo─ y en contra de un enorme cúmulo de evidencia experimental, que la Tierra tiene entre 6.000 y 10.000 años de antigüedad. Claro que las teorías pueden tener puntos oscuros o no explicados, como la constante cosmológica introducida por Einstein en sus ecuaciones de la relatividad general para explicar la expansión del universo, la hipótesis de la materia oscura o la imposibilidad hasta hoy de explicar el origen de la vida por causas naturales, pero esto no nos autoriza a desprestigiar una determinada teoría científica ni a “meter de tapadillo” la acción de Dios para explicar lo inexplicado por la ciencia. La ciencia, si lo es, buscará siempre causas naturales para explicar el mundo en el que vivimos y la fe, por su parte, nos permitirá ver la acción de Dios tanto en lo que la ciencia explica como en lo que no explica aún.

4. ¿Cuándo asumiremos que, tanto por el contexto en el que nos fue dado como por su propósito, el mensaje revelado no es pertinente para el desarrollo del conocimiento científico? El mensaje revelado habla de causalidad y de finalidad en la creación, pero no nos dice nada que sea pertinente para la explicación natural de los fenómenos que observamos en la naturaleza. En Mateo 6:26 el mismo Señor Jesús nos dice: “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y, sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta”. ¿Qué conclusiones extraeríamos de él si aplicáramos los mismos “principios” hermenéuticos que aplican los literalistas a Génesis 1? ¿Es aquel un texto que debamos tener en cuenta a la hora de estudiar las cadenas tróficas o el equilibrio ecológico de un determinado hábitat? ¿No lo vaciaríamos de todo significado teológico si hiciéramos tal cosa? El texto habla claramente de la acción de Dios. ¿Quedan entonces excluidas las causas naturales que los ecologistas y otros especialistas describen? Es evidente que este texto, como otros muchos, nos habla del cuidado que Dios tiene de la creación, de su poder, de su provisión; de que él es quien sustenta la creación, de que “todas las cosas en él subsisten” (Col 1:17). Pero este es un conocimiento aprehensible solo por la fe, no sujeto a verificación experimental y compatible con cualquier explicación científica sustentada en la verificación experimental.

5. No hay en la actualidad teoría científica alguna alternativa a la teoría de la evolución. El creacionismo de la Tierra joven (CTJ), el creacionismo de la Tierra vieja (CTV) y el Diseño Inteligente (DI) no son teorías científicas alternativas a la evolución, ya que la acción de un Ser inteligente no puede ser sometida a verificación experimental. Esto no es una “opinión” personal, sino una afirmación constatable para cualquiera que se tome la molestia de estudiar, aunque solo sea someramente, la naturaleza del conocimiento científico y la historia del “conflicto” entre Ciencia y Fe a lo largo de los últimos 150 años. La fe en un Dios creador no lleva implícita ni requiere una interpretación literalista de la Biblia. Son numerosos los científicos creyentes que aceptan la teoría de la evolución como el paradigma que explica la evidencia experimental disponible hoy. Francis S. Collins, genetista, director  del National Human Genome Research Institute, y Simon Conway Morris, catedrático de Paleobiología en la Universidad de Cambridge, son solo dos ejemplos de científicos con reconocimiento internacional que dan testimonio de su fe. Hace ya décadas que lamento la pretensión que se arrogan los partidarios del CTJ, del CTV y del DI de hacer “ciencia cristiana” y de la apropiación por su parte del término “creacionista”, pues la fe en un Dios creador es compatible con la aceptación de la teoría de la evolución.

7. ¿De dónde nace un desenfoque tan lamentable en el debate ciencia-fe tal como se plantea mayoritariamente en el contexto evangélico español? En  mi opinión, al menos de dos errores. El primero, la confusión entre el evolucionismo como visión materialista del mundo (las reiteradas alusiones de Antonio Cruz al azar lo ponen de manifiesto) con la evolución como teoría científica que explica el transformismo de las especies. Al materialismo, ya sea filosófico o cientificista, sí cabe oponer nuestra cosmovisión cristiana. Pero es necesario añadir que este materialismo, cualquiera que sea su naturaleza, no es una conclusión irrefutable de teoría científica alguna. Cuando un científico, como Richard Dawkins, por ejemplo, afirma que el único conocimiento válido es el científico, no está extrayendo un corolario de una determinada teoría científica, sino emitiendo una opinión no sujeta a verificación experimental y, por consiguiente, ajena por completo a la ciencia como tal. Por ello, defender como creyentes que el mundo ha sido creado y que la vida de cada persona tiene propósito no debe llevarnos  a luchar contra la teoría de la evolución o cualquier otra.

Nuestra cosmovisión como creyentes nace de dos fuentes:

- El conocimiento que la ciencia nos da sobre el Universo, sobre el mundo en el que vivimos, y

- La revelación de Dios, que nos descubre el sentido de la vida, la razón por la que existimos, la naturaleza profunda del ser humano, la necesidad de redención, el mandato de ser mayordomos responsables de la creación, etc.

El relato de Génesis 1 no encuentra su profundo sentido y significado en términos de astrofísica, biología, geología o cualquier otro área de la ciencia contemporánea. Su profundo significado teológico nos ha sido dado “envuelto” en un lenguaje y concepción cosmológica concretos. No es nuestra misión iniciar “cruzadas” como la que está llevando a cabo la Iglesia Bautista de Villafranca del Penedès contra ninguna concepción cosmológica o contra teorías científicas actuales ─propósito que la historia de la relación entre Ciencia y Fe manifiesta claramente fallido─, sino descubrir o, mejor, redescubrir su mensaje en el contexto en el que nos ha tocado vivir.

Y aquí es donde encontramos el segundo error: los conceptos de inspiración e inerrancia y los principios hermenéuticos ─si cabe llamarlos así─ que aplican los creacionistas literalistas. El propio José María Martínez, tan respetado entre nosotros, disiente claramente de la interpretación literalista[2] porque empobrece, desvirtúa profundamente y vacía de significado teológico el texto bíblico, por más que, desde esta posición se lo pretenda defender y se invoque la fidelidad al mismo. Y ello es así porque tal interpretación no tiene en cuenta la lengua, el contexto histórico, la cultura, el concepto de historia y la finalidad con los que el texto fue escrito. El ejemplo de Mateo 6:26 es ilustrativo al respecto. Si centráramos nuestro énfasis en la afirmación enfática de que “es Dios quien alimenta los pajarillos” y, por tanto, excluyéramos toda otra explicación natural sobre su alimentación, no solo estaríamos cayendo en el absurdo, sino que vaciaríamos de significado teológico el texto. Significado que nos es otro sino exhortarnos a confiar en la providencia de Dios y a buscar primeramente el reino de Dios y su justicia.

Después de todo lo anterior, cabe preguntarse: ¿Debe un medio como Protestante Digital, que pretende dar una información seria, contrastada y de calidad, desde una cosmovisión cristiana, mantenerse “neutral y equidistante” ante las diferentes posturas que se dan en el ámbito evangélico respecto del tema que nos ocupa? Me consta que en otros casos sí ha tomado partido. Por ejemplo, en el caso de los que se oponen al uso de las vacunas y en el de la medicina homeopática o el cambio climático.[3] ¿Es la medicina una ciencia más rigurosa que la astrofísica o la paleontología o la genética? No, en absoluto.

Si queremos ser fieles a los fines de Protestante Digital, que recogemos más abajo, no podemos mantenernos “equidistantes” o “neutrales” respecto de determinadas posturas como, por ejemplo, el geocentrismo, la Tierra joven o “los dragones”.

Tampoco podemos hacer reseñas de estas actividades en términos de “debate” entre “teorías científicas” y en las que se muestre un reconocimiento por la profundidad y la seriedad con que son abordadas. Menos aún si queremos alcanzar los fines de la propia AEE, que también reproducimos a continuación.

Si es verdad que estamos comprometidos con la preservación del testimonio cristiano y con la enseñanza y divulgación cultural, bíblica y teológica, tanto en ámbitos religiosos como seculares, y en la preparación de ministros para este fin, tendremos que tomar postura frente a la presión ─cuyo origen está en círculos norteamericanos muy concretos─ ejercida por los grupos partidarios del CTJ, del CTV y del DI y que se manifiesta en la proliferación de artículos y actos que defienden este posicionamiento y que tanto daño hacen al mensaje del evangelio. Y no solo tomar postura, sino asumir una función didáctica y de orientación hacia aquellos a quienes decimos servir.

No se trata, pues, de “disparar contra la plataforma”, como dice Joel Forster, sino de reclamar a esta un posicionamiento acorde con sus fines y con los de la entidad que la acoge, la AEE.

Espero que tengáis en consideración estas notas, que nacen del sincero deseo de hacer una aportación positiva para el pueblo evangélico y para nuestro testimonio en la sociedad en la que vivimos. Por supuesto, estoy a vuestra disposición para comentar o ampliar cuanto antecede.

Deseo que el Señor os bendiga grandemente durante la Asamblea General que tendrá lugar este fin de semana. Recibid un fraternal saludo. Vuestro en Cristo,

Daniel Casado Cámara

Posdata: He dado a este escrito el carácter de “carta abierta” porque me reservo la posibilidad de darla a conocer en otros círculos o foros de creyentes evangélicos.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Tu Blog - Carta abierta de Daniel Casado